jueves, 31 de mayo de 2012

¡VENDETA!


Cuando intentan enseñarnos a escribir, siempre nos dicen que todas las tramas que realmente interesan a un ser humano han de basarse, en última instancia, en esas pulsiones que Freud etiquetó como EROS y THANATOS.

Amor y muerte.

En otras palabras: Seguimos siendo animales y, como tales, empatizamos más con todo aquello que tenga que ver con:

a) Reproducirnos y perpetuar la especie: Tramas de amor, tramas de conseguir al chico o a la chica de turno, tramas de salvar o romper matrimonios, etc.

b) Sobrevivir, conservar o alargar nuestra vida: Tramas de presa huyendo del cazador, tramas de evitar que el macho alfa acabe contigo, tramas de "tiene usted cáncer", etc

Incluso algunas motivaciones más "humanas" como el éxito social, ganar o perder una competición deportiva, ser aceptado por un determinado grupo, etc... quizá nos interesen porque, en última instancia, están orientadas a que el sujeto alcance una posición que favorece sus probabilidades de sobrevivir, sus probabilidades de reproducirse o ambas cosas a la vez.

No obstante, del mismo modo en que la Psicología Junguiana sostiene que Freud era demasiado reduccionista al contemplar únicamente esas dos pulsiones, la narrativa moderna va demostrando que el ser humano puede interesarse en historias cuyas raíces se emanciparon hace tiempo del Eros y del Thanatos.

En este sentido, hay un tipo de tramas que siempre me ha intrigado especialmente:


LAS TRAMAS DE VENGANZA.

Lo tengo comprobado: Una buena trama de venganza engancha más a un ser humano medio que cualquier trama de supervivencia o incluso que cualquier trama de amor.

De hecho, creo que se dan casos en los que te daría igual que el protagonista sobreviviera o no si no fuera porque... ¡tiene que vengarse!

Incluso hay ocasiones en las que nos da un poco igual que el protagonista muera, siempre y cuando le haya dado tiempo a consumar su venganza.


- Tú tendrás el puto anillo único, Frodo. Pero yo tengo a Gladis.

Este post no pretende ofrecer respuestas. Como mucho aspira a plantear preguntas y a divagar un poco sobre el tema.

La primera pregunta que me surge: ¿Es el deseo de venganza una cualidad exclusiva del ser humano, o se han dado casos de "instinto de venganza" en otros animales?

Todos hemos visto pelis - o leído libros - donde los animales parecen poseer ese sentimiento de venganza. Que si Orca, la ballena asesina, que si los tiranosaurios de Spielberg...

Todos habremos oído alguna vez eso de: "No cabrees a una avispa, que luego son muy vengativas".

Pero en la mayoría de los casos yo diría que se trata de "nosotros humanizando a esos animales" y proyectando en ellos motivaciones humanas a la hora de interpretar sus actos.

Antes de empezar a escribir este post he hecho una búsqueda rápida en google sobre el tema. No ha sido una búsqueda exhaustiva, lo reconozco, pero los únicos resultados que he encontrado aluden a coñas, textos lírico-panfletarios, imágenes graciosillas...

Desde aquí invito a los expertos en comportamiento animal a que nos informen un poco a los profanos sobre este asunto.


- Hola, me llamo Hamlet... digo... Simba. Tú mataste a mi padre. Disponte a morir.

Así que, tras lanzar esa pelota a tejados ajenos, me hago la pregunta inevitable:

¿Por qué el concepto de la venganza nos entusiasma tanto o más que el amor y la supervivencia?

¿Acaso de una manera muy retorcida e indirecta hemos llegado a la conclusión de que vengándote proyectas la imagen de que eres fuerte, de que eres ganador, y eso te garantiza "una posición más segura en la manada"?

Eso último se ve mucho en las tramas de mafiosos: "Me gustaría perdonarte, pero si dejo pasar esta afrenta, demostraré mi debilidad, y todos se lanzarán sobre mí."

