miércoles, 31 de diciembre de 2008

ESTAGOSAURIOS Y PARASAUROLOPUES

Entre los muchos regalos que recibí estas navidades, cayeron.. ¡¡dos dinosaurios de plástico!!

Les hice unas fotos con el móvil, para poder compartirlos con vosotros.

Las nuevas adquisiciones son:

1- ESTE ESTEGOSAURIO, que tiene pinta de haberse merendado cien foskitos untados en leche condensada y empanados con gofio.




2- ESTE PARASAUROLOPUS de color azul. Si tenemos en cuenta que el parasaurolopus tiene una protuberancia en la cabeza que lo hace parecer un unicornio, casi podríamos parafrasear a Silvio y cantar: "El parasaurolopus azul, ayer se me perdióoooooo..."


martes, 30 de diciembre de 2008

MORDISCOS A MEDIANOCHE

Cuando te despellejas (junto a todo el equipo que trabaja contigo) para hacer una peli, produce un placer indescriptible que otras personas se pongan a parir obras inspiradas en lo que tu equipo y tú habéis parido.

Por eso, llena orgullo, honor, satisfacción y connotaciones orgásmicas de todo tipo encontrarse con pastelitos deliciosos como el que ha colgado en la red nuestro amigo Jack Shadows:

PUEDEN VERLO AQUÍ.

Aunque se trate de una inocentada (Jack hizo creer que en breve disfrutaríamos no sólo de este trailer, sino de la película entera) el efecto en mi corazoncito es el mismo: Sólo el trailer, por sí solo, se convierte en una de esas cosas que le hacen pensar a uno que haberse embarcado en aquella absurda peli... merecía la pena.

domingo, 28 de diciembre de 2008

REFLEXIONES DE ANTES DE IRME A LA DUCHA

Ya está. Dentro de una horas regreso a Donosti. Aún tengo un pie metido dentro de mi enfermedad, y el otro fuera. En cuanto termine de escribir esto, me tocará ducharme, y vestirme de ser humano, para que no me detengan preventivamente en el control del aeropuerto.

Me he pasado todas las Navidades encerrado en casa, con un viejo jersey que a estas alturas debe tener más virus que la mona de "Estallido". Un jersey un poco cutre, digno del Nota del "Gran Lebowsky", infalible prenda de abrigo que fue mi compañera de fatigas hace tiempo, cuando me tuve que ir a Bosnia a ayudar a reconstruir el tejado de la capilla de un cementerio de un pueblo croata ocupado por los servios. El jersey aún conserva manchas de aquellas jornadas de trabajo. Manchas imposibles de borrar, tal vez de resina, o de barníz, o del material con que fabriquen las caras de Bélmez. Miro estas manchas, me acuerdo de aquellos días... y me sobrecoge toda esa mierda del tempus fugit, y de todo lo que ha cambiado en mi vida, la cantidad de etapas que se han ido sucediendo una tras otra, con un afán de capas de cebolla, la cantidad de puertas que se han abierto, y las que se han cerrado... e incluso las que aguardaron abiertas hasta el instante preciso, para estamparme un portazo en las narices.

Las enfermedades son como crisálidad. De alguna manera, te envuelves a ti mismo en un capullo hecho de mantas, y mocos, papel higiénico, dolores y anestesias. Y piensas en mil cosas, con más velocidad que sentido, porque la fiebre pone la caldera de la locomotora al rojo vivo.

Si algo saco en claro, una vez más, es que tengo que volver a escribir con frecuencia. Mi salud depende de ello. No me refiero a escribir en el trabajo. Eso es bonito, grato, pero no es ESCRIBIR con mayúsculas.

Me refiero a remover todo lo que tienes dentro. Que nada se estanque, que nada se detenga el tiempo suficiente para poder pudrirse.

Es una declaración de intenciones que me hago cada mes, incluso cada día. Pero sigo dándome de bruces contra algo. ¿Desidia? ¿Cansancio? ¿Demasiado poco tiempo libre para centrar la mente? ¿Falta de fe? ¿Mi corazón seco, escurrido como una fregona? ¿La cada vez más ineludible certeza de que no hay nada realmente trascendente en este mundo? ¿De que cualquier cosa que hagamos o encontremos va a ser igual de vacua o ilusoria que todo lo demás? ¿O acaso estoy enfadado con el mundo, como un niño pequeño? ¿O tal vez me he vuelto demasiado exigente con lo que escribo?

