domingo, 18 de diciembre de 2011
ROCKY CAMINA A SU RITMO
Intentando retomar el blog. ¿Por qué? Bueno, resulta que a veces a uno le nace explicar cosas cuyo desarrollo no cabe en un tweet o no queda bien en un estado de Facebook. Normalmente escupo esa clase de reflexiones en conversaciones con amigos dispuestos a soportarme, cerveza en mano.
Ahora, no obstante, me hallo a unos 2000 kilómetros de distancia de los amigos que suelen aguantar mi palabrería. Quizá por eso me tenéis aquí, actualizando el blog, cerveza en mano.
Dejémonos de cháchara:
AYER VOLVÍ A VER ROCKY.
No me dedicaré a ensalzar aquí lo grande y lo tierna y lo emocionante que es la primera entrega de Rocky. No me demoraré considerádola paradigma de la épica y la superación personal. Porque eso se da por hecho. Como diría Bruce Willis en El último Boy Scoutt: "El cielo es azul, el agua moja y Rocky es un peliculón".
Lo que me llamó la atención en el visionado de ayer tiene que ver con estructura de guión.
¡No, no os vayáis! ¡Es un tema apasionante! ¡Os lo prometo!
Qué cojones... Tenéis razón. Es un coñazo. Largaos a hacer algo últil.
Para los que despreciáis a priori una peli como ésta por ser de boxeo y porque la protagoniza Sylvester Stallone, os recuerdo que hablamos de un largometraje que gano el Oscar a la mejor película y al mejor director. Una peli en la que el propio Stallone fue doblemente nominado al Oscar a mejor actor y al Oscar a MEJOR GUIÓN.
La peli seguiría siendo igual de buena sin todos esos premios. Muchas lo son. Pero es una buena carta de presentación, ¿verdad?
Regresemos al tema de la estructura.
Para los que no estéis familiarizados con el tema (que en este blog, gracias a Dios, sois muchos... o érais muchos. A estas alturas ya no quedará nadie por aquí) haré un burdo resumen sobre cómo se suelen estructurar los guiones según la visión "clásica", "académica", "ortodoxa".
(Los que ya os sabéis esa mierda, podéis saltaros la explicación y retomar la lectura cuando veáis la palabra "bukake" escrita en mayúscula y en rojo - de ese modo atraeremos a más lectores hacia el blog -)
Según los cánones conservadores una historia, para funcionar de manera efectiva, tiene que pasar por varios "puntos clave". Esos puntos son:
El detonante: Acontecimiento que, con sus implicaciones, pone en marcha la trama (a un chaval le regalan un mogwai, unos terroristas se cuelan en la torre Nakatomi...)
El primer punto de giro: Momento en que algo saca al protagonista de su rutina, de su status quo y lo implica de lleno en la historia que estamos contando. Puede tratarse de un suceso que afecta al prota y le obliga abandonar su comodidad, o puede (suele) tratarse de una decisión que toma el prota porque en el fondo no está satisfecho con su vida. Porque tiene "asignaturas pendientes".
El midpoint: Este punto algunos lo esgrimen y otros lo rechazan. Yo cada vez estoy más convencido de su utilidad. Ayuda a estructurar con más facilidad ese caos que en narración se conoce como "el puto segundo acto". El midpoint - o punto medio - consiste en hacer que suceda algo importante más o menos a la mitad de la peli. Algunos (Blake Snyder) dicen que ese suceso debe suponer un "falso triunfo" o un "falso fracaso" para el prota. En otros casos - y en otros géneros - he observado que a mitad de peli sucede "lo que mola". Es cuando nos cumplen esa promesita que nos ha motivado a ir al cine (los dinosaurios de Parque Jurásico se escapan, aparecen los gremlins malos, vemos a los bichos de Aliens en todo su esplendor)
El segundo punto de giro: Es la antesala del "clímax". Ese término sí que más o menos lo dominamos todos, ¿no? Y suele llegar tras lo que, por razones obvias, se conoce como anticlímax. Vamos, que normalmente el prota llega a este punto hecho una piltrafa - física o emocionalmente - y toma una decisión clave para arreglar su conflicto demostrando que gracias a toda esta aventura ha aprendido muchas cosas y se ha transformado y toda esa mierda.
