
Aquí estoy. Intentando escribir un guión lo suficientemente potente para que me apetezca intentar dirigirlo a medio o largo plazo.
Tengo dos argumentos candidatos a convertirse en "la niña de mis ojos":
Uno de ellos es un fiel reflejo de lo que me gustaría ver en una peli mía porque es lo que suelo ver en las pelis que más me gustan.
El otro es un terreno más intransitado, un pantano oscuro y cenagoso cuyos meollos transito sin saber dónde coño me estoy metiendo.
Y sí... lo habéis adivinado (porque soy patéticamente convencional y predecible) ... la segunda opción es la que más me seduce.
Es lo mismo que ocurre con las mujeres, porque las pelis son mujeres, y a veces la que más gracia te hace es la más inapropiada: La chica prohibida de turno; la que aparece envuelta en un pecaminoso papel de regalo; la que pinta sus irresistibles labios con ese rouge tan de señal de "prohibido el paso"; la que huele tan a sueños imposibles con ese aroma tan similar al sonido de las flautas que hierguen con su son las erecciones y serpientes venenosas... Ésa chica que te jode la vida y a ti no te importa demasiado porque sabes que sin ella tu vida estaría igual de jodida.
En otras palabras: Que desde hace más de un mes, cada vez que pienso en mi "posible segundo guión de largometraje" me seduce más la idea de la segunda opción: La historia sórdida, impredecible e indefinible que no sé dónde cojones terminará si cometo la imprudencia de dejarle rienda suelta.
Lo jodido de esta historia en cuestión es que tengo (desde hace un par de años) una secuencia inicial que me parece cojonuda. Tengo clarísimo que la peli tiene que empezar con esa secuencia tan potente. El problema está en que siendo tan potente esa escena inicial... no sé cómo coño labraré el resto de la trama para que esté a la altura de esa secuencia incial.
Aunque también es posible que esa secuencia incial en cuestión solamente sea potente para mí que (obviamente) soy el ser menos objetivo del planeta con este proyecto.
El caso es que tengo unas tres o cuatro posibles direcciones hacia las que disparar esta historia, pero ninguna de ellas me emociona de momento.
Y aquí estoy, aguardando a que alguna de las posibles tramas detone con un sabor auténticamente explosivo. Esperando que algo me motive lo suficiente como para convertir ocho páginas en noventa, o en cien, o en ciento diez.
Algunos dicen que la segunda peli de un director es decisiva. En mi caso creo que da un poco igual. Porque en mi caso la primera peli no es una peli usual, ni entró en el juego de las pelis usuales, ni creo que haya sido tomada en cuenta por los capullos más usuales.
Pero una cosa sí tengo clara: Si alguna vez intento sacar adelante otra peli como director... tiene que tratarse de un guión que me la ponga realmente dura. Porque odio rodar películas. Porque cuando uno se decide a rodar algo en este país de mierda, todo son obstáculos y penitencias y en esos momentos, si uno no puede detenerse durante diez segundos, respirar hondo, preguntarse "¿por qué coño estoy haciendo esto?" y responderse a sí mismo con una contestación satistactoria... está perdido.
Y es por eso por lo que más nos vale desdeñar las autovías más directas y asfaltadas... y lanzarnos de cabeza hacia los clítoris de las mujeres más prohibidas. Porque si la meta no son ellas... no merece la pena.
Ya lo dijo Orson Welles: "El cine es como una mala mujer. Todos tus amigos te recomiendan que te alejes de ella, porque no te hace ningún bien. Pero no lo puedes evitar. Ella es tu vida, y no hay manera de cambiarlo. Es tu destino." (es una traducción libre basada en mis recuerdos más difusos. Todo parecido con lo que de verdad dijo Orson Welles es impura coincidencia)
Puto cine... Putos haluros de plata... Puto celuloide... putos hermanos Lumiere...