Cada vez uso más la tecla de borrar. Una tecla que se suele pulsar con el dedo anular.

ANULAR.

De un tiempo a esta parte, cada vez que quiero colocar una frase en una novela, me siento como si tuviese en la cabeza una sala de congresos llena de políticos, críticos literarios y charcuteros que tienen que deliberar durante horas para decidir si dicha frase es adecuada o no.

Mierda, ya he contado esto veinte veces por aquí. Me estoy convirtiendo en un pesado. Es sólo que hace algunos años, escribía con la sensación de estar moviéndome más rápido que el mundo. Últimamente tengo la impresión de que el mundo camina más rápido que yo. De que dentro de poco va a doblar una esquina, y lo perderé de vista, y me quedaré vagando a ciegas por callejones vacíos.

Afortunadamente, existe un remedio para distraer a la mente de esas estupideces: Ver pelis.

Cuando uno enferma en vacaciones, ve muuuchas pelis. Mi recetario de esta gripe ha sido:

"Shot em up": Exquisitamente cafre, como si el Correcaminos y el Coyote (o Bugs Bunny porque el prota, de manera intencionada, se dedica a comer zanahorias!!!) se liasen a tiros. Adoro a Clive Owen.

"El ultimátum Bourne": Me ha parecido mejor que la segunda, pero no tan buena como la primera. De un modo u otro, a mí una peli de espías me contenta más que a un tonto un lápiz.

"Shooter: El tirador": Las pelis de Antoine Fucqua me suelen gustar siempre. Y ésta no ha sido una excepción. Bastante bien rodada, con un guión digno de peli de Tony Scott, entretenida... No me parece una obra maestra, pero sí una peli que merece la pena ver.

"La jungla 4.0": Como véis, casi todo lo que me he echado a la retina es de acción!!! Ésta la había visto en el cine, pero no tuve más remedio que verla en inglés con subtítulos al danés. En su día me gustó, aunque se me escaparon un montón de matices. La peli mejora cuando cambias las grafías danesas por la voz de Ramón Langa pero, aunque no sea una mala peli de acción, sigue sin ser una peli de la Jungla. No está rodada como una peli de la Jungla, ni los diálogos de McClaine, por mucho que se hayan esforzado, son diálogos dignos de McClaine, ni el malo tiene la clase suficiente para ser malo de la Jungla.

"Hanna y sus hermanas": Ya la había visto, pero es que nunca me canso de ver a Woody Allen. Lo que más me gusta de esta película es su optimismo dentro de situaciones bien jodidas. Hace poco salió un estudio según el cuál las personas aficionadas a las películas románticas tendían a fracasar en sus relaciones del mundo real, por tener tantos pájaros en la cabeza. Yo a esas personas les recetaría verse una peli de Woody por cada pastelada de Meg Ryan que hayan consumido.

"XXX": Con el puto Ving Diesel ahí, tó ciclao. Nunca había visto esta peli, y he de reconocer que me lo pasé pipa viéndola. Una vez más, no la puedo tildar de obra maestra, pero me ha sorprendido con secuencias de acción interesantes, un guión más talentoso de lo que esperaba, y un Rob Cohen en la dirección que me ha conquistado más de lo que suele.

"300": Ya la vi en los cines, en su día. Creo que nunca seré capaz de conectar del todo con esta peli, y de hecho, me parece una mala adaptación del comic, pero la verdad es que me lo paso pipa viéndola. Y aunque no comparta todas las decisiones narrativas y artísticas, la peli tiene un meritazo (al César lo que es del César). Lo mejor de 300 es poder verla grabada, como yo. De esa manera, puedes darle al FF casa vez que te dan la brasa con la subtrama de la reina y el consejo de los cojones.

"Harry Potter y la órden del Fénix": También me tocó verla en inglés subtitulada al danés cuando se estrenó. Me sigue pareciendo una peli fallida, pero uno le tiene cariño al mundillo de Harry Potter y, ¿qué mejor que estar malito y meterse debajo de un edredón y meterte en Hogwarts durante tres horas?

martes, 23 de diciembre de 2008

SCARY SOLSTICE

¡Saludos desde mi isla!

