martes, 2 de septiembre de 2008
FACTOR HUMANO
Hola una vez más.
Siguen sin asignarme piso en Donosti.
Mientras tanto, han solucionado el asunto arrojándome a otra habitación claustrofóbica de pensión barata.
Soy la prueba viviente de que un ser humano no puede sentirse arraigado si no tiene un cuarto de baño que pueda considerar suyo, y un dormitorio en el que pueda deshacer sus dos maletas y sus tres bolsas.
He de decir que esta pensión, aun siedo barata, vieja, ruidosa y diminuta es bastante mejor que el tugurio de la vez anterior. Al menos aquí todo está limpio, y no hay indicios de chinches (reales o psicosomáticos), y aunque se siga tratando de una habitación en la que uno no tiene espacio para andar, gran parte de la culpa la tiene el hecho de que la cama es tan grande que ocupa casi todo el cuarto.
También fue un detallazo eso de dejarme un par de toallas y una pastilla de jabón en la habitación.
Aunque lo que realmente marca la diferencia no es ninguna de esas circunstancias materiales. Lo realmente importante es que en esta ocasión se encargaba de recibirme una jovencita atractiva, en lugar de un señor extranjero con barriga cervecera que tarda siete minutos en abrirte porque se ha quedado dormido, y que la pensión está regentada por una señora muy amable cuya sonrisa logra que te sientas acogido.
Todo ello le hace a uno pensar en algo que, como todo tópico barato, es una gran verdad: El factor humano es mucho más importante que cualquier tipo de comodidad o lujo. Ese intercambio de energías entrañablemente positivas alimenta más que que cien metros cuadrados de... ¡qué coño! Donde se ponga un dormitorio de 100 metros cuadrados, que se quite el factor humano... ¡Vale! Está bien, dejémoslo en un término medio...
A veces tengo la impresión de que esta ciudad le falta un tornillo en la cuestión de las relaciones humanas. La gente es amable, pero no escucha. Algún día escribiré con más calma sobre ese tema. De momento, bastará con una anécdota; algo que presencié en la guagua de hoy, mientras subía al trabajo:
En la guagua (o autobús) subió una monja. Bajita, anciana ya, arrugada como el papel albal de un bocadillo, encogida en el interior de su uniforme negriblanco. Era una monja del tipo afable. Cerca de ella había una señora con un perrito. La monja se dedicaba a cariciar al perrito, y a hacerle carantoñas. En un momento dado, aquella ajada esposa de Dios miró a la dueña del perrito y le dedicó una sonrisa que pretendía ser de complicidad.
Pero la señora del perrito no se dignó a devolver la sonrisa, ni a mirar a la monja siquiera.
Un par de paradas más tarde, subió a la guagua un señor mayor, y quedó un asiento libre entre la monja y él. La filantrópica sor insistió en que el señor ocupase el asiento. Finalmente, el viejo decidió largarse hacia el fondo del autobús, sin siquiera dar las gracias a la monja.
Ese par de anécdotas me hicieron pensar en esta ciudad zombificada y decadente en la que me ha tocado vivir .
Pero el más miserable y hijo de puta de esa guagua era yo, que no podía evitar imaginarme a esa monja con un cohete rojiblanco en la espalda, porque me recordaba a los pingüinos de Batman vuelve.
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12 comentarios:
El bien es un mal que hay que erradicar, esto es sólo el principio. Tu vendrás con nosotros también y aprenderás a no sonreirle a las viejecitas, es liberador.
En mi casa a esa gente le llamamos zulus. El mundo está lleno de ellos. Yo viví en la ciudad que tu vives ahora cuatro años, y pese a lo bonita que es, la playa, los buenos años que pasé (quien no pasa buenos años de los 15 a los 19???) y que tengo muy buenas amigas allí, en general la gente es seca (y tirando a gilipollas), atienden fatal en las tiendas, y son snob y cerraditos (donde se ha visto que en un bar la peña se te presente con nombre y dos apellidos????)... Paciencia Juanjo...paciencia...
"En esta ciudad hay más radiotaxis que sentimientos"
Ismael Serrano
Pasa a menudo en las grandes ciudades. Menos mal que siempre queda gente como tú.
Una sonrisa cuesta poco y puedes sin saberlo alegrar el día a otra persona. Con qué nimiedad puedes cambiar el mundo por unos instantes...
Se presentan con su nombre y dos apellidos. ¡Eso me ha encantado! Estaré atento a sus nuevos proyectos.
Bueno, Juanjo, al menos has sacado material para el blog y dos referencias completamente gratuitas a Batman Vuelve ¡No es difícil sacarle el lado bueno al asunto!
Jajajajaja
Gracias a todos por vuestras estimulantes palabras!
De todos modos, hay buena gente entra tanto "zulú".
Y cualquier ocasión es buena para hablar de Batman Vuelve.
Este viernes por fin me asignan un piso, en la zona de Ondarreta, que está un poco apartada, pero es agradable.
Yo preferiría Gros, o lo viejo... pero si la vida fuera perfecta, este blog no podría existir...
Ondarreta es perfecta!!!!
la playa de ondarreta está llena de macizas!!!!
Hay un paseo estupendo hasta lo viejo o el centro!!!
Hay sitio para aparcar al lado del peine de los vientos!!!
En lo viejo tendrías que lidiar con la kale borroka (te lo digo yo que vivía en el paseo nuevo), y Gros... gros no pilla a mano y la playa es artificial.
Ondarreta es genial!!!!
cuando dices que nos invitas a pasar el finde en la playa???
A mí nunca me ha gustado la zona de Ondarreta, pero a lo mejor viviéndola en el día a día cambio de opinión. De momento, ya tengo localizada la calle de pintxos de la zona :D Y lo de las macizas es un aliciente!
Ya iré contando qué tal! Lo de invitar a gente, si pudiese, lo haría encantado, pero mucho me temo que a duras penas cabremos mis maletas, yo y los dos compañeros de piso que aún no conozco, pero que seguramente serán tan majos como viene siendo habitual por aquí.
Lo de las macizas que conste que lo decía porque yo en mi juventud frecuentaba esa playa y estaba de muy buen ver :p
Hablando de pinchos!!! tienes que ir a comer una gavilla al Alustiza (en la calle San Marcial). Ves??? las gavillas son una de las cosas buenas de Sanse...
Suerte en tu nuevo piso, y no hagas "negativismos" que seguro que te tocan un par de compañeros majos...
y si no que se vayan a ver a sus novias todos los fines de semana y tu traes a tus amigüitos!!!
No, si la verdad es que hasta ahora siempre he tenido compañeros de piso majos.
Las gavillas me suelen encantar en La cepa (Calle 31 de agosto), probaré las de la calle Matías! :)
Es San Marcial, Juanjo... San Marcial 50.
:)
Gracias, Cata ;)
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