Aunque yo creo que hay algo más. Algo más instintivo y visceral. Tengamos en cuenta que la religión cristiana siempre ha intentado reprimir las pulsiones más irracionales del ser humano (sexo, violencia no sistematizada...) así que si se esfuerzan tanto por enseñarnos a "ofrecer la otra mejilla", está claro que desde tiempos inmemoriales se ha percibido el deseo de venganza más como algo impulsivo que como el resultado de una cadena de razonamientos.

Yo, de manera intuitiva - es decir, tras una vergonzosa desidia a la hora de intentar documentarme - percibo en la mente humana - o en nuestras vísceras - una especie de "ley de compensación y de equilibrio" -, una tendencia a dejar las cosas cerradas en ese sentido. Muchas veces, cuando se habla de venganza en términos más fríos y racionales, utilizamos el término "ajuste de cuentas".

Quizá vivamos bajo el influjo de una ley natural o psicológica de esa índole. Algo similar a la ley de acción-reacción de Newton, o a las conclusiones de los experimentos de la Gestalt, que demostraron que tenemos esa tendencia a cerrar las cosas abiertas para darles formas, concluir lo inconcluso.

Quizá tengamos una tendencia innata a equilibrar balanzas.

Quizá nuestro instinto de venganza sea el hermano salvaje de nuestro ansia de Justicia. Quizá ambos sean un Caín y un Abel que prodecen de la misma madre.


3 comentarios:

Tay dijo...

Muy interesante!

Llevo un rato buscando el vídeo que quiero enseñarte, pero ¡nada! en cualquier caso... aquí puedes verlo...

Tienes que ir al minuto 14:00, o un poquito antes, para ver la introducción del experimento (te he puesto el enlace justo en el 14:00)
AQUÍ el vídeo

Me gusta la frase con la que has acabado el texto, no solo son hermanos, probablemente sean las dos caras de una misma persona. La necesidad de justicia viene con la moral, pues somos bichos sociales, y como tales, necesitamos esto para que la sociedad se mantenga como tal.
Para encontrar animales con necesidad de venganza solo hay que buscar en aquellos que tengan una fuerte estructura social.

Incluso esas películas deportivas en las que, por poner un ejemplo, Daniel Sam pasa de ser un espichadillo a ser el campeón de karate de la ciudad, se queda con la chica guapa, que antes, perdón por la expresión "pertenecía" al malo, anterior macho alfa... no se escapan de nuestra naturaleza social.

Pero es que lo es todo, nuestra risa no tendría sentido, nuestras expresiones faciales, el hecho de que utilicemos lenguaje interior para hablar con nosotros mismos... ¡nos comunicamos con nosotros mismos del mismo modo que hacemos con los demás! (es decir somos más "para los demás" que "para nosotros mismos*), todo lo que somos se lo debemos a nuestra naturaleza social.

La venganza también, claro. Se han hecho experimentos en los que se ha visto como los chimpancés (por ejemplo) son capaces de castigar al que hace algo egoísta, incluso aunque esto suponga sufrimiento para el que castiga, como pueda ser quedarse sin comida... solo para que el egoísta reciba su merecido.

Pero, claro, la vida en sociedad no solo nos ha dado venganza y ganas de hacer zancadillas para llegar alto, como digo, se lo debemos casi todo... todos los sentimientos que se suelen llamar "humanos" que se me ocurren también los compartimos con otros animales sociales.

Un saludo!!!

PD: En el pavo inglés, al poco de iniciar al capítulo 7 hay un ejemplo de venganza animal.

*Esto es algo friki que he colado, no se si se entenderá a la primera.

Juanjo Ramírez dijo...

¡Un trillón de gracias, primo! Tu aportación es tremendamente interesante!

Por cierto: El guiño friki no lo he pillado, pero a lo mejor es que hoy estoy torpe!!

Tay dijo...

:)

Lo expresé mal al decir "friki", no es friki o geek, es solo que me parecía que quizás podía quedar mal comprendido en tan poco texto. Me refería a que nuestras características más... características (valga la redundancia jejje) las tenemos ahí "para los demás".

Saludos!!!
Klaatu barada nikto!!!!!
Esto sí es un guiño friki :D