domingo, 6 de febrero de 2011

LA CULPA LA TENGO YO. ¡Y LA TENÉIS VOSOTROS!


El 15 defebrero finaliza el plazo para que los guionistas (esos tipos que "vivimos de las subvenciones") presentemos nuestros proyectos de desarrollo de guión de largometraje, para así optar a las subvenciones del Miniterio de Cultura.

La cosa consiste en que tú presentas a) una sinopsis de la película que quieres escribir, b) un tratamiendo secuenciado de dicha historia, c) un curriculum decente, d) un documento en el que explicas en pocas palabras por qué ese proyecto merece ser financiado y lo clarito que lo tienes en tu cabeza, etc.

Si eres uno de los quince cabrones con suerte elegidos por el ministerio, recibes una subvención de 40.000 euros que te soluciona la vida durante una buena temporada. Una buena temporada durante la cuál (al menos en teoría) podrás permitirte renunciar a otros trabajos para encerrarte en tu casa a convertir ese "proyecto de guión" en un guión de verdad.

El caso es que hace relativamente poco tuve una idea para largometraje que me pareció interesante. La compartí con unas pocas personas, y algunas de ellas me dijeron, básicamente, que debía presentarla a esas subvenciones del ministerio. Porque se trata de una historia que, básicamente, es "carne de subvención". Lo tiene todo: Componente político, carga social, anzuelos cebados con carnaza para pescar actores, bajo presupuesto, terreno abonado para una posible co-producción internacional.

Nunca ha sido fácil conseguir subvenciones de ese tipo, y yo nunca he tenido la suerte (o la habilidad) necesaria cuando se trata de premios, subvenciones o certámenes. Pero creo que mis amigos tienen razón. Si alguna vez he tenido un proyecto subvencionable, probablemente es éste.

Así que aquí estaba yo, haciendo escaletas y aporreando el teclado, intentando escribir algo coherente antes del 15 de febrero.

Pero no puedo hacerlo.

¿Por qué?

He pasado varios días intentando hallar la causa. ¿Miedo al fracaso? ¿Miedo al éxito? ¿Cansancio? ¿Ineptitud?

No lo creo...

Tengo la mayor parte de la historia en mi cabeza. Sólo necesito transcribir a folios lo que ya tengo en la sesera; si acaso rellenar un par de huecos...

¿Quizá me desmotiva el hecho de percibirlo así de fácil? ¿Ausencia de reto? ¿Aburrimiento? ¿Acaso mi inconsciente, experto en sabotearse a sí mismo, no ve con buenos ojos tanta "comodidad"?

He reflexionado mucho sobre ello, me he contemplado en el espejo intentando prescindir de cualquier tipo de "filtro" o idea preconcebida. Y he llegado a la conclusión de que mi bloqueo es emocional.

Cada vez que me pongo con el proyecto en cuestión, cada vez que noto cómo ese proyecto me jode la energía, me escucho a mí mismo como cuando uno escucha un coche averiado para averiguar "de dónde coño viene ese ruidito". Y en mi caso el ruidito viene del corazón.

Reconozco ese ruidito porque, en esencia, es el mismo que he escuchado en otras ocasiones, cuando ya sea por dinero, por contrato o por manipulaciones varias, me han "obligado" a obrar en contra de mis principios.

De pronto me doy cuenta de que no me motiva el proyecto en cuestión. No me ilusiona. Reconozco que me entusiasmaba cuando lo concebí, pero luego el concepto fue perdiendo pureza, se fue contaminando, acaso fue deformándose para encajar en nuestro mundo... ¡yo qué sé! Uno empieza a hacer concesiones sin darse cuenta, y al final acaba escribiendo para otros, sin saber exactamente quiénes son esos "otros". Nadie te paga por hacerlo. Nadie te dice qué es lo que tienes que plasmar en el papel. Pero de alguna manera, un buen día te das cuenta de que esa historia ya ha dejado de surgir de tus entrañas. Ahora no la escribes de dentro hacia afuera, sino de "fuera" hacia el papel, o hacia el formulario de la puta subvención.

He dejado el proyecto. Al menos de momento.

Me parece muy triste invertir mi tiempo en una historia sólo porque existe una "posibilidad remota pero menos remota de lo habitual" de que sea subvencionable.

