lunes, 23 de julio de 2012
EL ARTE DE GANAR EL VIL METAL QUE YA NI ES METAL NI ES NÁ
En ocasiones me viene a la cabeza aquella frase de Ciudadano Kane. La pronunciaba el personaje de Everett Sloan:
"Ganar dinero es muy fácil, siempre y cuando lo único que quieras sea ganar dinero."
Creo que esa frase encierra verdades como templos, y la cito porque quiero hablar precisamente sobre eso:
Sobre "el arte de hacer dinero".
Un arte que yo no domino en absoluto.
¿Cuántas veces habéis oído a alguien fantasear con eso de "ojalá dé con una idea potente y me forre con ella"?
Yo he tardado muchos años en darme cuenta de una verdad desoladora: El hecho de tener una buena idea, el hecho de trabajar duro y bien para conseguir un resultado impecable... no garantiza que eso te vaya a dar dinero.
La calidad de tu trabajo, a priori, no tiene por qué influir en la cantidad de dinero que ese trabajo te reporte.
Lo de "hacer dinero" es un arte paralelo que está sujeto a otro tipo de reglas y que requiere de otro tipo de habilidades.
Nos hacen creer que las cosas (un diamante, una mesa, una película) tienen un valor objetivo, y que ese valor puede traducirse a dólares o a euros.
No es así.
La economía (y el arte de trapichear con pasta, en general) funciona al margen de todo lo demás.
En el Fausto de Goethe se explica cómo uno de los grandes éxitos del demonio fue la invención del papel moneda. Desde que empezamos a comerciar con trozos de papel que representaban al oro y a las joyas en lugar de intercambiar directamente dicho oro y dichas joyas, el dinero se divorció de la materia.
Hemos convertido el dinero en un dios hueco y nos hemos arrodillado ante él.
En tiempos complicados como éstos que nos toca vivir es normal invocar este tipo de reflexiones. Me vienen a la cabeza no sólo por mis propias circuntancias y actitudes, sino por los casos de mucha gente cercana a mí: Gente extremadamente trabajadora, gente talentosa, gente honrada que lo da todo en sus trabajos, y los entrega a tiempo e impecables, gente con ideas que acaso cambiarán el mundo. Pero, por otro lado, es gente que vive continuamente con el agua al cuello porque, aunque sea muy buena en lo suyo, no es buena "haciendo dinero". No negocian bien, malvenden su trabajo, los clientes no les pagan a tiempo (o directamente no les pagan lo acordado).
Son gente que vive con los bolsillos vacíos porque algunos cabrones informales les deben miles de euros por un trabajo que fue entregado a tiempo, sí, pero que JAMÁS será cobrado a tiempo. Gente demasiado amable para insistir, demasiado bienintencionada para amenazar, demasiado buenaza para conseguir su dinero (todos sabemos que cuando alguien tiene que saldar deudas, no paga primero a los que tienen más derecho, sino a los que más gritan y a los que más dan el coñazo)
También conozco a otro tipo de gente. Gente que no da un palo al agua, gente que no es tan brillante en lo que hace... pero sí es brillante - o astuta - a la hora de trapichear, conseguir trabajos chollo, ganar cantidades de dinero realmente abusivas por hacer cosas realmente innecesarias. Gente a la que "sus contactos" siempre llaman para ofrecerles esos chollazos. A los que somos como yo nos llaman solamente para liarnos gratis, o con promesas inciertas.
Porque esto es como todo: Una mezcla de habilidades y ACTITUDES. Algunos debemos llevarlo escrito en la cara. Olemos a puta barata a cien kilómetros de distancia.
Yo, al menos, reconozco que me cuesta mucho cobrar dinero. Sé que resulta patológico, pero hay algo en el intercambio de dinero que me parece absurdo y sucio. Lo paso mal si hago un trabajo para alguien y tengo que extender la mano y decir: "Son no sé cuántos euros". Lo paso mal incluso cuando los amigos me tienen que dar el dinero de las cervezas porque he pagado yo todo con mi billete.
Hay algo en el intercambio de dinero que me chirría mucho, que me parece demoníaco (como a Goethe) pero hoy por hoy no conozco otra manera de subsistir.
Es por ello que me siento más tranquilo cuando consigo un curro con un sueldo fijo: la misma cantidad cada mes, sin tener que ir a cobrar cada trabajo puntual. Un ingreso automático en mi cuenta corriente y no tener que ocupar neuronas ni invertir energías en ese arte desagradable de "hacer dinero". Poder centrarme en cosas que considero realmente útiles.
Cuando emprendo proyectos personales siempre asumo que lo hago "por amor al arte", sin intenciones de ganar pasta. Si pudiese ganarla, bienvenidísima sería, pero no suele ser el caso.
A día de hoy tengo dos pelis comercializadas (una como guionista y otra como director y guionista) ninguna de las dos me ha dado un duro (salvo algunas migajan que me puedan haber llegado a través de la SGAE) y en ninguno de los dos casos eso ha supuesto una decepción para mí. Las criaturitas funcionan por sí solas, se mueven por el mundo, saltan de ordenador a ordenador, gustan a gente... Era lo único que esperaba de ellas.
He encabezado el post con una imagen del tío Gilito. Todos conocemos esa imagen: Gilito zambuyéndose en su piscina de monedas de oro y chapoteando entre el dinero, saltando como un delfín de un lado a otro. Yo no sé cómo coño lo hace. Si yo me tirase a una piscina de oro desde lo alto de un trampolín, me metería un hostión que me reventaría los huesos.
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