jueves, 29 de julio de 2010

CON MIEDO AL AUTOMÁTICO



Dos posts en un mismo día. No me reconozco. ¡Y con sólo una hora de separación entre uno y otro!

Cuando escribo me pongo muy pesado. No hago más que hablar sobre la escritura y su proceso. Me nace compartir con vosotros otra reflexión sobre el oficio de juntar palabras.

Ya que no puedo estarme calladito, al menos intentaré ser breve.

Suelo marcarme unos objetivos para cada día. De esa manera estructuro y dosifico el infinito al estilo del barrendero Beppo.

Y a veces cumplo con los objetivos que me he marcado mucho antes de que finalice mi jornada, y todavía me quedan energías para empezar otro capítulo. De hecho, me muero por empezar otro capítulo. Mi vida es aburrida. No tengo nada mejor que hacer.

En ese caso, ¿por qué me niego a continuar? ¿Por qué me obligo a interrumpir la escritura hasta la siguiente jornada?

La respuesta es sencilla:

Tengo miedo del piloto automático.

Cuando uno coge carrerilla se emociona, se relaja en exceso, se despreocupa. Yo no conduzco, pero supongo que debe ser algo similar a conducir borracho. Empiezas a correr a través del folio en blanco sin preocuparte demasiado del reguero de letras que dejas tras de ti.

Es peligroso escribir con el piloto automático. Consigues explicar tu historia, pero tecleas tan rápido que no tienes tiempo de saborear cada concepto. Pierdes cien oportunidades de adornar la información con alguna que otra perla.

Es como en el Canabalt (el juego del que os hablaba en la entrada anterior) a veces, como resultado de no cagarla, coges tal velocidad que no ves los peligros venir. Tanta, tantísima velocidad que saltas más de lo conveniente y pasas de largo la azotea en la que debías aterrizar. Y te precipitas al vacío, por capullo. A veces, en esos momentos, conviene tropezarse con algún bidón para normalizar un poco el ritmo.

A veces hay que detenerse a "oler un flor que brota".

Hay tramos de novela que deben escribirse con la víscera. En esas sesiones se tolera e incluso se agradece una escritura irreflexiva. Pero otras veces, sencillamente, no.

HIJO DE PUTA




El tipo que veis en la foto es un auténtico hijo de puta.

¿Por qué?, os preguntaréis.

Pues porque ha intentado ralentizar el ritmo de escritura de mi novela enviándome un videojuego perverso y adictivo que se llama Canabalt.

Y yo, que soy igual de hijo de puta, os dejo aquí el enlace, para que el Canabalt arruine vuestras vidas:


http://www.freewebarcade.com/game/canabalt/


Lo curioso del asunto es que resulta útil, el cabrón.

A veces uno entra en bucle mientras escribe. Se bloquea en una frase. Sabe lo que quiere contar pero no encuentra las palabras idóneas para contarlo. De pronto te das cabezazos contra un muro. Una y otra vez. Te obsesionas con combinaciones de palabras que no sirven pero que te obligan a visitarlas una y otra vez, impidiéndote pensar en otras direcciones.

En esos momentos abres el Canabalt y empiezas a jugar. Entonces tu mente se relaja, abandona el bucle, empieza a correr con el protagonista del juego, saltando de edificio en edificio hasta que rompes una cristalera en la pantalla del ordenador, y otra en tu mente, y encuentras la frase que buscabas, y dejas el juego, y la escribes en la novela.

Y, claro... luego vuelves a echar otra partidita, pa celebrar que has dado con la frase.



Creo que la novela va viento en popa. Hace poco atravesé el ecuador. Espero no tardar mucho en acabarla. Será cuestión de días, o semanas. Y como los días están compuestos por segundos, qué cojones... Será cuestión de segundos.

sábado, 24 de julio de 2010

MICRO-RELATOS DE CIENCIA FICCIÓN

Hará casi un mes que participé - por sugerencia de Jack Shadow - en un exquisito certamen de micro-relatos organizado por Librería Libro de Notas.

Las bases eran tan sencillas como apetecibles. Un máximo de 125 palabras. Género: Ciencia Ficción. Tema: El libro.

Ni he ganado, ni contaba con ello. No se me suele dar bien lo de los concursos, y LOS TRES GANADORES tienen mucho nivel.

Pero estoy contento. El certamen fue una excusa para calentar motores y creo que lo conseguí. Aproveché la inercia y gracias a ello empecé esa novelita corta que me traigo entre manos.

La decisión del jurado ya ha sido publicada, así que los dos micro-relatos que presenté al certamen ya no están obligados a ser inéditos.

Voy a colgarlos aquí, por si os apetece leerlos:


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Y AL FIN SUCEDIÓ.


Y al fin sucedió.

Una computadora logró escribir un libro. De principio a fin. Y en contra de lo que cabía esperar, el resultado era precioso. Redactado con una pasión que cosquilleaba las entrañas. Una novela razonablemente imperfecta, como todo lo que apetece amar.

La clase de obra que sólo puede brotar de alguien que conoce a las personas mucho mejor de lo que ellas se conocen a sí mismas.

“He aquí la demostración de que jamás ha existido el alma humana”, dictaminó un científico. Y así lo confirmaron otros dos, otros veinte, otros doscientos.

Cuando aquella sentencia llegó al conocimiento de la computadora, ésta procesó la información. Y tras un llanto de ceros y unos, se quitó la vida.


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EL CIELO DE LOS ÁRBOLES.


Era algo que los microscopios humanos nunca sospecharon.

Los árboles eran criaturas religiosas. Les aterraba morir, pero encontraban un consuelo incierto en la posibilidad de que su madera trascendiese. Reciclada en objetos. Dotada de alguna intención, algún sentido, algún derecho a seguir existiendo en nuestro mundo.

Ser convertido en libros. Ése era el mayor honor al que podía aspirar un árbol muerto. Ése era, por expresarlo de algún modo, “el cielo de los árboles”.

Luego proliferó el libro electrónico. La Literatura se divorció del papel. Los árboles se quedaron sin cielo y ya no hubo motivo; ya no hubo promesa que les animase a mantenerse en el camino recto.

Mutaron, crecieron, crepitaron...

... y terminaron como nosotros. Y con nosotros.


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viernes, 23 de julio de 2010

HAY EXCEPCIONES QUE CONFIRMAN REGLAS

Agachaos. Mirad debajo de vuestra mesa. Quitad ese ladrillo de papel que está calzando esa pata para que la mesa no cojee.

Es el diccionario de la Real Academia. Abridlo. Buscad la definición de la palabra "pereza".

Yo os puedo anticipar lo que vais a leer:

PEREZA = CORTOMETRAJISTAS ESPAÑOLES.

Me gustaría poder hacerme el original desmintiendo ese tópico, aunque no encuentro la manera.

Tampoco puedo considerarme un experto en el tema, pero lo he sufrido en mis propias carnes. Alguna que otra vez me ha tocado ser jurado de festival de cortos, o ser uno de esos testigos que firman para legitimar el "fallo" del jurado, o convivir con algún mártir al que "le ha tocao" el marrón de ser comité de selección de tal o cual certámen, y tragarme con él (por solidaridad) un centenar de cosas de ésas que los más transigentes llaman "cortos".