Tras ese segundo punto de giro viene el clímax, ya sabéis... ese momento de intensidad emocional, o esa persecución, esa gran batalla final, ese juicio en el que el prota debe ser declarado culpable o inocente, ese Daniel San haciendo la grulla (por citar otra peli de G. Avildsen) y después... la resolución o desenlace. Las cosas vuelven a su cauce y si el narrador ha sido un niño bueno, el prota habrá sufrido una transformación, a mejor o a peor.
No quiero extenderme demasiado en todo esto, porque ni siquiera es sobre lo que quiero hablar en esta entrada.
BUKAKE
No es una ciencia exacta. Estoy harto de ver a guionistas y a profesores discutir, sin ponerse de acuerdo, sobre si el detonante o el giro de tal peli es éste o aquél. Incluso muchas veces, cuando uno trabaja, descubre tras días de marear la perdiz que estaba tratando como primer punto de giro algo que en realidad tiene toda la pinta de un midpoint, o uno maneja dos conceptos hacia el final de la trama sin tener claro cuál de ellos es el auténtico segundo giro de la historia.
En algunas pelis está muy clarito. En otras no tanto. Pero, por norma general, sí es cierto que en la mayoría de las historias que funcionan se puede desentrañar esta estructura básica. Ya que, en el fondo, es una estructura que se ha ido manteniendo a lo largo de los siglos porque satisface de manera compulsiva ciertas necesidades psicológicas e incluso espirituales de nuestro inconsciente colectivo. Es mito y es rito. Es pura Antropología, psicología junguiana. Esa mierda.
¡Coño! ¡Que me voy por las ramas! Regañadme o algo.
Intentemos volver a Rocky. Lo que me dejó pensativo ayer no tiene tanto que ver con la necesidad de incluir estos "puntos" en la trama, sino en qué lugar de la historia ubicarlos. Hay cien escuelas de opinión distintas sobre en qué minuto EXACTO deben encontrarse el detonante o cada punto de giro.
Ahí es donde yo discrepo. Personalmente, creo que la ubicación de esos "grandes momentos" en la historia, así como la distancia entre ellos puede - debe - ser bastante flexible. Es cierto que, por muchas y evidentes razones, casi todas las pelis suelen llevar un tempo similar. Tengo comprobado que el detonante suele surgir entre el minuto 12 y el 16, o que el primer punto de giro suele aparecer entre el 22 y el 28. Cada peli es un mundo, y la relación entre cada espectador y cada peli también es siempre un mundo.
A mí me gusta poner el ejemplo de la comida. Por razones lógicas, la gente suele hacer el tapeo con las cañitas a las 13:00 y luego se sienta a almorzar a las 14:00 (14:30 como muy tarde) Pero... ¿y si estamos tan a gustico con estas cañitas? ¡Hoy hace un día tan soleado, la conversación se ha vuelto tan interesante! ¿Qué tal si seguimos un ratico más aquí y almorzamos a las 15:00 en vez de a las dos?
¿No os ha pasado alguna vez?
Creo que de eso depende el que nos podamos permitir adelantar o atrasar los grandes acontecimientos de un guión: Depende de lo a gustico que estemos todos.
¡Y por fin llegamos a Rocky! En Rocky el minutaje de esos puntos clave no sólo es deliciosamente flexible, sino que ocurre algo que no es habitual: Durante casi la mitad de la peli, la trama se va desarrollando, pero Rocky parece totalmente ajeno a ella. Nosotros espectadores vamos percibiendo cómo la historia se detona y cómo surge un punto de giro como una catedral: El boxeador campeón de los pesos pesados decide retar a Rocky a un combate.
Y mientras todo eso sucede, ¿qué hace Rocky? Pues continúa con su vida, como si nada, intentando conquistar a la chica de sus sueños, comprando comida para sus tortugas, intentando soportar a su futuro cuñado.
Hasta casi la mitad de la peli, el señor Balboa no tiene ni idea de la que se le está viniendo encima.
Es muy arriesgado jugar a eso. ("¡No lo hagáis en casa, niños!") Es casi suspense al más puro estilo Hitchcock: El espectador sabe lo que está ocurriendo, el personaje no. En cualquier otro caso el espectador se cansaría a los dos asaltos (nunca mejor dicho) y desconectaría de la peli.
¿Por qué no lo hace aquí?
Pues porque está a gustico.
