miércoles, 18 de mayo de 2011

MAYO DEL SESENTA Y TWITTER


A estas alturas ya estamos todos al tanto de la iniciativa de #acampadasol.

Gente - joven en su mayoría - que ha decidido acampar en la Puerta del Sol de Madrid - y también en otras ciudades - para reivindicar...

¡Coño! Ni siquiera sé qué se reivindica exactamente. Lo importante es que están allí para manifestar su descontento.

Sin hacer apología de ideas políticas concretas. Todos comprometiéndose a no enarbolar estandartes de ningún partido. Nada de propagandas. Todos los perros ladrando sin collar.

Una masa de gente que grita de manera muy civilizada - con esfuerzo, con sudor y también (¿por qué no?) con risas un mensaje que podríamos resumir en dos palabras:

"ESTAMOS HARTOS".

Estamos hartos de los abusos de los bancos. Estamos hartos de contratos basura, de sueldos ilegales. Estamos hartos de que ciertas empresas ganen más dinero que nunca e insistan aun así en lo de escudarse en "el fantasma de la crisis" para contratar a la mitad de gente, para hacer el doble de trabajo, cobrando la mitad de sueldo.

Son quejas muy legítimas. Y son quejas que van más allá de la política. Los políticos, en mi opinión, no son artífices de esto (o no en su mayoría). Su único pecado consiste, en todo caso, en dejarse atar las manos POR FALTA DE COJONES.

Los que de verdad han sumido al país en este vertedero son otros. Yo los imagino - permitid que me ponga un pelín conspiranoico - como gente que está más allá de los políticos; gente que los quita y que los pone; que compra a los políticos en las rebajas del Corte Inglés. Gente que rara vez saldrá en los medios.

Y el otro grupo de responsables de toda esta mierda tampoco suele salir en los periódicos. PORQUE SOMOS NOSOTROS. Los putos ciudadanos.

¿Quién no conoce a alguien que en su día especuló con cierto terrenito, o con una segunda vivienda? ¿Quién no conoce a alguien que pidió un crédito brutal - para algo que realmente no necesitaba - con su nómina de mileurista sin avales? ¿Quién no conoce a alguien que fue a pedir un crédito para pagar con él otro segundo crédito?

NOSOTROS.

Los que corrimos tras la zanahoria que pendía de la caña de pescar. Los que ahora, cuando somos testigos de tanto abuso y de tanta injusticia, reaccionamos cruzándonos de brazos y pensando que ya lo solucionará Belén Esteban.

POR ESO ME HA IMPRESIONADO LA INICIATIVA DE ESTOS ÚLTIMOS DÍAS.

De repente un grupo de gente ha decidido que ya no aguanta más, y ha decidido quejarse de una forma más bien civilizada.

Y lo que más me ha impactado del asunto es que la iniciativa no ha sido detonada por ningún sindicato, ni por ningún grupo político. Si no me equivoco, esta "revolución de juguete" se ha gestado en las redes sociales. Facebook, Twitter y la madre que los parió. Y promete crecer como la levadura. Eso de "revolución de juguete" le empieza a quedar chico.

Si mal no recuerdo, ayer acamparon en Sol 150 personas. Los antidisturbios acudieron a desalojarlos (limpiaron la moqueta, porquelas elecciones son ya mismo y se esperan invitados) Pero la consecuencia fue que Twitter hirviera a fuego rápido.

Y los medios de comunicación convencionales se unieron a la causa como garrapatas.

Ayer acudieron a la cita 150 locos. Hoy han sido 2.000.

2.000 personas.

Todo eso leía yo en el Twitter, y en el Facebook. De pronto me sentí orgulloso de nuestro país, de nuestra gente. Eramos cientos, tal vez miles comentando, manifestando su opinión, o en los casos más humildes y sensatos, manifestando nuestro descontento.

Celebridades pronunciándose en sus 140 caracteres. Gente reivindicando #hashtags# por doquier.

