Hola a todos. U hola a nadie.
Ya sé que no he puesto aún enlaces a otros blogs, ni imágenes atractivas, ni nada de nada. Espero que sepáis perdonármelo. Esta nueva versión de "Demasiado Violeta" lleva varias semanas abierta, pero es como esas casas que llevan compradas desde hace varios meses, pero que aún no están amuebladas, ni hay cortinas arropando las ventanas.
Si camináis por aquí, no escucharéis otra cosa que el papel de burbujas estallando bajo las suelas de sus zapatos. No pretendo que esto sea una mudanza rápida. No me pagan lo suficiente para tener un pisito amueblado desde el primer día. Pero soy feliz, y espero que eso se note desde la primera sílaba.
Con los tres párrafos anteriores pretendía decir, sin demasiado éxito, que no me ha dado tiempo de amueblar en condiciones este blog antes de su estreno... porque la apremiante necesidad de escribir prevalece sobre las normas de la etiqueta y el decoro.
Ni siquiera es el mejor momento para inaugurar algo. Es la una de la mañana, las dos en la península ibérica. Mañana tengo que madrugar (cuando estoy de vacaciones, "madrugar" equivale a levantarme a una hora que tenga menos de dos dígitos en un reloj digital) para ayudar a mi madre a llevar a nuestra perra al veterinario.
Nuestra perra es un precioso ejemplar de pastor aleman/alsaciano; una demostración empírica de que los tipos que crearon el partido nazi también sabían crear, cuando se lo proponían, cosas muchísimo más bonitas.
Desde hace unas cuantas semanas, nuestra perrita se siente bastante mal. Se tumba por los rincones, haciendo gala de una apatía inusual en ella, se niega a comer, y se dedica a adelgazar día tras día.
Hace poco que regrese de Donosti (mi lugar de trabajo) y quedé impresionado por el cambio que se ha producido en nuestra perra. Uno la acaricia y siente cómo su mano se da de bruces contra las costillas y la médula espinal. Es como si acariciases a
el caballo esquelético de El triundo de la muerte, de Pieter Brueghel.
Contrastando de manera salvaje con el esqueletismo espectral de la perra, está su vientre hinchado, como si de un puto pez globo se tratase. Parece ser que la hinchazon se debe a un exceso de líquido, y a su vez ese exceso de líquido es el culpable de que la perra coma poco, y engorde igual de poco. Algo parecido a esos pobres críos del África tercermundista, que a pesar de estar raquíticos, tienen el vientre hinchado.
Ese exceso de líquidos en el vientre impide diagnosticar el mal de nuestra perra mediante radografías. Por eso mañana la llevaremos al veterinario, a primera hora de la mañana. En el veterinario la rajarán para comprobar de primera mano si tiene algo grave o algo fácilmente solucionable.
Pero mañana es un país lejano. Un país que se encuentra al otro lado del interminable túnel que brota por debajo de la almohada.
Por un lado, a uno le sale la vena optimista: En estos últimos días, la perra está más animada, más activa; come más, parece menos flaca, y su actitud es menos cabizbaja. Eso no deja se ser un panorama esperanzador.
Por otro lado... ¿qué pasaría si, a pesar de ello, los veterinarios encuentran en la perra el tumor que esperan encontrar? ¿No sería desolador comprobar que los progresos no importan? ¿Que el ansia de vivir no importa? ¿Que el hecho de que la dama de la guadaña te reclame no tenga nada que ver con las ganas de vivir que muestres, ni con tu maldito nivel de bienestar?
Y la cosa no termina ahí: porque uno no puede evitar pensar que si el destino es así de cruel con una perra, mañana mismo nos puede tocar a nosotros mismos, o a cualquiera de nuestros seres queridos. No creo que Dios distinga entre mi perra y cualquiera de nosotros. De hecho, creo que mi perra vale mucha más que muchísimos de nosotros.
Creo, sinceramente, que experiencias de este tipo deberían enseñarnos a valorar más y mejor la vida. Ya sé que suena a topicazo, pero los tópicos se convierten en tópicos porque tienen la mala fortuna de encerrar verdades elementales en sus entrañas.
Cuando en su día leí/me tragué "El código del samurai", lo que más me llamó la atención fue la más elementa de sus máximas: "El samurai encuentra el sentido de su vida porque tiene siempre la muerte presente".
