viernes, 17 de abril de 2009

ESCALERA DE CORAZONES



ODIO el ambiente artificial de los gimnasios. Creo que todas las veces que he abandonado mis clases de Aikido y de Tai Chi ha sido porque esas actividades se daban en gimansios, y yo detestaba aquel "feng shui".

Por eso aprovecho ciertas situaciones "cotidianas" para obligarme a hacer un mínimo de ejercicio. Un ejemplo de ello es subir a mi piso por las escaleras en lugar de utilizar el ascensor.

Ahora vivo en un séptimo piso. Normalmente la escalera está a oscuras. Los interruptores se encienden por pisos individuales y no tiene sentido estar parándose en cada piso para encender la luz del próximo tramo.

Así que uno termina subiendo los peldaños en la más completa oscuridad y no puede ver los cartelitos que indican en qué pisos estás cuando llegas al descansillo.

Eso a su vez implica que, para no perderte, tienes que concentrarte en contar el número de pisos que vas dejando atrás, conforme llegas a cada descansillo. Empiezas a subir, contradiciendo esa mierda de la ley de la gravedad, y vas contando:

Uno...

dos...

tres...

cuatro...

cinco...

seis...

siete...

Subir contando los pisos que subes se convierte en algo demasiado consciente y, por lo tanto, en un pequeño suplicio. Uno llega agotado al piso número siete, y a pesar de la práctica se tiene la sensación de que nunca se está lo suficientemente en forma.

Pero hoy fue diferente.

Porque hoy el día era lo suficientemente luminoso para poder ver el número de cada piso sin necesidad de encender las luces.

Gracias a ello pude subir todos los tramos de escaleras sin necesidad de contar los pisos uno a uno. En lugar de ello, mi cabeza bullía organizando proyectos personales, ilusionándose con cosas. Cuando quise darme cuenta, vi el letrerito del piso por el que iba, y era el número ocho. Tuve que descender un piso, dándome cuenta de que podría haber subido otros ocho sin perder el aliento.

De todos modos no creo que esa pequeña dosis de ejercicio sirva para mucho, porque los que me conocéis sabéis que estaba subiendo esas escaleras con una bolsa llena de cervezas.

11 comentarios:

Kike dijo...

¿Y a ti no te pasa eso de que, cuando subes los pisos en tinieblas, a veces plantas el pié en un escalón que no existe? Es un momento realmente chiripitiflaútico.

Pal dijo...

COMO???? ves esa serie??? yo lo paso mal sólo cuando ponen el anuncio...

Claro que yo ni de coña subiría nunca una escaleras teniendo ascensor, que diferentes somos intruso!

(reguln)estoy fascinada con las palabras estas..

Cata dijo...

Estás imparable... si hasta te pasas de piso!
y subiendo Juanjito y subiendo!!!

pd-yo desde que descubrí el antro en el que hago yoga que no es un gimnasio sino un cuchitril donde la gente en lo último que se fija es en las pintas de los demas.... soy feliz. Y es la primera vez que duro mas de dos años haciendo algo de ejercicio

Juanjo Ramírez dijo...

Kike: ¡Claro que conozco ese escalón que no existe! Pero a estas alturas soy todo un experto en esquivarlo ;)

Pal: Yo empecé a ver la serie porque tengo a dos amigos de guionistas allí (Jaime y otro que no conoces) y resulta que es una serie muy digna y muy cuidada! Yo creo que le hace daño el recuerdo de cosas como "Al salir de clase", etc, etc.

Pal dijo...

Ya, si por esa misma excusa veíais los Serrano... digo, que me parece muy bien oye, cada uno que vea lo que quiera jajaj

Por cierto abandoné Lost, la cuarta temporada me tocaba un poco las narices. Hice bien? la retomo?


Reinsur

Kachupey dijo...

Pues a tí te encantarían los carteles que se ha marcado el Metro de Madrid, en plan vida sana que te dicen que no uses las escaleras mecánicas sino que uses las normales; que no uses las cintas esas sino que corretees por los pasillos...

Juanjo Ramírez dijo...

Yo NO veía Los Serrano!!

Alguna que otra vez vi algún capítulo pa contentar a Jaime, pero no me enganchaba en absoluto.

Si embargo Física o Química sí me gusta.

A mí la cuarta de Lost me tocó un poco las narices, pero me la terminé como un niño bueno. Dicen que en la quinta mejora la cosa, aunque ya no sé si creémelo :P

Juanjo Ramírez dijo...

Ey, Kachupey!!!

Lo de las escaleras del metro... a veces uso las normales porque la gente se empeña en obstruir las mecánicas :P

Cuánto tiempo, señor del calcetín!

Maialen dijo...

haber: LA CUCHARA DE SANTELMO, A FUEGO NEGRO,ASTELEHENA,HIKA MIKA, GAMBARA, PACO BUENO(gamba a la gabardina), LA CEPA (bocata de jamon mixto,el mejor),LA VIÑA (ensalailla rusa y tarta de queso), TIBURCIO(croquetas),...y para comer mi preferido MORGAN!

El chache dijo...

Si, los gimnasios en general dan mal rollo.
Subir las escaleras andando es un gran ejercicio, y mas si vives en un 7º.
Un saludete

Gonzalo Navas dijo...

Joder, haciendo ejercicio toda mi vida y me ha pasado exactamente lo mismo, no puedo ni pisar un gimnasio (aunque trabajé en uno), es cierto, en estos lugares todo está prefabricado y personalmente creo que el ejercicio tiene mucho que ver con conectarse un poco al animal que tenemos. Es necesaria la naturaleza, el aire, el campo abierto, ver pasar cosas delante de tí. La idea de las cintas de correr me parecen una aberración terrible.

Y es que es muy curioso, me pasa igual, no me gusta nada contabilizar las repeticiones de las cosas, hace mucho que no lo hago, ni con las flexiones ni con nada. Por eso me gusta correr por encima de todo, no se sigue el recuento de nada, bueno, no es del todo cierto, ¡a veces me agobia hacer siempre el mismo recorrido!.