No se me ocurre mejor forma de celebrar estas fechas que compatir con vosotros este villancico que descubrí hace tiempo a través de Alby.

Con todos ustedes, Scary Solstice, de (cómo no) la Lovecraft Society!!

sábado, 20 de diciembre de 2008

AMIGOS EN LOS GOYA


Seré breve, porque ayer tuve cena de empresa. Y ya sabéis lo que eso significa. Por ahí de farra ininterrumpida desde las 18:30 hasta las 6:30 de la mañana. Una jornada de doce horas, como las que nos quiere implantar la Unión Europea.

Y aquí llega hasta ustedes lo que queda de mí, tras la ineludible secuencia de borrachera, dormir cuatro horas, mini-resaca, plato de espaguetis y dormir otras cuatro horas.

Fue una gran noche, pero no fue mi único motivo de alegrías de ayer. Pues resulta que Sam, ese personaje admirable y entrañable con el que colaboro, ha sido nominado a los Goya por EL ATAQUE DE LOS KRITTERS ASESINOS. ¡Mejor cortometraje de animación! Un cortometraje que Sam rodó en su propia casa, con objetos del todo a cien, invirtiendo nueve meses de trabajo duro y nueve toneladas de cariño. Ojalá se lo den. Es la clase de gente con la que, si se lo dan, te alegras, y de alguna manera te ayuda a volver a confiar un poquito en el sistema y en la existencia de una justicia cósmica.

No sé cómo serán los demás cortos que compiten con él, pero si queréis echarle un vistazo a los Kritters, los tenéis pinchando AQUÍ.

Por si eso fuera poco, también recibí ayer un mensaje de Rafa Linares, de Creta Producciones, antiguo compañero de universidad, con el que también hice un par de cosillas en el pasado. Ellos también están nominados al Goya, a mejor cortometraje documental, por una obra que ha codirigido Eva Fernández, la mujer de Rafa. También a ellos les deseo la mejor suerte del mundo, que sé de buena tinta que se lo han currado.

Y encima nos nominan a Vigalondo como "mejor director novel".

Vamos que este año, contra todo pronóstico, tengo razones para interesarme por los resultados de los Goya. ¿Quién sabe? Igual hasta veo la gala. Vaya cosas. Llegué a trabajar al Vaya Semanita justo el día de la gala de los Goya. Parece que fue ayer, y ya se avecina otra gala. ¡Cómo pasa el tiempo!

Yo no tengo ninguna nominación al Goya, pero he recibido uno de los PREMIOS EL CHACHE, TE LO DOY POR QUE ME DA LA GANA que concede el señor Chache. ¡Mil gracias, Raúl!


sábado, 13 de diciembre de 2008

Y ENTRARON LOS DINOSAURIOS EN MI VIDA


De alguna manera, tomamos decisiones que, sin nosotros saberlo, son conjuros que invocan en nuestra vida el cambio que buscamos.

En mi caso, fue comprar mis dos primeros dinosaurios de plástico, y entrar en mi vida un compañero de piso. Es gallego, y parece muy majo. Viene de guionista, a Euskolegas. Suelo convivir bien con los guionistas. Y es que los que nos dedicamos al guión tenemos un marcianismo distinto del marcianismo que pueda tener un actor, o un técnico. Además, siempre que hablas cinco minutos con otro guionista, descubres que tenéis un par de amigos o conocidos comunes. Y, cómo no, ese otro tema de conversación tan recurrente en los guionistas: Madrid. Todos hemos pasado por allí, y probablemente allí regresaremos todos, tarde o temprano.

Y sin más dilación, procedo a presentaros a mis dos nuevas adquisiciones. Los dinosaurios alfa y beta de la colección. He tenido problemillas para sacarles las fotos. Donosti no es precisamente una ciudad luminosa, y mi casa no se distingue precisamente por la potencia de mis lámparas. Así que todas las fotos están borrosas y/u oscuras.

Pero al verlas en el monitor del ordenador, he decidido que es casi mejor así. Le aporta realismo al asunto. Porque si hoy día alguien sacase una foto de un dinosaurio de verdad, la foto (todos los sabemos) sería borrosa, indefinida, para que nadie pudiese creerle. Además... las cosas desenfocadas acojonan más.