Sé que puede sonar a discurso fariseo, a "este flipao se está tirando el rollito". Pero os aseguro que hablo en serio. No me parece honesto escribir porque "podría ser subvencionado". ¿Por qué?

Pues porque no creo en las subvenciones.

Creo que nuestras subvenciones, tal y como están concebidas, son el cáncer del audiovisual español. Cierran más puertas de las que abren. Fomentan el conservadurismo. Favorecen la endogamia.

Y aquí estaba yo, blandiendo esa opinión tan categórica sobre las subvenciones y, a pesar de ello, esforzándome por ser subvencionado. Ladrando a la mano que me da de comer para luego lamerla cuando me ofrece sus sobras del almuerzo. De pronto me snetí como esos "comeflores" que pronuncias discursos anti-globalización y pro-Greenpeace mientras ponen sus zapatillas Converse cosidas por niños taiwaneses encima de una mesa zarrapastrosa de un garito de Malasaña en el que se sienten muy a gustito porque tienen puesta la calefacción a toda pastilla.

Y como yo, otros tantísimos. Muchísima gente que no está de acuerdo con esas políticas ni con esos sistemas, pero que a pesar de ello consienten y agachan la cabeza y mendigan con el rabo entre las piernas.

"Por culpa de las subvenciones no tenemos una industria de verdad en este país", dicen muchos. Y mientras lo dicen, están extendiendo una mano temblorosa e insegura hacia "papá Estado" por si les cae un poco de calderilla. Luego se excusan diciendo que "hay que luchar contra el sistema desde dentro". ¡Y una polla! Eso, en dos de cada tres casos, es excusa barata, como el "tranqui que yo controlo" de los alcohólicos y los eyaculadores precoces.

Creo que pertenezco a una generación de gente que aún se puede considerar joven, y a pesar de ello los de mi quinta seguimos bailando al compás de los rancios y acomodaticios criterios de las generaciones anteriores. Da igual que los "jóvenes" lleguemos con nuevas ideas y con energía a raudales. La Ciencia se ha encargado de aumentar la esperanza de vida y la operatividad de esa otra gente que estaba "en la onda" hace treinta años.

Que sí, que la experiencia de "los mayores" tiene un valor incalculable, y este mundo debería ofrecernos un consejo de ancianos cada veinte metros. Pero el audiovisual es un sector que se renueva a una velocidad que produce vértigo incluso a los treintañeros como yo. Recuerdo que leí en Bloguionistas una cita de Joaquín Oristrell que me impactó. Decía que el principal problema de nuestro oficio es que nosotros envejecemos, pero el público siempre tiene quince años.

Mas volvamos al meollo del asunto: No nos atrevemos a cambiar las cosas. Tal vez sea por ese aumento en la longevidad laboral de los "obsoletos". Tal vez sea porque somos una generación que, en general, lo ha tenido demasiado fácil y tiene aletargado el instinto de lucha. Reconozcámoslo: El 90% de nosotros (incluso el más infortunado) tiene la vida más solucionada que nuestros antepasado de hace quince, veinte, treinta años. Y esa comodidad nos anestesia.

Nos quejamos en nuestros comentarios del Facebook, con la boca pequeña, y luego no hacemos absolutamente nada para cambiar nuestra situación. Seguimos el caminito de baldosas amarillas que nos han impuesto, sin intentar salirnos de la raya. Nos quejamos de lo inadecuado de las subvenciones, de la injusticia de los salarios mínimos, de los sindicatos y de la ausencia de los mismos.

Pero no hacemos NADA al respecto.

¡Y mira que en el caso del audiovisual lo tenemos medianamente fácil!

En tiempos de la Revolución Francesa tuvieron que recurrir a la guillotina y su afeitado irreversible. Hoy en día, gracias a las nuevas tecnologías, tenemos mecanismos mucho más sencillos y mucho más pacíficos (al menos a primera vista). Tenemos el youtube (e internet en general), que es el "sueño americano" de esta nueva aldea global. Tenemos en casa cámaras digitales que nos ofrecen una calidad que ya habrían querido para sí Truffaut, Goddard o Lars Von Triers. Tenemos ordenadores con los que podemos hacer virguerías que habrían acojonado al James Cameron de hace veinte años.