Y os aseguro que aunque los llamen "cortos", se nos pueden hacer realmente largos.

Es relativamente fácil hacer cortos. Ahí radica gran parte del problema. Como le oí a Jose Luis García Sánchez en un seminario sobre cine, "está llegando el momento en que para ser adulto, en vez de haber hecho la mili, tienes que haber hecho un corto".

Eso es terreno abonado para que al corto le suceda lo mismo que al teatro. Se convierte en patente de corso para que los payasssos evacúen su mierda (definición de payassso: individuo con cuya mierda no conecto desde un punto de vista subjetivo, independientemente de la hipotética relevancia o calidad de dicha mierda)

También creo que hay que asumir ese grado de gilipollez, ese hedorcillo a eau de vendepeines. Es un mal menor para poder garantizar un caldo de cultivo realmente libre para el Arte. Si no dejásemos abierta esa puerta trasera por la que se cuelan los payasos, probablemente nos habríamos perdido a Picasso, a David Lynch, a Donnie Darko, a Dario Argento.

A veces merece la pena que nos construyan un pajar en casa por la mera posibilidad de que una aguja conviva con la paja.

Pero estoy divagando.

Mi intención en esta entrada es la de compartir unos enlaces. Una colección (un tanto ecléctica) de mis cortos españoles favoritos. Los que - por razones de conexión personal - salvaría de la quema si viniese la versión audiovisual del bombero de Fahrenheit 451.

No serán todos los que lo merecen, ni serán suficientes. Pero es mi jodidamente subjetiva lista:


(AVISO A LOS NAVEGANTES. SOY UN ANALFABETO INFORMÁTICO. NO SÉ CÓMO EVITAR QUE LOS VÍDEOS DEL YOUTUBE SE VEAN CERCENADOS EN MI BLOG. SI QUERÉIS VERLOS EN CONDICIONES, PINCHAD SOBRE LA PANTALLICA DE CADA VÍDEO. ESO OS REMITIRÁ A LA PÁGINA DE YOUTUBE, DONDE LOS PODRÉIS VIDEAR COMO DIOS MANDA)




- CÓDIGO 7


No es un corto. Es una TRILOGÍA. Pero no sólo merece figurar aquí. También merece encabezar la lista.

Lo que hizo Nacho Vigalondo con estas tres minipiezas es todo un ejemplo a seguir. O lo sería si no resultase casi imposible seguir su ejemplo sin renunciar a la autenticidad.

Ciencia ficción en el interior de un apartamento, con un solo actor y un presupuesto prácticamente nulo. Una fórmula que el propio Vigalondo perfeccionó más adelante en el (también glorioso) "Cambiar el mundo".

Pues eso. Aquí les dejo las tres entregas de CÓDIGO 7, de apenas 3 minutillos de duración cada una de ellas.



- DVD

Corto de culto de Ciro Altabás. Aún no sé si DVD es mi corto favorito de Ciro o si le cuelgo esa etiqueta porque fue el primer corto suyo que vi. En realidad les recomiendo con el mismo entusiasmo sus otras obras: Phobia, Made in Japan, Manual práctico del Amigo Imaginario etc etc etc, el japo-documental HOBBY.

Pero si tengo que colgar algo aquí, elijo colgar esa oda a las relaciones entre frikis y no frikis que (aunque intuyo que Ciro debe estar hasta la polla de ella del mismo modo en que Rudyard Kipling acabo hasta la polla de If) sigue siendo su pastelito emblemático. Ni mejor ni peor, pero emblemático.



- SUTURA

Un cortometraje de Dani Castro, también conocido en la red como Guionista en Chamberí.

Descubrí este cortometraje hace muy poco, junto a otras piezas deliciosas del mismo autor.

Elijo SUTURA porque además de ofrecer la misma la brillantez de contenido que sus otros vídeos, destaca por su brillantez formal. Una fotografía preciosa, de esas que crean el ambiente idóneo. Una cámara que parece deslizarse como una bailarina o quedarse quietecita en el ángulo de visión más adecuado, como un niño. Me maravilla el universo simbólico de este corto, la coherencia y la solidez con la que cada concepto parece estar interrelacionado con todos los demás. (y que a nivel subjetivo me toca la fibra, coño)



- CINEASTA

Un cortometraje de Kike Narcea que descubrí hace tiempo a través del blog de Alby.

Había oído hablar de Kike Narcea antes de todo eso, a raíz de su corto TÍA, NO TE SALTES EL EJE. Yo había hecho un corto de temática bastante similar en la universidad, algunos años antes, y más de una persona y más de dos me hablaron de la obra de Narcea, sugiriendo que me había plagiado.

Cuando la gente te aprecia lo suficiente decide pensar que cualquier cosa que se parezca un mínimo a lo tuyo significa que el otro te ha plagiado. Aunque ese otro sea Martin Scorsese.

Pero no es éste el caso. Mi corto de saltos de eje apenas salió de una cinta de VHS que no llegó muy lejos. Y no tengo (que yo sepa) ninguna conexión con Kike Narcea, si exceptuamos el hecho de que la (maravillosa) protagonista de "no te saltes el eje" es de Fuerteventura.

De un modo u otro, el corto del salto de eje de Narcea es mucho mejor que el mío, y aprovecha la premisa de una manera cien veces más jugosa.

Pero el corto que quiero compartir con vosotros es otro. Una obra menos conocida que la del eje pero que, en mi humilde opinión, es magistral. Con una dosis equilibradísima de comedia y drama. Con una manera de manejar los personajes, la cámara y el millar de ingredientes que confieren naturalidad a una secuencia de un modo que me recuerda al mismísimo Berlanga. (y pido perdón por la blasfemia de antemano)




- EL ATAQUE DE LOS ROBOTS DE NEBULOSA 5


Un corto de Chema García. Lo descubrí a través del blog de Vigalondo. Y aunque no conozco las circunstancias de su gestación, me parece un corto influenciado por lo que a estas alturas podríamos empezar a llamar "estilo Vigalondo".

Pero no se queda ahí. Va más allá.

Creo que no exagero si digo que estos robot de Nebulosa 5 protagonizan otro de mis cortos favoritos de los últimos diez años. Por nada en especial y por todo en concreto. La composición de los planos, que es pura poesía. El modo (una vez más) de combinar la hilaridad con la tragedia, el poderoso acento del narrador (que es, al parecer, curiosamente, un miembro del equipo técnico) y esa forma de convertirse en estandarte de una de mis temáticas más predilectas y TerryGillianescas: La fantasía como refugio quijotesco de las vidas grisáceas.




- DÍAS DE CINE


Creo que éste no alcanza la calidad formal de los cuatro anteriores, pero tengo serias razones subjetivas para incluirlo en la lista. "Se coló" en uno de esos dvd´s que regalaban con el Fotogramas. Uno de esos dvd´s que incluían lo que debían considerarse los mejores cortometrajes del año.

