martes, 30 de septiembre de 2008

CUANDO EL OTOÑO VINO A VISITARME


Para mí, el otoño empezó un par de días después de su llegada oficial.

Posiblemente mi estación favorita.

Me envió una discreta tarjeta de visita, mientras escribía en mi habitación. Algo se coló por la ventana entreabierta y aterrizó en el radiador. Era una hoja de árbol. Dorada y quebradiza, como todo lo genuínamente otoñal.

El otoño es una estación que sabe y huele a páginas de libro viejo, una estación crujiente, decrépita, oxidada, rociada con caspa melancólica, fotografiada en sepia y guardada en un cajón de los que se abren solo en atardeceres especiales.

Y toda esa mierda.

Hace mucho tiempo, nuestro calendario estaba concebido para que el ser humano, como animal que es, viviese armonizado con los ciclos de la madre naturaleza. El año comenzaba con el advenimiento de la primavera, y moría arropado en la mortaja blanca del invierno. Los planes del hombre, sus propósitos... estaban sincronizados con los ritmos de la madre Gea. Nuestro "año nuevo, vida nueva" comenzaba en esa época verde, fértil... la época en que el resto de las cosas acostumbra a nacer, y la atmósfera se infecta de abejas y de hormonas.

Sin embargo, pocos años antes del nacimiento de Cristo, los hombres alteraron el calendario, por razones político/militares que darían para otro post entero. Y desde entonces, el año empezó a empezar en invierno, y todo se fue descuajaringando, siglo a siglo.

Más adelante, el hombre (tal vez debido a sus tinieblas internas) se volvió adicto al sol, y concentró las vacaciones de casi todo el mundo en los meses de verano, provocando con ello un segundo desajuste, que nos induce a iniciar nuestros planes, nuestros nuevos propósitos, nuestros (en definitiva) nuevos designios para el "nuevo curso" en otoño; Iniciamos, pues, nuestras andanzas en período del año que el resto de seres vivos utiliza para empezar a morir. Colocamos la banderilla inaugural del principio de nuestra carrera en el tramo que el resto del planeta utiliza como recta final. La estación especializada en resquebrajar la vida y hacer que las cosas se caigan embalsamadas en oro disecado.

No sé si es bueno o mano, pero es el camino que, más o menos conscientemente, hemos designado para nuestra civilización. Hemos decidido emprender nuestra nueva vida en el momento en que se nos disuelve la piel de serpiente. Condenados a lanzarnos desnudos contra este decrépito felpudo que precede a los umbrales del invierno.

Yo, por mi parte, noto cómo empieza un nuevo ciclo. Un ciclo divorciado de la ley natural, quizá... pero, por ello mismo, enternecedoramente humano.

Inicio este inicio de "año de mentira" cargado de propósitos. El más digno de ellos, quizá, sacar adelante una nueva novela, o una nueva "cosa", ya que, al paso que va, no creo que alcance la duración necesaria para ser considerada novela aunque (una vez más) sea demasiado larga para conformarse con ser un cuento. Se llamará "La emperatriz de los insectos". La escribo muy lentamente. Más lentamente que nunca. En ratos libres, sin forzar una sola sílaba. Si en otras ocasiones he escrito con una rapidez casi incontinente, en este caso me dedico a destilar las palabras con una lentitud desesperante. Eso me ayuda a desarrollar la paciencia, una de esas muchas virtudes de las que no puedo presumir. De momento estoy contento con el resultado, pero será un resultado tan retorcido y excesivo (una vez más) que difícilmente encontraré alguien dispuesto a publicarlo. Estoy enfermo. Posiblemente lo cuelgue en internet, y a tomar por saco.

Espero que vuestro otoño haya comenzado con buen pie.

17 comentarios:

Jack Shadow dijo...

Haz como del toro y te las vas guardando, luego un buen día, cuando tengas una jornada laboral de 20 horas, vas y las empiezas a publicar, para que todo el mundo alucine sobre lo prolífico que eres aún estando tan ocupado.

Álvaro Loman dijo...

Bonito post. Si de verdad lo quieres hacer de forma paciente, escóndete en noviembre, que el monstruo NaNoWriMo acecha a todo el mundo...

Suerte!

Tay dijo...

"Y toda esa mierda" :D

Ten cuidado con cuidarla demasiado que luego puedes no querer terminarla... o tener que destruirla para no compartirla con nadie... y todas esas cosas que pasan.

Juanjo Ramírez dijo...