Tenemos todos los ingredientes para unirnos y hacer cosas distintas. Cosas que digan de manera implícita: "Ésta es la voz de una nueva generación. Somos gente valiente. No somos los dinosaurios anquilosados de siempre." Podemos difundir nuestras obras sin coste alguno, y lo que hoy publique yo en la red podrá verlo a los pocos segundos un tal Lars en Dinamarca y un tal Sazuke en Japón.

Conozco a muchos guionistas con talento (la mitad de ellos están comiéndose los mocos). Conozco a realizadores en paro que podrían rodar Alatriste el triple de bien de lo que se rodó y con la tercera parte del presupuesto. Conozco gente capaz de hacer, sin salir de su propio dormitorio, mejores efectos especiales y mejores bandas sonoras que muchos otros que cobran dinerales por hacer bazofia. Conozco productores que (lo crean o no) tienen una mentalidad abierta; que sienten un auténtico amor hacia el séptimo arte.

Si toda esa gente se uniese, si toda esa gente formase un "Equipos A", especializándose cada uno en lo que mejor sabe hacer, quizá muchas cosas serían distintas.

Pero mucha de esa gente, si le propones cualquier iniciativa osada, te dirá cosas como: "Bah, eso no es rentable", o "Eso no te lo subvenciona ni Dios" o, "No merece la pena".

Da igual cuánto talento que tengan las nuevas generaciones. Da igual que tengan el motor del F1 de Fernando Alonso. Porque les falta la gasolina. Les falta el entusiasmo. Les han contado un par de mentiras y se las han creído. Porque es muy cómodo creerse las mentiras. Es muy fácil apostar por una cantinela que en resulmen te está invitando a quedarte sentado en tu sofá y a no hacer nada. Así nos trata esta sociedad: Escatimándonos el polvo del siglo a cambio de una mamada mediocre. Pero chico, la mamada no exige ningún esfuerzo. Tú quédate recostado en el sofá, que yo te exprimo el semen y luego lo invertiré en la bolsa sin darte nada a cambio.

Y luego están los cenizos y los frustrados. Esa gente que no consigue las cosas porque no vale para ello, o porque no se ha esforzado lo suficiente. Gente que no se siente cómoda saboreando su fracaso en soledad, y que por ello mismo siembra el mundo de mensajes de escepticismo y desaliento para que los que vienen detrás desistan en sus intentos de conseguir lo que desean. Vampiros de ilusiones que intentan atraer a los demás hacia su ciénaga de mierda, balbuceando un canto bajonero de sirena desdentada.

Yo os confieso que últimamente me siento como si estuviese despertando (demasiado poco a poco) de un larguísimo sueño de varios años de duración. Intento volver a encontrarme a mí mismo después de haber aceptado demasiadas "mentiras" (o, mejor dicho, demasiadas "medias verdades") Intento arrancarme poco a poco el collar de "Danny the Dog". Creo que me han domesticado. Puro conductismo pauloviano. Mediante premios y descargas eléctricas, los primeros lo suficientemente sosos para no compensar, las segundas lo suficientemente leves para no hacerme despertar.

Soy consciente de que probablemente no estaría escribiendo una entrada tan "reaccionaria" si no percibiese un ambiente enrarecido en nuestro "mundillo audiovisual" últimamente. En menos de un mes hemos asistido a dos polémicas relacionadas con un par de cineastas relevantes de nuestro país y sus respectivos twitters. Dichas polémicas no tienen demasiada relación DIRECTA con este post, pero ¡coño! te hacen pensar; te hacen replantearte en qué clase de país vives, y en hasta qué punto no tenemos nosotros cierta "culpa" de que las cosas sean como son. Sólo espero que, del mismo modo en que los acontecimientos de los últimos días me han invitado a la auto-crítica a mí, hagan lo mismo con gente que pueda difundir sus opiniones con más alcance de la que puede permitirse este humilde blog de andar por casa.

7 comentarios:

Jack Shadow dijo...

Uno de tus mejores posts.

La culpa la tienen las subvenciones, que las visten como putas.

Kike dijo...

Yo veo un tapón generacional en el mundo del cine como no se recuerda desde hace eones.

