viernes, 8 de octubre de 2010

UN ABRAZO FANTASMA



Me acabo de encontrar de manera accidental con un texto que escribí para mi anterior blog. Me ha gustado ahora más que cuando lo escribí, así que lo reedito:

UN CUENTO DE FANTASMAS

Siempre he pensado que Hitler arrasó medio mundo por culpa de un abrazo. Un abrazo que nunca le dieron.

Si Adolf Hitler hubiese recibido ese abrazo en el momento adecuado, probablemente todo habría sido distinto. El hombrecillo habría sido capaz de amar. Habría encontrado más razones para cuidar el mundo que para destruirlo. Habría sido un “no estás solo”, una respiración boca a boca para salvar su alma.

Pero Adolf Hitler nunca recibió ese abrazo. Y por eso se dedicó a bombardear Polonia, a incinerar judíos, a conquistar Europa...

Algunos años antes, hubo otro pobre hombre conocido como Napoleón Bonaparte. Tampoco recibió nunca ese abrazo, y reaccionó de manera parecida.

Y así podríamos remontarnos a través de los siglos, hasta llegar a los albores de la pre-historia del hombre. Nos daremos cuenta de que la historia de la Humanidad está escrita con sangre sobre las espaldas de los muertos. Está escrita con masacres, con lágrimas, con injusticias, con hermanos devorándose entre sí...

La Historia de la Humanidad está escrita por ese abrazo. Ese abrazo que muchos necesitaron en el momento decisivo... y no lo tuvieron.

Ese abrazo ha provocado la mitad de los males de este mundo... simplemente no apareciendo, no existiendo, no consolando a aquellos que suplicaban no convertirse en ángeles caídos.

La Historia de la Humanidad está forjada con las lágrimas ardientes de Caín. Tal vez el primero en la larga lista de los hombres que sufrieron la despiadada ausencia de ese abrazo... de esa llave única de aquel armario en el que los demonios encerraron todas nuestras carencias, todos nuestros anhelos. Todas esas piezas amorfas, indefinidas... que algún ogro inhumano nos arrancó una vez, para dejarnos incompletos.

¿Y sabéis por qué ninguno de esos hombres recibió el abrazo?

Porque ese abrazo no existe. Es un abrazo fantasma. Es el sonido de una caracola vacía. Es el tornillo que Dios se dejó fuera cuando montó su creación, diciéndose a sí mismo: “ ¡Uy! Me sobra una pieza. Pero no debe de ser importante, porque todo lo demás se tiene en pie.

Sí era importante. Hay demasiadas cosas que no funcionan aunque se tengan en pie. El mundo gira... y gira... y gira... como el cadáver de un pollo asado... pero le falta un abrazo, aunque el hueco en el que ese abrazo debería encajar sí permanece... vacío... en un millón de corazones que no son capaces de encajar con nada más.

Algunos buscan ese abrazo en Dios, pero Dios no sabe abrazar. No tiene brazos.

Solamente una mujer es capaz de fabricar un abrazo similar. Una mujer fantasma, que se desliza por la serpiente interminable del tiempo, huyendo de nosotros. Una mujer cuya única misión consiste en no estar ahí cuando se la necesita.

Yo he recibido muchos abrazos en mi vida. Pero nadie me ha dado ese abrazo capaz de cambiar las cosas en el momento decisivo. Ni siquiera sé cuál es el momento decisivo. No sé si ya ha pasado, o si todavía está por venir.

Sólo espero no tener nunca el poder suficiente para intentar destruir el mundo yo también.

5 comentarios:

Un tipo dinámico dijo...

Échale un ojo a este corto, que tiene mucho que ver con el relato:

http://www.youtube.com/watch?v=UN9pN09v264

Juanjo Ramírez dijo...

Ey! Vi ese corto hace unos meses. Era de gente de Pamplona, ¿no? Cuando lo vi también me acordé de esta cosa del abrazo fantasma :)

Mar dijo...

eh,qué casualidad, yo también me había encontrado hoy con esa entrada tuya de manera accidental :P
y a mí tambien me había encantado!!

Bego dijo...

Guau...

Juanjo Ramírez dijo...

Miau!