Y yo en mi casa, trabajando (porque soy de los que tienen la suerte poder trabajar en estos tiempos, aunque sea sólo un poquito) en la comodidad de mi sillita y mi internete.

Me sentía un poco mal. Una revolución gestándose a un cuarto de hora de mi casa y yo sin verla. Yo sin participar en ella con nada que no fueran unos cuantos tweets de ésos que tardas diez segundos en teclear mientras te bebes tu té rojo.

Hoy tenía unas horitas libres y decidí invertirlas en ir hacia Sol. Quería hacer bulto. Quería verlo con mis propios ojos. Quería, quizá, decir: Yo estuve allí.

Yo me había hecho un croquis en mi cabeza. Una especie de mosaico. Un Leviatán construido por lo que había hilvanado juntando tweets y blogs y comments.

"Lo más seguro es que no pueda ni llegar a la Puerta del Sol", pensé. "Eso debe estar tan atestado de gente... Me extraña que no esté oyendo ya el bullicio desde aquí."

Pero llegué a Callao...

Y era el mismo Callao de todos los días.

Y bajé por la calle Preciados, y la encontré mejor que muchas veces. Incluso transitable.

Me llamó la atención que había más gente alejándose de Sol que dirigiéndose hacia allí.

Cuando por fin llegué a la Puerta del Sol sentí una mezcla de decepción y de ternura.

Os aseguro que Sol suele estar mucho más llena y agobiante y concurrida en cualquier día normal. Con sus guiris, con la gente que trajina y va de compras, con la gente que le aplaude a los mariachis.

Allí había tan poquísima gente... No había visto nada tan "desangelao" desde las batallas de Alatriste.

Me paseé entre los distintos grupúsculos y escuché a varios guruses. Daba pena. Tanto en el buen como en el mal sentido.

Quijotes estampándose en molinos.

No quiero dejarme llevar por mis prejuicios hacia el "rollito perroflauta". Os juro que pesó más sobre mí lo bienintencionado.
La nobleza, la utilidad, la pertinencia de lo que está haciendo esa gente.

Pero no pude reprimir "las tres D´s": Desengaño, Decepción y Dónde coño estoy metiéndome.

Soy consciente de que no es lo mismo aparecer por allí a las cuatro de la tarde que hacerlo por la noche, cuando la gente ya ha salido de sus trabajos , o cuando tiene más ganitas de salir y liarla parda.

¡Pero es que eso lo empeora!

Si hay gente que no asiste porque está ocupada en algún curro... Entonces la situación no está tan mal.

Si hay gente que no asiste porque a esas horas la iniciativa no le parece tan divertida... ¡¡Entonces la puta situación no está tan mal!!

Me quedé un rato escuchando a algunos. Estaban sentados en corro y se iban pasando en micro unos a otros, como si fuera un porro. Les oías hablar y tenías la sensación de estar oyendo a un papagayo. Alguien que regurgita conceptos no digeridos. Las putas frases hechas. Alguien que intenta hablar escapando de cualquier ideología, pero que tiene esa ideología metida tan, tan hondo que ni siquiera se da cuenta de hasta qué punto es presa de ella.

Una ideología rancia y obsoleta que se vuelve aún más poderosa en tanto en cuanto quien la pronuncia no es consciente de estar poseído por ella.

Titiritetos inmateriales manejando a títeres de carne y hueso.

Querer ser un garito de comercio justo y no advertir que eres franquicia de la misma mieda. No somos VIPS. Somos Starbucks. ¡Sois un apéndice de aquello que intentáis joder!

Hoy comentaba con un amigo esa gran frase de Baudelaire: El mayor triunfo del Diablo fue convencer a la gente de su no existencia.

En fin... Que por muy duro que suene, y dejando claro que tenéis todo el derecho a mandar a tomar por saco mi opinión - porque solo estuve por allí merodeando un rato - pues eso: Que de repente me vino un pensamiento a la cabeza. Un pensamiento que quizá sea desacertado, pero que fue espontáneo y, por lo tanto, honesto:

"Hoy he visto a una panda de imbéciles que van a conseguir algo importante, incluso inteligente."