Mi primera adquisición es esta especie de ESTEGOSAURIO VERDE:



Un bicho curioso, el estegosaurio. Siempre me pareció encantador el detalle de que un mamotreto como ése tuviese un cerebro del tamaño de una nuez. Y las teorías de algunos paleontólogos según las cuáles las placas que llevaba en el lomo eran algo así como... ¡Primitivos paneles solares!


El segundo saurio en adornar mi estantería ha sido esta especie de DILOPHOSAURIO con aparentes problemas hormonales:


Tiene una cara de cabroncete adorable. Esa sonrisilla parece la de un Gremlin post cena de medianoche. Y desde que tengo uso de razón, lo he preferido así que con esa membrana estilo cola de pavo real que desplegaba en Parque Jurásico para escupir a Nedry.


Hay una idea que me seduce especialmente: Los dinosaurios murieron, sus cadáveres se convirtieron en fósiles, y los fósiles se convirtieron en petróleo. Luego, el ser humano extrae el petróleo, con el petróleo fabrica plástico, y con el plástico fabrica dinosaurios de juguete.

En otras palabras, es posible que estos muñecos estén hechos con trozos de estegosaurios y dilophosaurios DE VERDAD.

Y ahora, he de anunciar que esta colección de dinosaurios tiene una PRECUELA.

Porque quizá mi gusanillo de coleccionar a estos pequeñines jamás habría nacido sin un pequeño rebaño que me regalaron hace tiempo. Pueden observar dicho rebaño en la siguiente foto (en el estante inferior).



¿Cómo llegaron esos primeros saurios a mis manos? Es una bonita y curiosa historia. Durante mis estudios universitarios, vivía en casa de mis tíos. Cierto día Nieves, la chica que limpiaba y cocinaba en esa casa, me hizo la cama de una manera peculiar. Cuando llegó la noche y me metí entre las sábanas, empecé a notar bultos que me pinchaban todo el cuerpo. Empecé a tantear a ciegas bajo la funda del colchón, y saqué un dinosaurio de plástico, y luego otro, y otro, y otro...

Desde entonces, los he conservado conmigo. Así que, ¡va por ti, Nieves!

domingo, 7 de diciembre de 2008

COLLATERAL Y LOS DINOSAURIOS DE PLÁSTICO



Lo hablaba hoy con Cata, y lo hablé ayer con Jaime, y lo discutí con Gonzalusky hace unos días.

Últimamente, me cuesta demasiado abrirme a gente nueva. Empiezo a ser alérgico a los vínculos.

Se trata de una actitud estúpida, enfermiza... pero tiene explicación.

En la tele en la que trabajo, hay un guardia de seguridad bastante flipado. Se pasea por los pasillos luciendo uno de esos cinturones llenos de balas, y aprovecha cualquier ocasión para ser desagradable y hosco con todo el que se le pone por delante. Lo apodamos Collateral. Uno de mis compañeros de trabajo tiene una teoría sobre la mala uva que se gasta Collateral: Ese segurata es desagradable con nosotros porque es consciente de que a lo mejor, algún día, nos tiene que disparar para cumplir con su deber, y eso le disuade a la hora de establecer cualquier tipo de vínculo afectivo con los seres humanos que pululan por esos pasillos en los que él es la Ley.

Creo que a mí me empieza a suceder algo parecido. Me convierto en Collateral. Soy consciente de que difícilmente estaré en Donosti eternamente, y ese carácter de transitoriedad me pesa. Tengo una muy buena relación con mis compañeros de trabajo, y los adoro. Pero si me sacan del ambiente laboral, las personas a las que dejo acercarse a mi vida en esta ciudad, se pueden contar con los dedos de la mano de un tiranosaurio.

Me resisto a encariñarme con la gente, porque sé que el día menos pensado se pueden convertir en zombies, y me veré obligado a alojarles una bala en el cráneo.

