domingo, 7 de diciembre de 2008

COLLATERAL Y LOS DINOSAURIOS DE PLÁSTICO



Lo hablaba hoy con Cata, y lo hablé ayer con Jaime, y lo discutí con Gonzalusky hace unos días.

Últimamente, me cuesta demasiado abrirme a gente nueva. Empiezo a ser alérgico a los vínculos.

Se trata de una actitud estúpida, enfermiza... pero tiene explicación.

En la tele en la que trabajo, hay un guardia de seguridad bastante flipado. Se pasea por los pasillos luciendo uno de esos cinturones llenos de balas, y aprovecha cualquier ocasión para ser desagradable y hosco con todo el que se le pone por delante. Lo apodamos Collateral. Uno de mis compañeros de trabajo tiene una teoría sobre la mala uva que se gasta Collateral: Ese segurata es desagradable con nosotros porque es consciente de que a lo mejor, algún día, nos tiene que disparar para cumplir con su deber, y eso le disuade a la hora de establecer cualquier tipo de vínculo afectivo con los seres humanos que pululan por esos pasillos en los que él es la Ley.

Creo que a mí me empieza a suceder algo parecido. Me convierto en Collateral. Soy consciente de que difícilmente estaré en Donosti eternamente, y ese carácter de transitoriedad me pesa. Tengo una muy buena relación con mis compañeros de trabajo, y los adoro. Pero si me sacan del ambiente laboral, las personas a las que dejo acercarse a mi vida en esta ciudad, se pueden contar con los dedos de la mano de un tiranosaurio.

Me resisto a encariñarme con la gente, porque sé que el día menos pensado se pueden convertir en zombies, y me veré obligado a alojarles una bala en el cráneo.

Para ilustrarlo con un ejemplo concreto, hablaré de la cuestión "compañeros de piso". Tuve compañeros de piso en Madrid. Surgió mucho cariño, mucha magia, y aún siguen siendo grandes amigos míos, pero llegó el momento de emigrar al norte, y cambiar de compañeros de piso. Tuve compañeros de piso aquí en Donosti, y les cogí también muchísimo cariño... y pasó el tiempo, y ellos se fueron, y llegaron otros compañeros de piso... y a los dos meses, esos dos también se fueron, y vinieron otros, que también se fueron.

La consecuencia es terrible. Cada hornada de compañeros de piso la acojo con más frialdad que anterior. Me niego a establecer con ellos más relación que la imprescindible. Lo justo para ser cortés. Me estoy convirtiendo en un experto a la hora de suministrar amabilidad y cortesía sin abrir las puertas de mi vida a los demás.

En Aikido utilizábamos un término japonés para eso: Ma Ai.

No sé si se escribe así, pero total, si nos ponemos pijoteros, tendría que poner un par de kanjis.

Ma Ai es la distancia adecuada que uno debe mantener con respecto a su adversario. Una distancia intermedia. Lo suficientemente cerca para poder golpear, y lo suficientemente lejos para poder defenderte del ataque del contrario.

Y uno acaba adoptando una especie de Ma Ai con los demás. Lo suficientemente cerca para ser cordial... lo suficientemente lejos para que no cuaje ningún tipo de vínculo.

Quizá, en cierto modo, uno lo hace para no asesinar la magia de las relaciones anteriores. Porque acabas llegando a la conclusión de que, si permites que una persona recién llegada te importe de la misma manera que tus amigos más antiguos, y dos meses más tarde concedes esa misma importancia a otro par de personas que también desaparecerán de tu vida al cabo de dos meses... al final, de alguna manera, sientes que estás devaluando la relación que tuviste con los que llegaron primero. Cuando permites que todo lo que llega hasta ti sea igual de especial... todo deja de ser especial.

Y no sólo ocurre con los compañeros de piso. Ocurre también con los amigos, con las relaciones sentimentales, con los dependientes de las tiendas, y los camareros de los bares.