Repito: No es una sentencia, ni un juicio de valor. Tan sólo una impresión irreflexiva y espontánea.

Y AHORA ES DONDE EMPIEZA LA PARTE MÁS IMPORTANTE DE ESTE POST.

Eso os dará una idea de lo malo que soy estructurando los discursos cuando nadie me obliga a organizarlos como Dios manda.

La parte más importante de este post empieza y acaba con el Twitter, Facebook, o el Gmail o ¿quién sabe si también en Tuenti?

Internet. Las redes sociales.

Las redes sociales...

Ese concepto tan reciente que aún ni tiene moho. Como un quesito fresco en la nevera.

No es sólo que las redes sociales hayan detonado este conato de revolución. Es que son a su vez el altavoz más efectivo para modular y amplificar su efecto.

Hoy, cuando atravesaba Callao, me dio por pensar: ¿Te imaginas llegar a Sol y descubrir que allí no hay nadie? ¿Te imaginas que toda la revolución sea inmaterial? Que en realidad no esté sucediendo nada en el mundo físico, pero que dé igual. Que el simple hecho de que la gente se meta en internet y lea sobre gente amotinada en Sol ya sea suficiente.

Lo poderoso de esa idea mitigó en gran parte la decepción de lo que me encontré en "La Puerta del Sol del mundo físico".

Ahora mismo tendemos a pensar, por razones lógicas, que si no estás en la "manifa" y te limitas a escribir o twittear desde la comodidad de tu casa, no estás comprometiéndote con la causa. Pero hoy, viendo aquello con mis propios ojos, me he dado cuenta de una cosa:

Esa gente que se ha ido a darlo todo a Sol, son la semilla. Sin ellos no se podría plantar el árbol.

Pero el tronco y las ramas y las hojas del árbol... eso está aquí, en el cyberespacio.

Es aquí donde todos pueden hablar sobre el tema con más facilidad. Los más torpes, los más lúcidos, los más famosos, los más irrelevantes, los más impulsivos, los más inteligentes.

Todos.

Y aquí no habrá ningún antidisturbio que te arrastre hacia la mierda. De hecho, desde aquí, desde las atalayas de internet, muchos pueden arrojar flechas intangibles (pero a pesar de ello venenosas) contra esos antidisturbios y sus jefes.

No os sintáis menos útiles manifestándoos en internet por el simple hecho de que os resulte más sencillo. Nos han aleccionado para que asumamos que lo cómodo es indigno. Según eso, también podríamos deslegitimizar muy fácilmente a la gente que está de acampada en Sol. Os lo aseguro. Yo los he visto: Se lo están pasando bien. Comen lo que la gente les lleva, hablan, se aplauden entre ellos. Se lo pasan bien. ¿¡Debemos concluir que lo que hacen no tiene sentido porque están disfrutándolo!?

¡Todo lo contrario, coño! Si algo te hace disfrutar, si algo te hace sentir que estás donde te gustaría estar en ese momento... ¡¡en eso consiste tener puto sentido!!

Dejémonos de reproches, sacudámonos las maldiciones atávicas. Lo "cómodo" quizá fuese nocivo en otros tiempos, porque no era compatible con el éxito, con la supervivencia. Pero ahora, en las nuevas coyunturas, lo "cómodo" es el mejor aliado de lo... llamémosle "fructífero".

¡Aprovechémoslo! Aprovechémonos del hecho de que ahora cualquiera puede contribuir a una revolución, de la forma más fácil, más honesta posible: desde la intimidad de su propio dormitorio.

Twitter, joder. ¡Y el puto Facebook!

No nos damos cuenta, pero el cyberespacio se está convirtiendo en parte de nuestra geografía. Tiene un millón de equivalencias con el mundo físico. Tiene calles principales y callejuelas poco transitadas. Tiene barrios de buena reputación, barrios a los que sólo puedes acceder si tienes pasta. Y otros barrios en los que es mejor no meterse, o meterse sabiendo lo que haces, o asumiento que estás dispuesto a ver ciertas rarezas.

