jueves, 20 de enero de 2011

EL ALIENTO DEL METRO



Concepto absurdo de hoy:

La red de metro de una ciudad cualquiera. Cada vez le añaden más líneas y más recovecos. Finalmente esa red de metro adquiere tal complejidad que... ¡cobra vida! Sí. Se convierte en una especie de ser vivo. Amorfo y gigantesco.

¿Cómo respira ese ser? ¡A través de las bocas de metro, por supuesto!

Nosotros, los viajeros, somos su oxígeno. Nos enguye. Recorremos sus venas a bordo de los vagones y finalmente somos expulsados de nuevo al exterior.

Y del mismo modo que nosotros tragamos oxígeno y expulsamos dióxido de carbono, también los viajeros de ese metro saldrían de esas bocas de metro un poco diferentes de como eran. Habrían perdido algo en el viaje. La ilusión. Entrarían al metro repletos de energía y entusiasmo, pero las catacumbas de andenes y escaleras mecánicas cumplirían con su labor, exprimiéndoles toda esa sustancia vital. Cuando las gargantas del metro los escupiesen de nuevo a la superficie, serían gente triste, al borde de la depresión.

El metro robaría nuestras ilusiones para metabolizar su propia energía. La usaría para mover sus vagones y para desarrollar todos los demás procesos que, de repente, le han convertido en algo parecido a un ser viviente.

Los viajeros expirados, expuestos de nuevo a la luz del sol, recuperarían una poquita de ilusión... y volverían a alimentar con ella al metro, en el próximo viaje.

La red de metro respiraría más rápido o más lento según su nivel de excitación. Los días en que el metro se enfada o se enamora, miles de personas, sin saber por qué, sienten la irrefrenable necesidad de viajar bajo tierra. Ese día todas las bocas de metro son un flujo frenético y constante de gente que entra y sale.

Cuando el metro se siente tranquilo, su respiración también es más tranquila, y apenas entran y salen unos pocos viajeros.

Pero cuando el metro se resfría... entonces llegan los estornudos. Riadas de gente que sale corriendo de las bocas de metro, como en unos Sanfermines, escalando las escaleras a toda prisa, tropezando unos con otros. Una estampida hombres que pisan a mujeres y mujeres que empujan a los niños. Sin saber por qué.

6 comentarios:

Francisco Bravo (Bulldozzzer) dijo...

Me ha encantado esta imagen. De verdad, es sensacional.

Serand dijo...

Ésta es muy buena. Dan ganas de robártela. ;)

Bego dijo...

Me encanta la idea!!! En agosto, con el calor, está adormilado y casi no necesita oxígeno... me flipa!!

Cata dijo...

Angustia total!!! Ahora cuando me meta al metro no podré evitar pensar en que me está quitando un poco de algo!

El concepto mola!

Anónimo dijo...

Sin duda tú también viste los dibujos animados de "El cuerpo humano".

Manuel Castañeda dijo...

aqui donde vivo el metro solo tiene dos vias de norte a sur de la ciudad y del centro para la zona mas marginada, tal vez no respire igual pero tiene salas de pinturas, tiendas de historietas, y algunos pases inutiles en el cambio de estacion, tambien no sobran vendedores de tarjetas de credito y motivadores que venden discos, mas bien diria que mi metro esta indigesto y en el centro tiene cosas buenas que nadie nota y muchas mas que quisiera vomitar, gracias por aceptarme en su mundo de locos, luego les mostrare un poco del mio, saludos =)