Y si hubiese que buscar un culpable al que reprocharle todo esto, supongo que la culpable sería esa maleta de color azul que acecha en el altillo de mi armario... recordándome que ese no es en realidad mi armario... que posiblemente, dentro de otros dos meses, dejará de serlo, y tendré que volver a mudarme a vete a saber dónde.

Esa maleta azul, que me recuerda que no me puedo permitir una vida demasiado grande, que todo lo que no quepa dentro de esa dichosa maleta, se perderá como bilis bajo la lluvia... cuando caiga la siguiente mudanza sobre mí.

Por eso no me puedo permitir comprar CDs, ni libros, ni DVDs, ni tan siquiera amigos.

¿Sabéis qué es lo primero que quiero hacer cuando tenga una vivienda que parezca estable? Empezar a coleccionar dinosaurios de plástico. De esos cutres y baratos, que se venden en los chinos de todo a cien. Esos mismos de los que hablaba en los comments de la entrada anterior. Cada vez que entro en un chino y los veo, tengo que reprimir el impulso de comprarlos.



Y hoy he decidido que, del mismo modo en que estoy empezando a permitirme abrir (o entornar) ciertas puertas en estos días, puede que empiece también a comprar esos graciosos dinosaurios. Y cada vez que reúna un número suficiente, los meteré en una caja y los mandaré por correo a Fuerteventura... o tal vez les haga veinte fotos, para que haya constancia de que los he tenido, y luego los deje en un parque, o en una guagua, para que algún niño los encuentre.


Las fotos de los dinosaurios se las he robado al Paleofreak.

17 comentarios:

Diego A. dijo...

Eso es la edad, Juanjo.
Seguro que tienes ganas ya de establecerte en algún sitio y no andar de un lado a otro.

Por cierto, muy floja la de Bond, no sé qué opinarás tú.

Cata dijo...

La teoría de collateral es bárbara.

En cuanto a lo de ser cada vez un poco mas "asocial" o menos "involucrado" con la gente, a parte de un mecánismo de defensa y en parte una consecuencia de hacerte mayor (creo).

A mi, al contrario que a ti, no me resulta fácil encontrar gente con la que me salga natural encariñarme profundamente, es decir, pensándolo en abstracto me da una terrible pereza empezar a contar mi vida y batallitas, empezar de cero con alguien y darme a conocer... otra cosa es que a veces se de esa situación "mágica" y entonces me sorprendo a mi misma largando mis cosas con la mayor naturalidad... y eso es una gozada!

En cualquier caso me alegro de tu decisión de empezar a comprar dinosaurios ;)

Juanjo Ramírez dijo...

Diego! Sí... me hago mayor... Dentro de apenas tres meses cumplo ya los 30.

La peli de Bond me ha hecho pasarlo pipa. Es cierto que el guión tiene la consistencia de un castillo de naipes, pero salí con muy buen cuerpo del cine. ¿Perfecta? No. ¡Pero necesitaba una peli así!

Cata! No te creas que a mí me resulta fácil conectar con cualquiera... Más bien soy un bicho selectivo :P A ver si empiezo a comprar dinosaurios, y voy colgando sus fotos por aquí!

Anónimo dijo...

Ayer Marta me comentó una teoría que tiene su hermano: ahora mismo, en esta etapa de nuestra vida, estamos en pleno "El Imperio Contraataca"... Yo sólo pido que me avisen cuando salgan los Ewoks.

¡Ah!, mi colección de dinosaurios de plástico es bastante espectacular.

Anónimo dijo...

Saludos Juanjo...
...no te extrañe, quizás sea la edad... o una especie de otoño sentimental con los demás. Si te sirve de consuelo... no eres el unico.

Saludos.

Juanjo Ramírez dijo...

Creo que ambos tenéis razón. Otoño sentimental e imperio contraataca son maneras adecuadas para definir algo que parece estar afectando a varias personas a la vez, de forma global.