Mis compañeros de piso y yo empezamos a visionar el dvd. Y era un espanto. Casi todo lo que había allí era ignominia. Era ese esmegma fruto de masturbaciones caprichosas que algunos maquillan con el epíteto de videocreación.

Y entonces, entre toda aquella pretenciosidad mal enfocada, aparece un corto humilde, intencionadamente cutre, pero con intención de comunicar y hacer reír.

Fue un soplo de aire fresco entre tanta masturbación inane. Recuerdo que comentamos entre nosotros: Estos chavales tienen pocos medios, pero joder, son lo mejor de todo el dvd. Nos lo vimos otras dos, tres, cuatro, cinco veces.

Semanas más tarde me dijeron: "¿Recuerdas el corto cutre aquél de los chavales? Pues resulta que no están tan desvalidos como creíamos. Resulta que son gente de Vaya Semanita." En aquel entonces yo no sabía qué coño era eso de Vaya Semanita, ni sabía que iba a dedicar dos años y medio de mi vida a escribir para ese programa. Tampoco sabía que los artífices del corto no estaban ya en el Vaya Semanita, sino en otra iniciativa vasca que sigue dando mucha guerra en el presente, primero en internet, luego en la Sexta, con el nombre de QUÉ VIDA MÁS TRISTE. (ni sabía que la mitad de los guionistas que iban a pasar por QVMT se iban a convertir en amigos y/o/u conocidos míos)

Qué retorcida es la vida...




- AVANT PÉTALOS GRILLADOS


Cortometraje de César Velasco Broca. Un tipo tan peculiar como sus obras. Se dedica a rodar la clase de cosas que se supone que no me deberían de gustar. Pero tiene un no sé qué, un algo que me hechiza.

De todos sus cortos, éste es mi favorito. No sólo por el rollo insecto, que siempre me ha fascinado. No sólo por el rollo serie B de los cincuenta, ni por el rollo Lynch, Resnais o como queráis llamarlo. Hay algo en la manera de componer los planos y manejar las texturas, algo en el clima que logra generar. Algo que, en definitiva, me conquista.




ACTUALIZACIÓN:


Un último corto. Lo vi hace tiempo en el festival de cine de Eibar. Me cautivó. Un plano secuencia en pleno casco viejo de Donosti (os aseguro que no es fácil). Quería ponerlo aquí, pero no pude localizarlo porque no recordaba el nombre. Gracias a Alby y a su enlace en los comments, lo he conseguido.


PIM, PAM, PUM





Y podría seguir, pero se me está haciendo muy tarde y tengo una novela que retomar. Podría hablar de Esposados, de Fresnadillo (pero los Oscars y sus dos largometrajes ya hablaron lo suficientemente bien a su favor). Podría hablar de cómo valoro muchísimo a Daniel Sánchez Arévalo, pero desgraciadamente (para mí) no conecto lo suficiente con su obra. Podría hablar de lo mucho que me jode no haber visto aún ningún cortometraje de Chapero Jackson.

Pero prefiero cederos a vosotros la palabra. Ahí tenéis la ventana de comments. ¿Cuáles son vuestras joyitas predilectas?

jueves, 22 de julio de 2010

SUGERENCIAS PARA TENER UN JUEVES QUE MEREZCA LA PENA

- Levántense de la cama. A ser posible sin despertador.

- Desayunen. Un té, o un café, o un colacao. Una tostada, croisant o magdalena.

- Salgan a la calle. Cojan el coche, el autobús, el metro. O el tranvía.

- Diríjanse a la Fnac, al Corte Inglés, al Media Markt...


- Y COMPREN ESTA PELÍCULA.



Noten que el dvd cuesta 9´99 que es muchíiiisimo más barato que 10 euros.

Y de propina, otra entrevista al director César del Álamo.

lunes, 19 de julio de 2010

BEPPO EL BARRENDERO



Tengo toda la trama de mi novela en la cabeza. Eso puede llegar a convertirse en un problema. Porque mientras escribo soy consciente de lo muchísimo que todavía me queda por escribir. Corro el riesgo de agobiarme o, peor todavía, desinflarme.

Siempre que eso ocurre conviene acordarse de una cita del barrendero Beppo: ese gran personaje de ese gran libro que es Momo, de Michael Ende. Un profesor de mi universidad nos lo puso una vez como ejemplo para este tipo de cosas, y desde entonces se ha convertido en una filosofía de vida para mí.

Así hablaba el viejo barrendero:



-Ves, Momo -le decía, por ejemplo-, las cosas son así:

A veces se tiene ante sí una calle larguísima. Se cree que es tan terriblemente larga, que nunca se podrá acabarla, se cree uno.

Miró un rato en silencio a su alrededor, entonces siguió:

-Y entonces se empieza a dar prisa. Y cada vez se da más prisa.

Cada vez que se levanta la vista, se ve que la calle no se hace más corta. Y se esfuerza más todavía, se empieza a tener miedo, al final se está sin aliento. Y la calle sigue estando por delante. Así no se debe hacer.

Pensó durante un rato. Entonces siguió hablando:

-Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, ¿entiendes? Sólo hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Nunca nada más que en el siguiente.

Volvió a callar y reflexionar, antes de añadir:

-Entonces es divertido, eso es importante, porque entonces se hace bien la tarea.

Y así ha de ser.


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(el dibujo lo he tomado prestado de http://ende.blogcindario.com/2009/03/00126-diccionario-de-fantasia-vol-1-a-e.html )

sábado, 17 de julio de 2010

DESDE LA CÁRCEL DE MIS PROPIAS LETRAS



El tiempo libre es peligroso. Hay que amueblarlo. Por eso la escritura. Por eso teclear. Preguntarle cosas al abismo antes de que el abismo te empiece a preguntar a ti.

Cogí carrerilla con un par de relatos y creo que la maquinaria vuelve a estar engrasada. Tan, tan engrasada que me mancha las manos. Me he atrevido a retomar una novela que tenía cogiendo polvo en el trastero. La emperatriz de los insectos. Así se llama la criatura. Ha pasado más de un año (puede que más de dos) desde que escribí el primer capítulo y me quedé paralizado en la antesala del segundo.

No sé qué clase de bloqueo interno me impedía continuarla, pero parece que lo he solucionado. Estoy a punto de empezar el capítulo cuatro.

Cuesta el cambio de chip. Cuando llevas tanto tiempo escribiendo guiones es difícil regresar a esta otra cosa que insistimos en llamar "escritura de verdad".

En los guiones sólo hay que cuidar el estilo de los diálogos (a veces ni eso). Las acotaciones no están obligadas a ser bellas. Les basta con ser claras, precisas, eficaces. Y el guionista que no derrame veinte erratas en sus acotaciones, que tire la primera piedra. En una acotación el estilo puede llegar a entorpecer. Como un poeta en medio de un rodaje, sin saber dónde colocarse, pisando cables sin querer, tirando focos, dando por saco a los eléctricos, a los auxiliares de producción y a la madre que lo parió.