"Alguien" debería hacer "algo", desde luego.

Jack Shadow dijo...

si, y es mas, no hay precedentes.
Es tan fácil y hay tantos datos que cambian tan rápido que la mayor parte de la gente se ha quedado K.O. la iconosfera nos ha superado, no estábamos psicologicamente preparados para afrontar esto, las hiperdistracciones y su facilidad de acesso nos tienen a la sopa boba comparados con otras generaciones.
Poder saberlo todo de forma sencilla es no saber nada, así es imposible "Atrapar al pez dorado" del que habla Lynch.

Piruleta dijo...

¡Hola! No sabía que seguías escribiendo, así que Gala me pasó tu url. ¿Qué tal todo? Ahora no tengo tiempo para leer, pero espero que sigas escribiendo relatos y esas cosiñas =)

Juanjo Ramírez dijo...

Pirul-ota!!! Sigues vivaaa!!! :D

Laia dijo...

Ay Juanjo, "quien no arriesga no gana", "la peor gestión es la que no se hace" y dejo ya las frasecitas.

¿Por qué no presentabas un guión de los tuyos para la subvención? De los tuyos de verdad, no un guión "subvencionable". Así es como se cambian las cosas.

Es que no entiendo el motivo por el que has de amoldalte a la temática del drama social solo porque esta temática mediocre tenga preferencia en las subvenciones.
Así claro que todas las películas españolas son iguales, completamente carentes de imaginación y llenas de drama social pero por morbo, porque la crítica social se la pasan por el forro. Será que todos los guionistas se amoldan a este patrón impuesto, como si fuera un pacto invisible. Sales del cine harta de tanta película filmada en barrios del desarrollismo sesentero, de tanto parado atormentado contemplando atardeceres, de tantos adolescentes drogándose y follando en lugares sórdidos y de tantas mujeres ajadas comprando en supermercados de extrarradio. Y lo pagamos todo nosotros y olé.
Por si fuera poco, la moda se está extendiendo a muchos programas de televisión. Definitivamente Fujur ha muerto, le han matado unos vagabundos en un callejón. Lo sabemos porque los de Callejeros han estado allí y lo han filmado y lo emitirán en horario de máxima audiencia. El suceso ha inspirado un guión que va a ser subvencionado, solo que han quitado al dragón y en su lugar han puesto de víctima a un camello (de los que venden drogas, por supuesto), la película se llamará "Vagabundos" y va a ganar muchos Goyas para luego caer en el olvido eterno.

Lo que quiere la mayoría de españoles jóvenes es un cambio y nuestra generación es idónea para ello (qué pena que no estemos por la labor): es una generación joven, y los cambios siempre los han llevado a cabo los jóvenes; es una generación numerosa; está formada y está en paro o trabajando precariamente, por lo que tiene mucha energía acumulada alimentada con muuucha frustración, lo cual te lleva a la hartura pero también a la creatividad.

Deberías enviar tus propios guiones.
Lo "subvencionable" está claro que NO llena los cines y ellos lo saben.

Estaría bien eso de formar un Equipo A. Si no te ha funcionado es porque la gente joven está muy adormilada y oye, nuestras generaciones precedentes NO ayudan, se pasan el día compadeciéndose de nuestra situación y pintándonos un futuro de paro eterno. Parece todo un plan para desanimarnos y mantenernos siempre desganados.

Pero es cuestión de insistir con gracia, has de ser convincente.

http://www.youtube.com/watch?v=4oWibz8ugwo

Esto solo lo pongo porque el convincente se llama como tú. Creo que es una profecía. Juan obrará el cambio, los Fraguel lo han predicho.

Juanjo Ramírez dijo...

Laiaaaa!!! :D Cuantísimo tiempo!!! :) Gracias por tus palabras! Y tranquila, que estamos intentando hacerle el boca a boca a Fujur. Creo que de momento desestimaré lo de las subvenciones porque no consigo creer en ese sistema, pero vamos intentando sacar los guiones adelante de otras maneras. ¡Dentro de unos meses es probable que se ruede uno de ellos, de forma independiente! (aquél que tenía un personaje que se llamaba igual que tú) Somos un pequeño "Equipo A" ;)

Gracias también por la canción de los fraggels! Abracicos!!