César: Si quieres te congelamos en carbonita hasta que lleguen los ewoks! ;P

Anónimo dijo...

Me parece correcto...

Laia dijo...

Por ahora puedes limitarte a comprar Dinosaurus Lu. Son desechables.

El chache dijo...

Me parece logico y normal que no quieras tener ningun tipo de vinculo con unas personas que van a salir de tu vida en un periodo corto de tiempo.
Asi que no te preocupes, no te pasa nada raro. Lo de los dinosaurios de plastico lo demuestra.
Un saludo

Kike dijo...

Es perfectamente lógico no establecer vínculos con gente que sabes que vas a ver poquito tiempo. Siempre es mejor tener esa razón a que, simplemente, te caigan mal. Pero vamos, cuando veas que es hora de abandonar el Ma Ai y abrazar al oponente, siempre estás a tiempo de hacerlo.
Que entrañables dinosaurios de plástico, tan vivos y defectuosos como el propio ser humano, símbolos de una era anterior donde todo era mucho más sencillo.
Y suerte con Suantum of Quolace que de Bond tiene poquito poquito.

Anónimo dijo...

No sabes lo que me ha encantado el post, te agradezco que además de explicarme más detalladamente lo que hablamos el otro día, hayas sido capaz de explicarme a mí mismo lo que me ocurre desde hace un tiempo y que me tiene preocupado. Me sigue teniendo preocupado, pero al menos ya tiene nombre y si sangra, lo puedo matar.

Como dice Cata puede que sea parte de hacerse mayor, pero creo que no es la edad sino las experiencias o el número de ellas en un cómputo que las relaciona con la cantidad de inocencia que puedes albergar. Cuando le has visto dar muchas vueltas al molino, ya no te sorprendes demasiado.

Besuskies.

Juanjo Ramírez dijo...

Laia: De momento, este finde he comprado dos dinosaurios. Una especie de estegosaurio, y una especie de dilophosaurio. Pero no son comestibles, creo ;)

Chache: Precisamente ayer me llegó un nuevo compañero de piso, y parece muy majo. Ya veremos qué tal cuando descubra que empiezo a coleccionar dinosaurios de plástico...

Kike: Sí... lo que me extraña en Quantum es que lo sigan llamando Bond. Pero me lo pasé como un enano en el cine. Por cierto, he votado por "El péndulo de la muerte", aunque no las he visto todas :P

Gonzalusky: Me alegro de que te haya gustado el post. Sí he notado que estamos todos un poco igual. Lo que cuentas de las experiencias, es similar a lo que hace que cada vez se asombre uno menos en una sala de cine. Pero por esa misma regla de tres, cuando te asombras, te asombras el triple!!

Pal dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pal dijo...

Amén

PD: Sólo estoy en desacuerdo con una cosa, conste que no es la edad, es más bien lo del molino y el otoño.
Con lo jovencita que soy, no jodais.

Juanjo Ramírez dijo...

Tú eres una cría, Intrusa! :P Lo que te queda aún por ver girar el molino, ya verás! ;)

Abrazos!

El PaleoFreak dijo...

Hola. Estas imágenes las has robado de mi blog sin poner ni si quiera un enlace.
¡Muy mal!
Hay que pedir permiso.
Como castigo, tienes que enseñarme fotos de tus propios dinosaurios cutres de goma.
Y regalarme alguno.

Juanjo Ramírez dijo...

Paleofreak!! Lo siento en el alma!!

Soy un desastre buscando imágenes y cuando las pillé no sabía que eran tuyas...

En el blog voy colgando fotos de mis nuevos dinosaurios, pero en cuanto pueda fotografío alguno de ellos especialmente para ti, y te regalo uno!!!

Y ni que decir tiene que si prefieres que quite esas fotos del blog, sólo tienes que decírmelo y las retiro de inmediato!

En serio que lo siento!!