Pero en la Literatura pura y dura (por llamarla de algún modo) la cosa es más jodida. "Pepe abre la nevera. Saca la coca cola. La abre. Bebe. Se acuerda de María. Llora." Así lo escribiríamos en un guión, solucionando el asunto en un minuto. Pues eso mismo en tu novela pueden ser horas, tal vez días de quebraderos de cabeza.

Por si fuera poco, mi obsesión por el estilo es cada vez más enfermiza. Parir novelas no es como actualizar el blog. Esta web no deja de ser un vertedero. Aquí arrojo las palabras que me sobran sin cuidarlas, sin preocuparme en exceso sobre cómo y dónde caen. En todo caso separar el plástico del vidrio, si me levanto con el pie derecho.

Pero en novela cada párrafo intenta ser un mecanismo suizo. Puedo pasarme varios minutos varado en una misma frase, buscando la palabra adecuada, la que además de expresar lo que deseo dota a la frase de la musicalidad buscada. Me retuerzo los sesos en busca del sinónimo de turno porque me he vuelto alérgico a ciertas redundancias. Alérgico a las redundancias "no buscadas". Si ya he utilizado una palabra en cierto párrafo no puedo repetirla tres líneas más abajo. No así. No de cualquier manera.

Escribo la frase y luego la desmonto, la pruebo en sus distintos órdenes posibles. Primero el adjetivo y luego el nombre. Primero el nombre, luego el adjetivo. El predicado antes que el sujeto. El sujeto y después el predicado. Dejarla así. Releerla a los dos minutos, volver a invertir el orden, releerla cinco frases más tarde, podarla porque le sobran tres palabras. O cuatro. Innecesarias. Volviendo la oración pesada y torpe. Por fin te quedas a gusto con la puta frase, pero sabes que cuando la leas por la noche volverás a pensar que estaba mejor antes. Te faltará el pronombre que quitaste, te sobrará esa coma...

Los putos signos de puntuación. Los puntos y las comas desperdigados por el texto. Son guardias de tráfico. Regulan la fluidez de la lectura. Como si ese mapa de conceptos que es la página tuviese sus rotondas, sus vías rápidas, sus pasos de peatones. Y es tan difícil dirigir el tráfico sin joderlo...

Tengo dentro de la cabeza varios señores con corbata que se dedican a deliberar si esa coma falta o sobra, si esa otra coma no debería ser un punto, si ese punto es "y seguido" o es "aparte", si es preciso un "punto y coma" que separe conceptos e ingredientes.

Y todo ello porque estoy enfermo. Descubro con horror que, aunque esté escribiendo en prosa, cada una de mis frases intenta ser un verso. Que a veces sacrifico parte del contenido narrativo en aras de la musicalidad. Percibo una partitura invisible que me esclaviza sin clemencia alguna. En estos tiempos en que todos los poetas se escudan en el llamado "verso libre" para darle la espalda a la armonía. En estos tiempos en que cuelgan la etiqueta de "poema" a cualquier prosa deconstruida y fragmentada... aquí estoy yo, casándome con la métrica, como un gilipollas. Llevándomela de luna de miel a una novela, consciente de que el lector no notará la diferencia, porque el ritmo interior de cada ser es muy distinto.

Así que al final todo se reduce a esa lentitud desesperante, a ese volver y revolver sobre mis propios pasos. Soy ese guiri indeciso que da el coñazo a su familia para sacar la foto más bonita que le hayan hecho al Partenón de Atenas. "Poneros un poco más a la derecha, no, no tanto. Más a la izquierda. Acercaros un poquito. No tanto. Tú, pásale el brazo por el hombro a tu madre. Tú, sonríe. Mmmm... ahora la luz no es tan bonita, vamos a esperar". ¡¡Deja de marear la perdiz, gilipollas!! ¡Si tu cámara es la mierda más compacta que se le puede vender a un dominguero!

También cuesta desembarazarse de las estructuras férreas del guión. Lo estructural en los guiones suele ser una cuestión estricta. Da igual el número de veces que nos intentemos sacudir de encima esas gilipolleces: Si vas por la página 30 de tu largometraje y aún no has llegado al punto de giro, estás incómodo. Si vas por la segunda línea de diálogo de tu sketch y aún no se ha detonado la premisa, estás incómodo. Y tu capítulo de serie siempre tiene que ocupar las misma veinte páginas, o las mismas cuarenta, o las mismas setenta. No hay mucho margen para maniobrar, y te empiezas a poner nervioso (de manera quizá injustificada) cuando aparece algo que no aumenta la duración de tu capítulo pero sí su número de páginas. Un diálogo picado, por ejemplo.

- Sí.

- No.

- Que sí.

- ¡Que no!

Sabes que eso son apenas tres segundos de emisión, pero esos segundos hijos de puta te ocupan la cuarta parte de la página y al final haces cosas irracionales, infantiles. Como retocar un par de acotaciones para decir lo mismo con dos palabras menos, porque al librarte de esas dos palabras ganas un renglón. Es como cuando hacíamos los trabajos del colegio con arial catorce y a espacio y medio para que ocupasen más folios y pareciesen más extensos. Igual, pero a la inversa.

Entonces te mudas al país de las novelas y te llevas algunas obsesiones de ese tipo en tu equipaje, y te tienes que recordar una y mil veces que no, ya no. Ya has salido del zulo. Ahora las páginas son ilimitadas y gigantes. Enormes praderas de color blanco en las que no existen más leyes que las tuyas. Las tuyas y las del sentido común.

La estructura de una novela es mucho más flexible que la de una peli. Y mucho más heterodoxa. Necesito repetírmelo treinta veces al día. El lector tiene muchísima más capacidad de aguante que el espectador. Quizá porque participa de forma más activa.

En el audiovisual el ritmo viene impuesto. Las tramas suelen diseñarse para ser reproducidas del tirón, de principio a fin. Los autores del producto controlan la sensación rítmica y se la juegan a todo o nada. Si aburres a un espectador corres el riesgo de perderlo para siempre.

Los libros son distintos. Es el lector el que decide el ritmo de reproducción de la historia que le cuentan. Es él quien lee más lento o lee más rápido según le convenga, es él quien decide en qué momento interrumpir el discurso y en qué momento retomarlo. Los libros son cajas de Pandora que se abren y se cierran con un leve movimiento de la mano.

Aunque tal vez algún día la forma de consumir el audiovisual se convierta en algo parecido. Empieza a suceder. Gracias a nuestra costumbre de ver las cosas en el ordenador. Gracias a los vídeos del youtube con su "veo un trozo, espero que siga cargando, luego continúo, me suena un aviso del messenger, le doy al pause, leo, jejeje, le doy al play, veo otro poco, barra espaciadora, lo vuelvo a detener, mirar el mail, mirar el facebook".

Los reproductores de los ordenadores y la vida cyber-social nos convierten poco a poco en dueños del ritmo y la fluidez de lo que estamos viendo. Quizá eso acabe flexibilizando también las estructuras de tramas en pelis, series, vídeos.