Y está a gustico porque Rocky le cae bien. Porque desde el principio se convierte en un amiguete. Porque nos interesa que a ese tío le vayan bien las cosas. Porque no nos importa seguirle a cualquier sitio. Al bar, a los muelles, a su casa.
Y ahí existe una labor de alquimia. Ponle unos gramos de frustración, un kilo de cabezonería, invéntale unos cuantos chistes malos, hazle noble, pelín tonto, pero sin pasarse, que en el fondo sea incluso listo. Etc, etc, etc.
Hay muchos factores que pueden ayudarnos a que el espectador esté a gustico en el mundo que le estamos creando. Yo, por ejemplo, me siento muy a gustico en pelis ochenteras tipo Los Goonies, Exploradores, Noche de Miedo gracias a la luz y la escenografía. Pero creo que el factor clave para terminar de estar a gusto suele ser el mismo: EL PERSONAJE. Él es la clave.
Yo cuando me atasco en una historia, lo que suelo hacer es regresar al personaje. Creo que en él está lo que necesitamos. Si estás perdido, es porque has olvidado lo que el personaje persigue, o porque no has definido bien qué carencias de base son necesarias en él, para encajar con el conflicto que todo lo mueve.
Normalmente se dice que cuando nos sentimos perdidos creando una historia, lo que hay que hacer es regresar a la premisa. Yo - opinión estrictamente personal - prefiero zambullirme en el personaje. A veces, incluso puedo darme cuenta de que no había elegido la premisa adecuada para contar la historia de ese tipo o esa tipa, y hay que reformularla.
(no sé si habré dicho una blasfemia)
La premisa seduce. El personaje engancha.
La premisa es ese "rollo de una noche". Esa tía buenísima con la que nos liamos en la discoteca, visto y no visto. Nos aturde con su espectacularidad y luego el viento se la lleva a otro lugar.
El personaje, sin embargo, es esa mujer con la que nos apetece despertarnos a la mañana siguiente.
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8 comentarios:
De acuerdo en todo
Me ha encantado la entrada, he aprendido y he asentido en todo.
Echando la vista atrás (la vista metafórica, no es que tenga detrás la videoteca) toda gran película suele ser recordada por su personaje, y no precisamente por la trama o por el entorno de este.
Y ya que estamos con Rocky... me ha dado por ver películas de acción y artes marciales, después de años. Ayer vi... Alien vs Ninja (2010), Tiene un 3 en Filmaffinity... y me encantó :D
También he probado suerte con The Warrior e Ip man, ambas también me han gustado... y mucho.
Que cosas...
Gracias por pasarte por aquí, Mónica!
Y primo: Yo últimamente también estoy revisitando pelis de acción. Aunque más "al estilo Bruce Willis". Cuando quieras te recomiendo unas cuantas, aunque probablemente las hayas visto todas!
No te cortes en recomendar, cuanto más friki, rara, robotica, espacial, futurista y ninja, mejor.
Me ha parecido una genialidad de post. Lo de "estar agustico" lo andaba pensando un párrafo antes de que lo dijeras, y por supuesto, no puedo estar más de acuerdo contigo en ese punto. Me gusta pensar que cada película es un mundo, y cada película necesita su ritmo, nada de prefijar cuando tiene que pasar cada cosa, ¡que la partida de póker de el golpe dure para siempre!
Por otra parte, soy también un enamorado de Rocky (mi novia lo es todavía más que yo, le encanta Rocky y las pelis de Bruce Willis, sé que me envidíais....). Yo creo que la academia acertó ese año en los premios, aunque parece que si dices que Taxi Driver merecía los Oscars más que Rocky eres más cinéfilo... yo creo que Rocky está varios puntos por encima de ésta, y su personaje, un perdedor, no lo olvidemos, es una auténtica maravilla.
P.D. Acabo de enterarme de la existencia de este blog, voy a curiosear un poco más. Larga vida al padre de los manís caducados
Mil gracias, Mr Crow! Y bienvenido! (precisamente me acabo de volver a ver "Jungla de cristal")
Lo has cogido con ganas eh?? Bueno, cuanto tiempo sin pasar por aquí.... Sin ser demasiado cursi y esas cosas: que lo pases en grande!!! come a tope y bebe lo que tu higado aguante!!! Saludos :D
Lección magistral de guión, sí señor.
Tengo que volver a ver Rocky. Dejé de hacerlo cuando se estropeó mi reproductor VHS.
El personajem siempre regresar al personaje.
Saludos.
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