Eso, a su vez, implica que todos los días coges el autobús a la misma hora. Cogerlo a la misma hora, implica que todos los días compartes un cuarto de hora de tu vida con un puñado de gente que no conoces, pero que reconocerías en cualquier otro lugar. Están los dos o tres conductores de siempre, el sempiterno viejo cascarrabias, la mujer feúcha que recuerda a tal actriz, el pre-púber grupito de estudiantes, el tío que parece extranjero hasta que un buen día le escuchas decir algo con perfecto acento español...
Y entre todos ellos, y por encima de todos ellos, está la chica del autobús.
La "chica del autobús" es esa chica que te alegra la mañana. No suele ser la más guapa del vehículo, ni siquiera la más escultural. Pero es distinta. Hay en ella un algo intangible que se traduce en mil detalles tangibles que conspiran para llamarte la atención.
Es bajita, sencilla, lo suficientemente seria para alimentar el misterio. Lleva el pelo corto, con la longitud estrictamente necesaria para poder derramarse de la manera adecuada. Y rozar las mejillas, y humedecerlas en los días de lluvia. Curvas emocionantes, pero sin riesgo de accidente mortal.
Lo bonito de la "chica del autobús" es que no existe. Es una chica buffet. Uno se la construye a su gusto. Es un jarrón vacío en el que volcar todo aquello que uno necesita para afrontar con energías la mañana, y el resto del día. Una especie de desayuno para el alma.
A veces uno siente la tentación de preguntarle el nombre, el color favorito, el signo del zodíaco. A veces uno se pregunta a qué sabrá su voz. Pero la respuesta a esas preguntas haría que el hechizo estallase en mil pedazos. Invocar a la "chica del autobús" en el mundo real es convertirla en cenizas o, pero aún: permitir que dicho mundo real rellene el jarrón con lo que a él le salga de los santos cojones.
Es mejor vivir en la excitante ignorancia. Limitarse a las deducciones estúpidas, a los pequeños indicios que te hacen suponer que la "chica del autobús" tiene miedo de la aventura y los factores imprevistos, porque de lo contrario no cogería el autobús para cubrir un trayecto de sólo dos paradas. O deducir que se trata de un ser vulnerable, que no se siente seguro dentro del autobús. Porque de lo contrario, no se quedaría todo el rato tan cerca de la puerta, para no mezclarse con el resto del vehículo... para poder huir en cuento se abran las puertas. O llegar a la conclusión de que el mundo es un campo de batalla para ella, y por eso lleva un bolso tan grande, en el que caben tantas cosas, tantos artículos de supervivencia que uno podría necesitar en el momento más inesperado. Un bolso de tela acolchada, en el que uno incluso podría zambullirse y extraviarse cuando las cosas se ponen realmente feas.
Y un buen día, sin previo aviso, "la chica del autobús" desaparece, y la parada del autobús es un islote desangelado y frío. Y nadie se molesta en darte razones. Puede que hayan despedido a la "chica del autobús" de su trabajo, puede que le hayan cambiado el turno, puede que tú mismo hayas cambiado tus horarios sin darte cuenta...
Cuando eso ocurre, no hay más remedio que elegir a otra "chica del autobús", para seguir sobreviviendo, o malviviendo, o aguantando a duras penas hasta el próximo asalto.
10 comentarios:
O "la chica del metro". Por todos los dioses, yo me enamoro dos veces por trayecto...
Aunque alguna vez sí he preguntado el nombre y el signo del zodiaco ¡y no me ha ido tan mal!
Y, por cierto ¡¡que te vaya bien en Madrid este viernes!!
Es emocioanante pensar que cualquiera puede ser la chica del autobús...
En el autobús que yo solía coger para hacer dos paradas, hay un chico del autobús, pero no es un chico del autobús en plan misterioso e interesante, es mas bien un gañan de traje de pantalón prieto en el culo que se pasa el día hablando por el móvil en plan "hay que ver lo ejecutivoagresivo que soy".
Y a veces simplemente la chica del autobús deja de cogerlo porque se da cuenta que sus curvas emocionales podrían terminar convirtiendose en chichas insalvables.
Feliz viaje a los madriles! y si te encargo un sandwich de Rodilla mal verdad???
Kike: ¿¡Hablar con la chica del autobús!? ¡Nunca! PAra eso ya están el resto de las chicas ;P
Cata: Lo del sandwich de Rodilla... Supongo que iba a llegar un poco pocho. O, teniendo en cuenta lo largo del trayecto en guagua, a lo mejor me lo zampaba por el camino...
Te puedes creer que justo hoy uno de mis chicos de bus me ha hecho una encuesta sobre cervezas en Gran vía?! y claro hablamos del autobús.. qué decepción de voz.
Iré buscando otro!
Pues has de saber, amigo Juanjo, que sólo he ligado de verdad dos veces en mi vida y una de ellas fué con una "chica del autobús". Duró unos cinco meses el tema, después me mandó a tomar por saco. Aunque es una mejora cualitativa, ya que la mayoría te mandan a tomar por saco a los cinco minutos.
Pal: ¿Entiendes ahora por qué digo que no hay que saber demasiado sobre la chica/chico del autobús? Seguro que si no conocieses su voz, todavía podría seguir siendo tu chico del autobús ;P
Kike: Tu historia demuestra que esa en realidad no era una auténtica chica del autobús. Era un ser humano de verdad, disfrazado de "chica del autobús".
Juanjo y amigos: un poco de publicidad.
SUPERCONCURSO STAR WARS EN PODER FRIKI
http://poderfriki.blogspot.com/2008/10/superconcurso-friki-de-la-guerra-de-las.html
Espero que os mole.
Kike: ¡Estás enfermo! Pero a lo mejor me animo a escribir algo, si tengo un hueco.
¡Y a ver si hago una referencia a ello en el blog la ppróxima vez que actualice, que espero pueda ser esta misma noche!
Yo ya no tengo a mi chica del autobüs, ya que trabajo con el coche. Pero hubo una época el la que tenia a mi chica del autobús y a la del metro. Y que fantasias tan maravillosas viví con ellas. La chica del metro un mal dia desapareció, y otro dia, la chica del autobús se me acercó y me habló. Parece ser que yo era su chico del autobús y queria romper ese magico silencio que tanto nos unia, un silencio que yo no hubiera estado dispuesto a romper si ella no lo hubiera hecho. Tambien puedo decir que esa chica y yo ahora somos grandes amigos, pero bueno, la magia, ese silencio, ese no saber siquiera como sonaba su voz... esa es una sensación irrepetible.
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