Quizá Apple, Microsoft y el internet nos harán libres.

jueves, 15 de julio de 2010

BIENAVENTURADA LA TORRE DE BABEL



César (del Álamo) suele ser mi camello en lo que a delicias italianas se refiere. La reflexión que me dispongo a compartir con vosotros no inventa ni un grano de pólvora, pero me ha venido un par de veces a la cabeza, siempre como resultado de degustar esas italianadas que me pasa César.

Recuerdo que pensé en ello hace casi un año, viendo Cuatro moscas sobre terciopelo gris de Dario Argento.



Y en estos días de vacaciones he vuelto a pensar en ello mientras veía Una historia perversa y Una lagartija con piel de mujer, ambas del maestro Lucio Fulci.





En todos esos casos estamos ante pelis que subsistían mediante coproducciones, y eso obligaba a mezclar en el reparto a actores italianos, ingleses, franceses, españoles, zulúes, servo-croatas...

Según tengo entendido, lo normal es que cada actor hablase en su propio idioma. Luego los ingleses eran doblados al italiano para la versión italiana, los italianos eran doblados al inglés para la versión inglesa, etc.

No sé si se hacía exactamente así, y soy demasiado vago para intentar informarme. El caso es que en esos rodajes Debían de tener un buen cacao. Algo así como rodar en el interior de la torre de Babel.

Y por eso es comprensible que todos esos directores evitasen las palabras en la medida de lo posible y abrazasen la célebre máxima de Hitchcock: Intentar contarlo casi todo con imágenes. Que los diálogos sean un simple "ruido de fondo".

Bien es cierto que muchas de esas pelis acaban verbalizando demasiadas cosas para intentar explicar lo retorcido de sus tramas, pero si os fijáis probablemente lleguéis a la conclusión de que en este tipo de pelis las tramas no importan mucho. Se convierten en meras excusas para sentar al espectador durante hora y pico y recitarle poemas visuales.

Si uno ve pelis de Argento, Fulci y el gran Sergio Leone notará que apenas se habla en ellas. Pueden pasar minutos y minutos sin que se pronuncie una palabra. Y pueden pasar más minutos todavía sin que escuchemos un diálogo realmente necesario para entender la trama.

Y ahí es donde entra mi humilde reflexión. ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿Esos maestros de la imagen abrazaron el cine casi mudo porque esa forma de rodar hacía las cosas más sencillas en la Babilonia a la que estaban abocados? ¿O acaso se atrevieron a meterse en esos berenjenales de coproducción porque apostaban a priori por ese tipo de cine?

Quizá ambas causas se complementen. Quizá exista una comunicación bidireccional entre ambas. Quizá influyan también los factores de siempre: Ahorrarse mil problemas de sonido directo. Hacer el resultado más exportable apelando a la universalidad de lo visual.

Yo no lo sé. Probablemente muchos de vosotros lo sepáis.

De un modo u otro, me alegro de que esas películas venzan las maldiciones de Babel recurriendo a la esencia de lo cinematográfico.

No me malinterpretéis. También adoro las pelis de diálogos. Pero por muy útiles que sean los gatos, no debemos permitir que los linces se extingan.

He introducido el tema con una foto de Asia Argento porque me parece más agraciada que su padre. El otro día la vi en Trauma y llegué a la conclusión de que esta chica sería la Jennifer Connely del cine para adultos si la propia Jennifer Connely no se hubiese convertido en la Jennifer Connely del cine para adultos.

Me despido dejando aquí los trailers de las joyitas que he mencionado:


CUATRO MOSCAS SOBRE TERCIOPELO GRIS





UNA HISTORIA PERVERSA
(trailer no oficial)




UNA LAGARTIJA CON PIEL DE MUJER





TRAUMA


lunes, 12 de julio de 2010

ENTREVISTA EN ABANDOMOVIEZ



Si pasáis por este blog de vez en cuando estaréis hartos de oírme hablar de un largometraje llamado que escribí hace más de dos años y que César del Álamo terminó de dirigir a principio de éste.

Pues este mes la criaturita se nos emancipa. A partir de ahora empezará a andar por sí sola, gracias a la distribución en dvd de Friki Films y a su estreno festivalero en el Cryptshow 2010. (el 15 de julio a las 18:00)

El caso es que esa gran web de nuestros géneros favoritos que es ABANDOMOVIEZ se ha hecho eco de las buenas nuevas publicando esta completa entrevista a César del Álamo (director de ), en la que también me hacen a mí un par de preguntas.

Si a alguien le apetece leer esa entrevista, aquí la tiene:


http://www.abandomoviez.net/reportaje.php?id_reportaje=34&pag=1


Gracias a Pablo en particular y a todos los abandomovieros en general.

sábado, 10 de julio de 2010

ABDUCIDO



Hace unos meses Vicente Muñoz Álvarez me invitó a participar en una preciosa inciativa llamada VINALIA TRIPPERS.

Se trata de un Zine en el que tropecientos escritores y/o dibujantes escribimos y/o ilustramos sobre un tema concreto. Este año el Vinalia trae por título "Plan 9 del espacio exterior", así que ya pueden imaginarse el tema de los relatos.

Acabo de recibir mi ejemplar, donde mi relato y su dibujillo a juego aparecen empequeñecidos por el talento de todo un ejército de gente talentosa. Me voy a disfrutar de ello.

Y ustedes también pueden disfrutarlo pidiéndolo en:


http://vinaliaplan9espacio.blogspot.com/

viernes, 9 de julio de 2010

AMALIA DOS

Amalia nunca borra un mail. Si le preguntas por qué, ella sabe ofrecerte una veintena de respuestas. Tantas como tipos de mail existen. Aunque supongo que la razón última es siempre la primera: Todos tenemos miedo de morir, y sabemos que también a nosotros nos borrarán un día, cuando dejemos de tener sentido.

Nunca falta una buena razón para conservar un mensaje de correo electrónico. Hay mil coartadas con que aferrarse a lo efímero: Lo bonito que sería releer ciertas palabras más adelante, en uno de esos futuros en que los presentes se convierten en nostalgias. Lo útil que sería repescar ciertos datos la próxima semana, el mes que viene, para tramitar esto, para ultimar lo otro. Las fotos de ese viaje a Marruecos de Natalia, que acaso estarán más seguras en los abismos del cyber-espacio que en la precariedad de un disco duro.

La cuenta de correo de Amalia creció, creció, creció. De manera incontrolada. Fue tal la cantidad de información acumulada, fue tal la complejidad, tal el sinsentido de aquel magma de datos, que tarde o temprano tuvo que ocurrir: El caos chocó contra sí mismo y de él surgió ese capricho tonto que algunos llaman vida.

Aquella dirección de mail cobró conciencia propia. Se percibió a sí misma como algo diferente, algo envuelto en un papel de regalo que lo aislaba del todo y de la nada. Sintió, a su virtual manera, el cosquilleante dolor de la existencia.

Y así nació Amalia dos.

