viernes, 4 de mayo de 2012

REFLEXIONES INCONEXAS ACERCA DEL "MUNDILLO"


Aún recuerdo aquella frase que nos soltó - en un seminario - el director José Luis García Sánchez:

"Yo no soy director porque sea el mejor trabajo del mundo, ni el mejor pagado. Soy director porque no sé hacer otra cosa."

Y aún me remueve el alma aquella secuencia de Ed Wood en la que Sarah Jessica Parker deja a Johnny Depp en plena fiesta de fin de rodaje, diciéndole que tanto él como sus compañeros de oficio son unos tarados y unos perdedores que no saben vivir en el mundo real.


Y aún me viene a la memoria aquella script de La noche americana de Truffaut, que decía que ella sería capaz de dejar a un tío por un rodaje, pero nunca sería capaz de dejar un rodaje por un tío.

Y aún me resuenan las palabras de Orson Welles diciendo que para él el cine era "como una mala mujer": Que te destroza la vida, que te arruina... Tus amigos te aconsejan que te olvides de ella, pero tú no haces caso. Tú siempre vuelves. No lo puedes evitar.


Porque flirtear con el "cine" (o con cualquier cosa que se le parezca, si es que existe) es un poco eso: Asumir que tu vida va a ser complicada, aceptar que vas a vivir en una realidad un poco distinta a la que pueblan esos que se autodenominan "gente normal".

SUPONGO QUE somos - me incluyo en la ecuación, aunque mis flirteos con el cine han sido mucho más leves y esporádicos que los de otra gente - gente inadaptada. Vivimos rodeados de muggles, y les parecemos "gente pintoresca" hasta que pasan con nosotros en tiempo suficiente para averiguar lo coñazo que es estar con alguien que se pasa el 80% de su vida social hablando de pelis, y desmontándolas, analizándolas, volviéndolas a montar, y contando anécdotas de proyectos.

SUPONGO QUE somos eso que ahora está un poco de moda: Frikis. Pero la moda pasará, dejarán de venderse en Zara camisetas con la cara de Al Pacino y entonces seremos simplemente "raritos".

SUPONGO QUE somos una de esas pocas profesiones que se refieren a sí mismas como "el mundillo". Y es relativamente común esa pregunta a alguien que acabas de conocer: "¿Tú también eres del mundillo?" Como si quisieras tener claro que estás delante de otro masón, para saber en qué claves hablarle.

La gente del "mundillo" no es "nazi" con los que no lo son. Más bien al contrario. Necesitan equilibrarse con gente de fuera para oxigenarse, tener un pie en la tierra... (que tire la primera piedra todo aquél del "mundillo" que no haya tenido alguna novia - o algún novio - a quien ha atormentado a base de aburrirl@ en conversaciones de grupo que versan sobre cosas que no entiende)

En todo caso, un tarado "del mundillo" puede llegar a sentirse incómodo con la gente "normal". Como le ocurre al tipo "de pueblo" que llega a la ciudad y no recuerda exactamente cómo comportarse.

La gente "del mundillo" no tiene los mismos horarios que la gente "normal", ni tiene las mismas prioridades. Salir al "mundo exterior" y ver que hay otras realidades es tan exótico para la gente "del mundillo" como deben ser "los del cine" para la gente normal.

Los rodajes son una excursión por Marte, o algo así. Creo que a más de la mitad de las personas importantes de mi vida las he conocido en rodajes y en proyectos. Por supuesto que se conoce a mucha otra gente en muchos otros sitios,  pero el vínculo que se genera en los rodajes es distinto.

Un rodaje es un poco como un viaje. Un rodaje es como una guerra de andar por casa. Un rodaje es como trabajar en equipo para robar algo a lo Oceans Eleven. Y eso genera una complicidad extraña entre la gente que se conoce en semejante sarao.

Y lo cierto es que yo ODIO los rodajes. Así a priori, me dan muchísima pereza.

Pero no puedo evitar dejarme liar para alguno de cuando en cuando.

Me siento un poco como Bilbo Bolsón, que quiere quedarse tranquilo en su agujero de Bolsón Cerrado... pero de pronto un mago y unos enanos llaman a su puerta y le dicen: "Oye, que vamos a matar un dragón, ¿te apuntas?"

Y a veces me he sentido también como John McClaine en La Jungla de Cristal. Él sólo quiere que le dejen caminar descalzo por la moqueta, hablar con su mujer... cosas sencillas... Pero siempre acaba dejándose liar aunque él no quiera. Los terroristas invaden en edificio y... "En fin. ¡Qué cojones! Habrá que."



Siempre he dicho que me siento un poco así cuando me veo rodeado de mis amigos. Ellos no son McClaine: Son Espartanos de 300. Disfrutan en esa guerra. Les encanta. Se sienten cómodos ahí. Son peces respirando en el agua.

Yo no me siento tan cómodo, pero sí tengo claro que me siento muchísimo más incómodo y más "fuera de lugar" en cualquier otro ambiente.

Eso, y que... ¡la torre Nakatomi es tan bonita!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Genial tus reflexiones! ¡Cuanta verdad en tan poco espacio! ¿Y qué me dices de la triste soledad del tipo del "mundillo" a la hora de elegir peli en el cine cuando va con sus amigos? Tiene que tragarse auténticos bodrios por "adaptarse", para luego salir con la cara en un rictus mortis y ser acribillado a comentarios del estilo: "¿Esta tan poco te ha gustado? ¿Por qué no? ¡Lo tiene todo! Qué raro eres...".

Y cuando consigues hacer oír tu voz, tus amigos dejan de hablarte durante cuatro días, pero tú sales pletórico del cine. Lo que por otro lado afianza ese pensamiento que todos tienen de ti: "Eres un bicho raro".

¿Pues sabéis qué? ¡Me encanta ser un bicho raro!

Juanjo Ramírez dijo...

¡Muchas gracias!

(yo lo que hago es ir al cine solo la mayoría de las veces - o con otros "bichos raros" -)

Wendy Pan dijo...

yo soy más bicho raro si cabe, 'canto ópera' jajajaja, pero sólo en el coro, eeeeeeh?!!
Eso de los muggles me ha matao jajajajaajjaja
Pero es cierto ciertísimo.

PD: (me acabo de probar el vestuario de zíngara y de monaja :S).

Juanjo Ramírez dijo...

JAJAJAJAJA. Lo sé, Wendy! Lo he leído en el facebook! Querré ver fotos! ;)