sábado, 7 de enero de 2012

LOS TERRORES DE LA INFANCIA


¿Qué os parece la imagen que hay sobre estas líneas? ¿Sabéis por qué la he elegido para encabezar la entrada?

Es un cuadro. Estaba colgado en el dormitorio de mi hermana, cuando éramos pequeños.

Y me aterraba
.

Me daba muchísimo miedo, en serio. No podía estar delante de esa cosa durante más de diez segundos. Mal rollo en estado puro. La mirada de esa chica me ponía los pelos de punta.

Ayer me reencontré con ese cuadro. Tuve que ir al trastero a buscar algo y allí estaba: cogiendo polvo. ¡Ahora me encanta! Adoro ese estilo de dibujo, y ese uso del color. Y, qué coño, le pediría salir a la chica del cuadro.

Me lo he traído a mi habitación de Fuerteventura. Ahora está conmigo. Un trastero no era sitio para ella.

Me gustan esos pequeños hitos que nos recuerdan cómo nos vamos reconciliando con nosotros mismos, poco a poco. Llegar a amar las cosas que antaño nos asustaban. Pensar que quizá esas cosas nos horrorizan porque una parte de nosotros intuye que estamos abocados a amarlas algún día. Y eso asusta.

De niño me aterraba la oscuridad. Era incapaz de dormir con todas las luces apagadas. Era incapaz de ver películas de miedo. Y ahora, sin embargo...

Otro de los objetos que más me aterraban cuando era pequeño: El perchero del dormitorio de mis padres. Esto es lo más parecido a ese hijo de puta que he podido encontrar en la red:


Acechaba desde una esquina del dormitorio, el muy cabrón. Yo no me atrevía a permanecer demasiado tiempo a solas con él. No era capaz de darle la espalda.

Creo que si hubiese tenido que diseñar al Balrog de Moria, me habría inspirado en ese perchero para hacerlo. Ésa sí habría sido una reconciliación maravillosa.

¿Y vosotros? ¿Qué objetos os daban miedo cuando érais niños? ¿Cuáles eran vuestras "calderas del sótano de Solo en Casa"?

3 comentarios:

Rubentxo dijo...

Buff...
Qué mal rollo me da sólo pensarlo, pero haré un esfuerzo y lucharé contra los fantasmas del pasado.
Objeto A: una lámpara con forma de payaso que tenía en la mesilla de noche. El traje era como de terciopelo rojo que se iluminaba produciendo una luz muy tenue pero de un rojo infernal. Después de ver Poltergeist (supongo que tendría 7 u 8 años, ya era aficionado al terror y veía todas las pelis con mi madre), pedí que me la quitarán. Me costó, pero lo conseguí. Ya me daba mal rollo antes, pero al ver esa peli confirmé mis sospechas acerca de su maldad. He buscado fotos en San Google, pero no he encontrado un modelo igual.
Objeto 2 (y más aterrador): una muñeca Rosaura (tamaño niña de verdad) que había sido de mi madre (ella la había heredado de la hija de la señora para la que mi abuela trabajaba de criada). Mi hermana le pilló manía. Y la paranoia era gorda. La muñeca estaba en su cuarto, y mi hermana (¿4 años?) aseguraba que de noche se movía, giraba la cabeza, la miraba... Al final mi madre la sacó al pasillo. Pero entonces mi hermana juraba que de noche oía los pasos de la muñeca que se dirigían hasta su puerta, y después volvía a su lugar. Le costaba dormir por culpa de ese juguete. La paranoia era tan descomunal que se contagió a toda la familia (progenitores incluidos, claro). Ninguno nos fiábamos de ella. Empezó a darnos miedo a todos, incluso teníamos pesadillas con ella.
Al final mi madre la retiró, y nunca más he vuelto a saber de ella. ¿Dónde andará? Prefiero no saberlo. Seguramente saldrá de juerga con Chuky algunas noches...
En fin...
Los miedos infantiles...
Qué gran tema para una novela o una peli... Y qué gran fuente de ingresos para muchos psicólogos...
¡Salud! Y terror.

Juanjo Ramírez dijo...

Payasos y muñecas! Dos de los grandes protagonistas de las pesadillas infantiles! No sé qué cordón umbilical tendrán esos iconos con nuestro inconsciente colectivo, pero es cierto que hay algo escalofriante ahí. Basta con revisar la mitad de la filommografía de terror que ha parío el mundo.

Un abrazo!

Tay dijo...

Jajaja que entrada tan genial...

Ese cuadro lo he visto yo... Además, conozco un par de cuadros que me han asqueado de pequeño, y se parecían mucho a ese, pero con un niño pastor horrible.

Hay dos cosas que recuerdo con cierto terror, una de ella es un cuadro que hay en el salón de la casa (seguro que la has visto, lleva ahí décadas), es de una señora oscura y siniestra (abuela de amona creo), seguramente era una buenísima persona y todo eso, pero si la miraba, depués tenía que correr por todo el pasillo pensando que algo me seguía...

Lo otro es... Si lo digo seguro que viene a matarme esta noche... Sera tu culpa... Allá voy... Un peluche, una especie de cruze entre perro y payaso, con una sonrisa blanca enorme. Cada vez que salía de una habitación me daba la sensación de haberlo visto justo al salir, es dificil de explicar, era su mirada clavada en mi retina. Estaba en el cuarto de baño... Otras veces en la cocina... Quizás fuera eso, que cambiaba se sitio y nunca pregunté por quién lo movía...

Ahora se que voy a morir asesinado por ese puto payaso, cago en todo, esta noche duermo armado.