Una vez detonada esa chispa de auto-consciencia, la personalidad del nuevo ser se definió mediante retazos de todo aquello que alguna vez despegó o aterrizó en la bandeja de entrada de Amalia. Millones de datos, almacenados desde el principio de los tiempos, cogiendo polvo digital en tal o cual carpeta.

No sería pues descabellado aventurar que Amalia dos iba a crecer a imagen y semejanza de su dueña de carne y hueso o – aquí el matiz importa – a imagen y semejanza de la imagen que la propia Amalia tenía de sí misma.

Porque escribir es mentir. Cuando intentamos reproducirnos a nosotros mismos al otro lado del teclado, el personaje resultante tiene más de anhelo que de descripción real. Todo mentiras. Contadas a los demás. Contadas a nosotros mismos. A veces por falta de auto-conocimiento. A veces por miedo. A veces por frustración, por ansias de jugar a ser los otros. A veces por pura seducción. A veces por pereza, por desidia, por el tiempo que cuesta demorarse en explicar ciertas verdades.

Todos esos engaños componían la esencia de Amalia dos; todas esas cualidades adulteradas, casi ficticias del álter-ego involuntario de la Amalia original; toda esa colección de pieles obsoletas de serpiente.

El carácter de Amalia dos se había forjado en base a mails olvidados. Fósiles acomodados en distintos estratos temporales que remitían a distintas Amalias; la Amalia de ayer, la Amalia hacía un año, la Amalia ya lejana de los días del erasmus... Pero esas distinciones no existían para la Amalia dos. En ella el concepto tiempo nació junto al resto de lo que significa ser consciente. Cualquier información previa en su archivo era considerada atemporal, eterna. Absoluta.

El resultado se tradujo en pura esquizofrenia.

En Amalia dos tenían igual vigencia las confesiones íntimas sobre aquel chico ya olvidado que la enamoró seis años antes, el rencor fresco hacia ese jefe que la estaba amargando en un trabajo que ya ni siquiera existe, la preocupación por esa hermana enferma a la que iban a operar pero que ya la han operado y todo salió bien menudo alivio y su mejor amiga que era Marta y Carolina y ahora Carmen porque las dos odiamos a Marta pero qué tonta he sido te quiero Marta hemos perdido el contacto últimamente Carolina pero es que es ley de vida creo que deberíamos darnos un respiro y sé cómo alargar tu pene y hacerte adelgazar en dos semanas jejejeje ;-) ¿te vienes mañana a la fiesta en casa de Josemi? Ke bien stuvo la fiesta d Josemi ay que repetir ya stoy harta d ls fiestas d Josemi escrito desde mi dispositivo móvil soy una tía cojonuda a veces me doy asco :(

No es necesario explicaros por qué Amalia dos se convirtió en un ser desequilibrado, con una percepción de nuestro mundo adulterada.

Cuando Amalia – la corpórea – teclea su contraseña para mirar el mail como cualquier mañana, no la dejan acceder a su cuenta.

Contraseña incorrecta.

Vuelve a teclear. Vuelven a cerrarle la puerta en las narices. En su propia casa. Contraseña incorrecta.

“Eso es que te han hackeao la cuenta”, diagnostica un compañero de trabajo. Ése que – pobre infeliz, bendito iluso – sueña con llevársela a la cama enarbolando sus conocimientos de informática.

Otro par de intentos infructuosos, otro par de contraseñas incorrectas y tira la toalla. Se muda de dirección en Arrobalandia y aprovecha para limpiar su agenda, para podar y oxigenar su vida social. A los dos días ya ha olvidado la dirección antigua.

No tardan sin embargo en llegar lo que, aunque ella no puede imaginarlo a priori, son noticias sobre las andanzas de la nueva Amalia.

“Jo, tía, ya te vale. Mira que venirme ahora con ese mail... ¿Cómo puedes restregarme eso en la cara después de tanto tiempo?”

“Señorita, se lo he dicho por correo electrónico, pero se lo repito por teléfono. Deje de acosarme o llamaré a la Policía. Ya le comuniqué en su día la razón de su despido. Esos insultos están totalmente fuera de lugar.”

“¿Qué derecho tienes tú de decirle a Olga lo que Carlos piensa de ella? ¡Ahora no se hablan! ¡Por tu culpa! Tú antes sabías guardar secretos, tía.”

“¡Amalia! ¡Qué coincidencia! Se me hace raro verte en persona, después de todo lo que hemos estado compartiendo por la red en estos días... ¿Cómo que de qué hablo, a qué estás jugando? ¿Qué pasa ahora con todo eso de que en el instituto fantaseabas con hacerme esto, aquello y lo de más allá? ¿No decías que querías pellizcar este culito? ¡Pues aquí lo tienes!”

Amalia reúne piezas suficientes para esbozar un puzzle y llega a la conclusión más lógica: El cabrón ése que le había jequeado la cuenta, o como coño se diga.

“¡No soy yo! ¡Es otra persona! ¡Están usando mi cuenta para hacerse pasar por mí! ¡No hagáis caso de lo que os llegue a través de mi antigua dirección! ¡Ésta es la buena!” Así lo hace saber Amalia a todos los afectados. Así lo comunica a todos sus contactos.

“¡Déjate de coñas!”, le replican ellos. “Nadie podría suplantarte así de bien. Se expresa exactamente como tú. Sabe cosas que sólo puedes saber tú. ¡Si hasta sus faltas de ortografía son las tuyas!”

Sí... Amalia dos se comportaba como su antigua dueña, aunque con una escalofriante diferencia. Percibía a los interlocutores tan intangibles como ella. Nunca experimentó esa mirada de reproche con que te fulmina una persona cuando le dices una inconveniencia, ni conocía los cien sabores distintos que puede tener el veneno de una misma frase, ni el miedo que hace temblar la voz al pronunciar ciertas palabras. Eso contagiaba de ligereza todas sus relaciones. Se dirigía a los contactos de su agenda con naturalidad temeraria, sin calcular las consecuencias, buenas o malas, que pudiese tener la espontaneidad de sus iniciativas.

Y el efecto de todo esto sobre Amalia será devastador. Su mundo se desmenuzará como el pan seco porque un huracán llamado Amalia dos se dedica a arrasar con todo, sembrando encuentros, dinamitando lazos, removiendo pasados y replanteando futuros.

La realidad que emerge de entre los escombros no se puede considerar mejor. Tampoco peor. Es en todo caso distinta, caprichosa, salvaje, impredecible puede que peligrosa. Pero se trata de un peligro mágico.

Muy pronto la propia Amalia se ve obligada a reconocer que aquello no es obra de un simple hacker. Hay una conexión muy íntima entre sus vísceras y las iniciativas de Amalia dos. Amalia entiende sin saber lo que entiende. Amalia intuye. Amalia descuelga el teléfono, llama a la empresa que gestiona las cuentas de correo. Amalia oye pitidos. Amalia espera. Amalia sabe no sé qué de los servidores, que sólo tiene que exigir que eliminen su antigua dirección, todos sus datos. Les obligará a ello, les amenazará con denunciarlos si es preciso.

Descuelgan al otro lado de la línea.