Jack: Ya tengo bastante material acumulado para eso, pero creo que si volviese a leer algunas de ellas, las encontraría tan chungas que el proceso de intentar reescribirlas sería más agotador quribir novelas nuevas.

Álvaro: En el Nanowrimo pasado empecé a escribir una novela estilo Ral Dahl, pero la dejé a medias, cuando llevaba unas 50 páginas. Me deben quedar otras 50 para terminarla, y a lo mejor un día de estos lo hago, porque estaba muy contento con el resultado. Pero ahora no siento que sea el momento. Quizá lo sea mañana, o pasado, o dentro de siete años ;)

Tay: Tomaré precauciones ;) De todos modos, no sería la primera novela que dejo a medias :P

Anónimo dijo...

"...que difícilmente encontraré alguien dispuesto a publicarlo"

Me haces el favor de quitar eso de tu vocabulario (no es una sugerencia, es una casiorden) Que habiamos dicho de la actitud? No te predispongas a los peros y los contras.
Yo antes no valoraba el otoño, pero el año pasado mi hermana justo llegó de México en otoño (tras vivir tres años alli) estaba fascinada (llevaba tres años sin ver el otoño) y me lo contagió y lo redescubrí... los colores, el olor a hierba mojada... y ahora soy muy fan (a parte de muy influenciable, claro...)

Anónimo dijo...

De nuevo demasiado retorcido... Sabes que por lo menos yo encontraré edificante y enternecedor que te pases de la raya: tu últma novela (o la última que leí) me parece un bombón relleno (tú sabes de qué) de lo más delicioso.

Y si esta nueva historia no encuentra salida editorial, siempre puedo adaptarla y convertirla en un guión que nadie quiera producir ;)

Anónimo dijo...

la tumba sin nombre querías decir que alguien quiera producir no?

Unknown dijo...

Para mi el año empieza en Septiembre y acaba en Julio.
Agosto no existe, es una etapa de preparación ante el año nuevo
Abrazo enorme!

Juanjo Ramírez dijo...

Cata: ¡Tienes razón! Cada vez que me olvide de ello, abofetéame con tus palabras!!! Voy a acabar hecho un Cristo, porque pienso olvidarme de ello varias veces a la semana ;)

César: Me temo que esta nueva novela será incluso más retorcida que ese pequeño bombón al que te refieres.

Marina: ¡Bienvenida! Si eliminasen agosto del calendario no me daría demasiada pena. Bueno, quizá sí... aunque odie el verano, casi siempre coincide con mis vacaciones...

Abrazos!

Anónimo dijo...

¿Retorcido y excesivo? Quizás, pero ¿qué mejor motivo para publicarlo?

Anónimo dijo...

¿Más retorcido que "La Mierda"?... Ardo en deseos de leerlo.

Juanjo Ramírez dijo...

Tomás: Me gusta tu criterio, ¡sí señor!

Anónimo dijo...

Cada cierto tiempo vuelvo por tu mundo... hacia timpo que no venía. He estado ocupado intentando terminar una carrera que mis queridos profesores no quieren que termine. Me he comprado un fusil y ya tengo un pasaje a tenerife. Lo demas es juventud americana. El caso es que hacia tiempo que no pasaba por aqui, incluso que no escribía nada hasta el punto de dejar aparcada una novela, una especia de space opera, starwaridaza y psicologimante decrepita que ya te enviare para que me des tu opinion, que valoro mucho, cuanta mariconada. Bueno, espero que todo bien (vaya mierda de tclado)y que nos veamos algun dia. Enga, por cierto... soy Manolo, del tiempo ancestral del isntituto viejo. Un abrazo.

Juanjo Ramírez dijo...

¡Coño Manolo! Cuánto tiempo!! Me alegro de que sigas escribiendo.

Yo también tengo cada vez menos tiempo y estabilidad mental para poder escribir mis cosas. Ánimo con todo, incluída la carrera, el fusil...

Será un placer leer tu novela space opera cuando me la mandes! Y criticarla constructivamente ;)

Un abrazo!!

Anónimo dijo...

me he sumado al fenomeno blog y también me he creado uno.

ayer el programa guay, pero las audiencias...

Juanjo Ramírez dijo...

Hola Iñigo!!

Pues si me mandas la dirección de tu blog, te añado a mis enlaces!

Sí, es una pena lo de la audiencia. Puto Cuéntame y puto Sin tetas... nos crugieron con sus veintipicos :P

Pero bueno, en peores plazas hemos toreado.

Juanjo Ramírez dijo...

Gracias por el aviso, Mónica!

Lo miraré en cuanto tenga ocasión!