Para ilustrarlo con un ejemplo concreto, hablaré de la cuestión "compañeros de piso". Tuve compañeros de piso en Madrid. Surgió mucho cariño, mucha magia, y aún siguen siendo grandes amigos míos, pero llegó el momento de emigrar al norte, y cambiar de compañeros de piso. Tuve compañeros de piso aquí en Donosti, y les cogí también muchísimo cariño... y pasó el tiempo, y ellos se fueron, y llegaron otros compañeros de piso... y a los dos meses, esos dos también se fueron, y vinieron otros, que también se fueron.

La consecuencia es terrible. Cada hornada de compañeros de piso la acojo con más frialdad que anterior. Me niego a establecer con ellos más relación que la imprescindible. Lo justo para ser cortés. Me estoy convirtiendo en un experto a la hora de suministrar amabilidad y cortesía sin abrir las puertas de mi vida a los demás.

En Aikido utilizábamos un término japonés para eso: Ma Ai.

No sé si se escribe así, pero total, si nos ponemos pijoteros, tendría que poner un par de kanjis.

Ma Ai es la distancia adecuada que uno debe mantener con respecto a su adversario. Una distancia intermedia. Lo suficientemente cerca para poder golpear, y lo suficientemente lejos para poder defenderte del ataque del contrario.

Y uno acaba adoptando una especie de Ma Ai con los demás. Lo suficientemente cerca para ser cordial... lo suficientemente lejos para que no cuaje ningún tipo de vínculo.

Quizá, en cierto modo, uno lo hace para no asesinar la magia de las relaciones anteriores. Porque acabas llegando a la conclusión de que, si permites que una persona recién llegada te importe de la misma manera que tus amigos más antiguos, y dos meses más tarde concedes esa misma importancia a otro par de personas que también desaparecerán de tu vida al cabo de dos meses... al final, de alguna manera, sientes que estás devaluando la relación que tuviste con los que llegaron primero. Cuando permites que todo lo que llega hasta ti sea igual de especial... todo deja de ser especial.

Y no sólo ocurre con los compañeros de piso. Ocurre también con los amigos, con las relaciones sentimentales, con los dependientes de las tiendas, y los camareros de los bares.

Y si hubiese que buscar un culpable al que reprocharle todo esto, supongo que la culpable sería esa maleta de color azul que acecha en el altillo de mi armario... recordándome que ese no es en realidad mi armario... que posiblemente, dentro de otros dos meses, dejará de serlo, y tendré que volver a mudarme a vete a saber dónde.

Esa maleta azul, que me recuerda que no me puedo permitir una vida demasiado grande, que todo lo que no quepa dentro de esa dichosa maleta, se perderá como bilis bajo la lluvia... cuando caiga la siguiente mudanza sobre mí.

Por eso no me puedo permitir comprar CDs, ni libros, ni DVDs, ni tan siquiera amigos.

¿Sabéis qué es lo primero que quiero hacer cuando tenga una vivienda que parezca estable? Empezar a coleccionar dinosaurios de plástico. De esos cutres y baratos, que se venden en los chinos de todo a cien. Esos mismos de los que hablaba en los comments de la entrada anterior. Cada vez que entro en un chino y los veo, tengo que reprimir el impulso de comprarlos.



Y hoy he decidido que, del mismo modo en que estoy empezando a permitirme abrir (o entornar) ciertas puertas en estos días, puede que empiece también a comprar esos graciosos dinosaurios. Y cada vez que reúna un número suficiente, los meteré en una caja y los mandaré por correo a Fuerteventura... o tal vez les haga veinte fotos, para que haya constancia de que los he tenido, y luego los deje en un parque, o en una guagua, para que algún niño los encuentre.


Las fotos de los dinosaurios se las he robado al Paleofreak.

sábado, 6 de diciembre de 2008

MI CUENTO FAVORITO


No tengo tiempo de actualizar. Prometo (o algo parecido) hacerlo en cuanto pueda.

Mientras tanto, os enlazó aquí el que probablemente sea mi cuento favorito. El que más me ha emocionado de todos cuantos he leído, el que más "garrapáticamente" se ha prendido en mi memoria.

Hoy lo he vuelto a leer, y me ha vuelto a remover mil cosas por dentro.

Sólo puedes escribir algo así si te llamas Ray Bradbury.

Así que pinchad en el siguiente enlace si queréis disfrutar de:

LA SIRENA, de Ray Bradbury.