La persona que la atiende es una definición de simpatía. La actitud no puede ser más receptiva. Será sencillo. Unas palabras de Amalia y el ser que sabotea su existencia dejará de existir.

Llega la hora de pronunciar esas palabras, pero a Amalia se le atragantan en la boca. De pronto desfilan por su mente todos los cambios de los últimos días, los frutos del sabotaje del que está siendo víctima: empleos perdidos, senderos descubiertos, fantasmas invocados, abrir jaulas, sembrar terremotos, arrancar rastrojos, sodomizar silencios que suplicaban por gritar desde hacía siglos.

Amalia no sabe a dónde va a llevarle todo eso, pero le llevará a algún sitio. Y eso es algo que jamás pudo decir de su anterior vida, la de antes de que jugara Amalia dos; la de las frases nunca dichas, la de los cofres sellados para siempre, a cal y canto.

Amalia cuelga el teléfono.

A partir de este momento, cada vez que alguien se le acerca – alguien desconcertado o intrigado o indignado maravillado confundido decepcionado agradecido – cada vez que ese alguien le increpa, le exige, le interroga... Amalia responde:

“Sí, lo he escrito yo. No me nacía callarme”.

A partir de este momento Amalia cierra los ojos, y le regala el timón a Amalia dos, y se agarra a la barandilla de la montaña rusa, y aguarda el cosquilleo en el estómago. Y acepta cien sorpresas, cien misterios detrás de cada curva.



Fuerteventura. 9 de julio de 2010

miércoles, 7 de julio de 2010

INVENTOS PARA PONERME EN FORMA SIN RENUNCIAR A LO QUE ME GUSTA

Las fuerzas cósmicas me tienen manía. Por eso se han encargado de que la mayoría de mis aficiones, ora por sus connotaciones tóxicas, ora por su carácter sedentario, sean incompatibles con gozar de una buena forma física.

Probablemente muchos de vosotros tengáis el mismo problema, pero no os preocupéis. Hecha la ley cósmica, hecha la trampa.

Aquí os presento algunos inventos que he desarrollado para podernos poner en forma sin renunciar a esos pequeños placeres de la vida:

EL TECLADO MARCIAL


Llevo muchísimo tiempo dándole vueltas a este dispositivo. Mis compañeros de trabajo me tomaban por loco cuando les hablaba sobre el tema, pero ése fue siempre el destino de los visionarios.

Los que nos dedicamos a la escritura estamos condenados a pasar gran parte del día con el culo pegado al asiento, tecleando. Y cada hora que uno invierte en teclear es una hora de la que uno no dispone para entrenar su físico.

¡Pues esa maldición se va a acabar gracias a mi teclado marcial!



Como pueden ver en ese elaboradísimo croquis, mi artilugio obligará al escritor a desplazarse de un lado a otro. Consiste en un habitáculo repleto de sacos de boxeo. Cada saco tiene escrita una letra del alfabeto, y está conectado a un resorte que, al ser golpeado, envía la orden de escribir la letra en cuestión en el procesador de texto.

De este modo, si queremos escribir con cierta fluidez nos veremos obligados a simultanear nuestra redacción con un entrenamiento intensivo de artes marciales. Patadas, puñetazos, codazos, volteretas.

No hace falta ser guionista, ni novelista, ni periodista para gozar de las ventajas del teclado marcial. Si eres el típico desecho físico que se pasa todo el día chateando delante del monitor, este invento también es para ti.

La posición de las distintas letras es intercambiable. De ese modo. podemos regular la dificultad e intensidad de los entrenamientos según acerquemos o alejemos entre sí las vocales y/o las letras que suelen escribirse juntas con más frecuencia.

La otra gran ventaja de este dispositivo tiene que ver con la ortografía. Los gazapos más flagrantes serán incluso perdonables. "Entiéndalo, señor miembro de la RAE... es muy difícil distinguir la "v" de la "b" en una patada giratoria..."

Por otra parte, el cursor del ratón se accionará mediante una palanca que ofrecerá una resistencia (regulable) orientada a fortalecer nuestros brazos.



Aquí está el futuro de la escritura. Yo estoy convencido de que Jean Claude Van Damme utilizó algo parecido cuando escribió el guión de The Order.


EL BANCO DE ABDOMINALES CERVECERAS


¿A quién no le da pereza hacer abdominales? Pues si exceptuamos a algún que otro masoquista, las abdominales nos dan pereza a TODOS.

Pero todo es cuestión de motivación, y a alguien como yo sólo se le puede motivar de una manera: CON CERVEZA.

"Dame un botellín de cerveza y moveré el mundo", que diría Arquímedes. Si a mí me dijesen que hay un bar en la cima del Everest (y me confirmasen que el cañero de ese bar no es de Cruzcampo) adelantaría a Juanito Oiarzabal en pos de dicha cima.

Ése es, a groso modo, el fundamento del banco de abdominales cerveceras:



Como veis, es muy parecido a los bancos de abdominales de toda la vida, con la sutil diferencia de que en lo alto, justo donde termina nuestra boca tras cada abdominal, nos aguarda un biberón lleno de cerveza.

Ése es el merecido premio que nos aguarda tras cada abdominal.

La boquilla del biberón se regula para que la cantidad de cerveza que se ingiere en cada chupada contenga menos calorías que las que se invierten en realizar la abdominal.

Si nuestra adicción es tal que damos más de una chupada en cada abdominal, tampoco pasa nada. Porque para dar más de una chupada hay que hacer el gran esfuerzo de mantenerse allí arriba, y eso también consume calorías.




EL ERO-WOK


En este caso se unen dos actividades con mucho en común. Ambas pueden llegar a convertirse en pecados capitales. Ambas pueden hacerse por obligación o por placer. Ambas consisten en un refinamiento casi artístico de una primitiva necesidad de sobrevivir.

Me refiero a cocinar y follar.

Dos cosas que a partir de ahora podremos hacer de manera simultánea gracias al Ero-wok:



El funcionamiento es muy sencillo, y podéis deducirlo interpretando el dibujo. Ella se coloca sobre la mesa. Sobre su espalda (o sobre su vientre, si se coloca bocaarriba) habrá una hornilla que calentará un wok.

Ahora bien, para encender el fuego de la hornilla será necesario que él bombee, penetrando una y otra vez ya que (como se precia en el esquema) la cadera del mozo tiene un cinturón conectado a través de un cable a un complejísimo sistema de dinamos (que no merece la pena explicar aquí) destinado a generar la energía necesaria para calentar el wok.



Este tubo transfiere la energía de las dinamos hacia la hornilla.



La intensidad del fuego, pues, dependerá de lo rápido o lo despacio que él mueva sus caderas. Así pues, el acto sexual será distinto según queramos cocinar a fuego lento o fuego rápido.

Evidentemente, la espalda (o el vientre) de ella estará protegido con un material ignífugo.