Quisiera pensar que estas elecciones las va a decidir Twitter, o internet en general.

Quisiera pensar que el cyberespacio contagiará a los otros medios, y eso hará que si hoy fueron 2.000, mañana serán 5.000.

50.000 el viernes.

Que el mundo "material" y el cyber-mundo interaccionen de una manera tan fluida y tan orgánica que con el tiempo nuestras mentes decidan que no tiene sentido separarlos.

¿Quién sabe? Quizá dentro de quinientos años los genes del ser humano habrán asimilado todo esto. Quizá entonces los niños nazcan con la infraestructura de las redes sociales asimilada ya en sus organismos. Unas prolongaciones de los nervios biológicamente adaptadas para vivir el mundo de dos manera simultáneas, en dos dimensiones distintas. Que nuestra concepción de la realidad sea una mezcla de nuestras percepciones en el mundo real y nuestras percepciones en el cyberespacio. Que esta segundas algún día lleguen a ser tan relevantes, o más, que las primeras.

Los que me leéis desde los tiempos de mis blogs más antiguo, los que conocéis mi tendencia a malinterpretar a Jung, quizá me entenderéis si os digo que una parte de mí se pregunta si no estará sucediendo eso desde el principio de los tiempos. Si no serán nuestros cerebros una especie de servidores conectados entre sí, poniéndose de acuerdo para configurar entre todos la realidad del mundo en que vivimos.

6 comentarios:

Moniruki dijo...

Acertadísimo, al menos yo lo veo así

Álvaro Loman dijo...

Interesante reflexión, la verdad. No sé si estoy a favor, en contra o todo lo contrario.

Lo haré saber cuando lo decida.

Anónimo dijo...

muy interesante tu reflexión! es importante ser críticos con la información que nos llega y a veces, como en tu caso, nos llevamos decepciones. Aún así hay que celegbrarq ue la gente haya movido el culo de la poltrona por fía, sea en las calles, sea petando la red con info de las acampadas.

Nobody expect the spanish revolution!

Tay dijo...

"Titiritetos inmateriales manejando a títeres de carne y hueso" :)

Me ha encantado esta forma de expresar los virus o parásitos meméticos.

También me ha encantado la etiqueta que le has colocado a esta entrada, te la van a leer muchos adolescentes.

y... también me ha gustado tu exposición. A no ser que se me haya escapado algo por eso del sueño, creo que estoy completamente de acuerdo. Si señor, somos actores secundarios de la película de la revolución de la información, esto solo es la intro, y promete ser un peliculón.

Juanjo Ramírez dijo...

¡Gracias a todos por comentar! Y Tay: Preparemos las palomitas, que el peliculón va a comenzar en breve! ;)

Anónimo dijo...

"Quisiera pensar que estas elecciones las va a decidir Twitter, o internet en general."

Bendita inocencia y a esa edad.

Las elecciones las ha decidido la realidad. La gente que está en paro y busca trabajo de lo que sea y no sentada en una plaza fumando porros y coreando frases refritas de izquierdas. Claro que la cosa está jodida, dímelo a mi, pero desde luego, en plan perroflauta, poco se va a conseguir. Esta gente es incapaz de formar un partido político, de presentar una alternativa viable y seria, con números y estadísticas, no frases antisistema rancias. Pero eso es demasiado pedir para una gente con las neuronas quemadas de tanto porro, alcohol y otras drogas.
La crisis no es cosa de ahora, estaba bastante antes de ser declarada oficial y tiene nombre y apellidos. Pero claro las mentes de izquierdas son incapaces de reconocer este hecho y ahora, como única vía de escape, echan la culpa al sistema político en general. ¡Vaya! si resulta que es ahora cuando falla el sistema, si llevamos con el mismo de 32 años.
Lo siento pero para mi no cuela.