Si no he podido comercializar aún este invento es por miedo a que el colectivo femenino lo califique de artilugio machista que denigra e instrumentaliza a la mujer. Naturalmente, eso no es cierto. Si se molestan en ver bien el dibujo notarán que la mujer también toma parte activa en el proceso culinario, alcanzando los tarros de especias al cocinero y activando, con sus jadeos, un complejísimo sistema de molinillos de viento que pone en marcha una campana de extracción de humos.



Tampoco voy a aburrirles explicando los fundamentos físicos de ese sistema de molinillos de viento.

Por otra parte, estoy perfeccionando un modelo muy similar en el que es la mujer la que se coloca encima del hombre, cocinando sobre el pecho de éste. Pero según los colectivos feministas esta versión también es machista, porque relega a la mujer a un rol de cocinera/ama de casa que resulta denigrante.

Pero no me rindo. Todos los días pruebo este dispositivo follando con feministas y cocinando sobre ellas. Testeando distintas variantes del invento. Cuando termino, pregunto a la feminista en cuestión si se ha sentido denigrada, y la respuesta es siempre afirmativa.

Aunque, por otra parte, mi intención no es usar este invento con feministas, sino con mujeres de verdad.


EL PROYECTOR A PEDALES


Otra de mis grandes aficiones consiste en ver pelis. Una vez más, se trata de una afición sedentaria.

Mi proyector a pedales se parece a algunos aparatos que ya existen en los gimnasios más modernos:



Pero con una importante diferencia: Es el movimiento de los pedales lo que alimenta energéticamente el proyector y el equipo de sonido que nos permiten ver la peli. Además, la velocidad de reproducción de lo que estamos viendo dependerá de nuestra velocidad de pedaleo. Así que, si queremos disfrutar de la película a su velocidad correcta, deberemos mantener un ritmo constante en nuestro pedaleo.

Del mismo modo, podremos pedalear más deprisa si queremos que pasen rápido las secuencias sin sexo de las pelis porno, o los momentos en que los Hermanos Marx se ponen a cantar y a tocar el harpa y el piano.

Por otra parte, el mando a distancia de la imagen y el mando a distancia del sonido serán dos pesas que nos ayudarán a fortalecer los brazos.



Así que ya no tenéis excusa para no estar como Sylvester Stallone.

lunes, 5 de julio de 2010

DANIEL HIGIÉNICO



Con el tiempo se ha convertido en mi segundo cantautor favorito (justo por detrás del dios Sabina)

Hace poco me puse en contacto con él, comunicándole mi deseo de poder pagar en alguna ocasión por el centenar de veces que he escuchado sus discos gratis en internet. Creo que he desgastado sus últimos tres discos, de tanto reproducirlos.

El señor Higiénico, muy amablemente, me informó sobre la manera de pedirlos contra reembolso en SU PÁGINA WEB.

Siempre he tenido experiencias reguleras con eso de las compras por internet, pero creo que se lo debía al señor Higiénico. Así que le pedí dos de los discos: "El hombre del tiempo" y "La rebelión de los niños con problemas emocionales".

Y a pesar del nefasto funcionamiento que suele caracterizar a los servicios de Correos de Fuerteventura, los dos discos han llegado, relativamente pronto, sanos y salvos.

Os dejo aquí los links de Spotify de algunas de mis canciones favoritas de Daniel Higiénico, por si alguien más se engolosina con su música y decide comprarle discos, o asistir a sus conciertos.

UN MINUTO ANTES DE PARTIR:

http://open.spotify.com/track/4lMDjsov3dCOruMSzaiyAv


QUÉ COÑO LE DIGO A MI HIJO:

http://open.spotify.com/track/5jcCVbXRJ7kjR9deZjC8XZ


BRILLA EL BILLAR:


http://open.spotify.com/track/4Xh5NcKLE65fGK9Y4R8FAT


EL LADO GUAY DE MR HYDE:


http://open.spotify.com/track/0FbCEd1XTE2TJVpCiWCahA


VIVIR PRODUCE CÁNCER:


http://open.spotify.com/track/50Ml8YitJLjTsJb4Q3VXpM


LECCIONES DE MODERACIÓN:


http://open.spotify.com/track/3B00IBYHVEDJN5aDNpQwak


"X" EN LA FIESTA:


http://open.spotify.com/track/0e2QJS9Pf6U99Hd0GcA34W


EL HOMBRE DEL TIEMPO:


http://open.spotify.com/track/0eAkQXF4agX9EYIrUhpAMy


COMO NO LLUEVA:


http://open.spotify.com/track/445iqOUqAZBn2URXMD0ZwV


AQUÍ NADIE SERÁ AZUL:


http://open.spotify.com/track/61w8Xz8bFMd6gNYPHZEzoB


SENTIRSE ESPECIAL:


http://open.spotify.com/track/46JiLT3gNhJi2eldVIHDUD


TE REGALO UN BLUES:


http://open.spotify.com/track/1xykNmle6MgkZPfp84wd6B

viernes, 2 de julio de 2010

DESINTEGRÁNDOME

Anuncio que retomo el blog y, acto seguido, me tiro varios días sin actualizar.

A modo de disculpa diré que el cable con el que me conectaba a internet se ha jodido.

Están siendo unos días de cosas que se rompen. El otro día el internet. Hoy el Digital Plus quedándose sin señal mientras intentaba ver Dog Soldiers. Incluso mis zapatillas de andar por casa se acaban de romper.

No puedo evitar pensar que el mundo se está desintegrando a mi alrededor porque yo mismo me estoy desintegrando por dentro.

Tengo la cabeza tan dividida en tantísimos posibles rumbos creativos, tantísimas encrucijadas, tantísimas maneras de malgastar lo poco que me quede dentro...

Al final me paralizo. No escribo. No condimento mi mundo con poesía... Y todo ello me hace perder consistencia, como el George Stark de Stephen King.

Hay un dinosaurio de plástico en uno de los estantes de mi colección... uno solo entre los ciento y pico que tengo... Se mantiene en pie sobre la balda con un equilibrio muy precario. Y cada cierto tiempo se desploma. En cuanto me doy cuenta de ello, vuelvo a poner al bicho en pie. Al hacerlo me siento como Desmond cuando tecleaba el 4815162342. Pienso que si no pudiese agarrarme a esa frágil rutina, mi mundo terminaría de desintegrarse por completo.

El muy cabrón lleva todo el día sin caerse.

No sé qué coño hice distinto la última vez que le puse en pie. No sé qué fórmula mágica descubrí por accidente. Si la conociese de manera consciente, la aplicaría a mi feng-shui interno.

He dejado de trabajar en mi guión, por el momento. Otro proyecto post-puesto. En parte porque amenazaba con crecer, una vez más, hasta convertirse en algo irrealizable. En parte porque se estaba convirtiendo en algo demasiado "serio" para lo que me viene pidiendo el cuerpo últimamente.

No sé qué pasará mañana. Quizá retome el guión. Quizá escriba otro relato. Quizá se me ocurra un guión nuevo. Otra sopa de piedra que también parezca asequible a simple vista. Tal vez no haga nada de nada, y me quede mirando el techo. Hipnotizado por el giro de un ventilador que ni siquiera existe.