En esta suciedad no nos educan para tener en cuenta la muerte. Nos enseñan a "mirar para otro lado", y a perder el tiempo, fingiendo con una ingenuidad naïf (valga la puta redundancia) que el tiempo es infinito.
Aunque esa chorrada de "carpe diem" suene también a tópico, quizá tendríamos que hacerle un poquitín de caso de vez en cuando. Nos pasamos la vida jodiéndonos el 90% de nuestra existencia para alcanzar metas lejanas (metas que, en muchos casos, satisfacen más a otras personas que a nosotros mismos). Tal vez ha llegado el momento de reconocer que las únicas metas que merecen la pena son aquéllas a las que se llega a través de un camino en el que cada peldaño nos hace disfrutar tan intensamente como la propia meta, en el que cada segmento nos hace sentirnos tan infinitamente vivos como el "premio" que buscamos al final del trayecto.
Si no disfrutamos en el proceso igual o más que en el final... es porque estamos haciendo algo mal. O bien hemos elegido la meta inadecuada, o bien estamos andando el camino con la actitud errónea.
¡¡No os asustéis!! No pretendo ser tan profundo y embajonante en este nuevo blog. Espero que sea como tantas otras creaciones del ser humano: Uno planta una semilla en terrenos abonados por la sangre, el miedo y el dolor, y al final, termina brotando algo hermoso. Y eso es (si se me permite el arranque pretencioso) lo más mágico que tiene el ser humano.
Hoy, por recomendaciones de mi jefe, he empezado a ver la serie "Los soprano". Sólo llevo tres capítulos, pero ya me estoy encariñando con la serie. Creo que es más difícil engancharse a "Los soprano" que engancharse a series como "24" o "Weeds", porque "Los soprano" apuesta por una línea bastante más sutil, y parece ser que apuesta por crecer más poco a poco, como una planta. Pero puede que esa planta termine convirtiéndose en una secoya.
Supongo que hay series que son más fáciles de digerir, como una sangria, o un mojito. Otras series, sin embargo, son como Jack Daniels, o un Chivas sin hielo. Hay que consumirlas más despacio, con cierta dosis de paciencia, pero si uno tiene el paladar educado, saborea la bebida en condiciones.
Vaya si la saborea...
11 comentarios:
PRIMEEEER!!!!
Y menuo tocho. Merezco un premio, no me jodas.
uverás juanjo. eso que has dicho sobre la muerte es una verdad muy fuerte.
hace un par de meses, mi hermana murió en un accidente, y un mes antes, mi abuelo que mas quiero igual falleció. ciertamente, es la pura verdad eso de que no se nos educa para entender a la muerte como algo presente en nuestras vidas,y siempre tenemos la idea de que tendremos a todos nuestros seres queridos con nosotros, cuando la verdad es que en cualquier momento puede pasar lo peor.
por un lado he pensado que querer a alguien, apreciarlo y preocuparnos por el, es condenarnos a que nos rompan el corazón cuando llegue a faltar (0 nosotros lo hagamos) pero he llegado ala conclusión de que es una especia de apuesta. sentir amor por la familia y amigos es un hecho innevitable. quisiera que toda despedida fuera como la ultima vez, y cada nuevo "hola" sea como si volviesemos a nacer. sería hermoso volver a nacer para nuestros amigos y familia...
tío...los Soprano...tremenda!!!
Lo único que me jode es que los capítulos duran 7 horas (si eres perro) y cuesta un poquitín pulirse los 13 capítulos de cada temporada sin invertir media vida.
Yo voy por la quinta temporada y vale mucho la pena, aunque te tengo que decir que andan buscando extras porque ya se los han cargado a casi todos!
por cierto...a ver si dejas postear con una identidad abierta, que esto de tener que postear con la cuenta de google me hace salir Gremlins de la espalda...
si no se puede, pues a partir de ahora, Raul es melonian ;)
Melonian: ¡Qué bueno verte por aquí! Ya he corregido el problemilla de las identidades. Es que como véis, el blog aún no está puesto a punto. Fue abrirlo y publicar, sin tocar nada de la configuración. Acabo de terminar el capítulo 4 sopranil, y voy a por el 5. Me lo tomo con paciencia.
Shorty: Siento muchísimo lo de tu hermana y tu abuelo. Yo también apuesto por la apuesta ;) Es cierto que vivimos demasiado de espaldas a la muerte. Y eso que, por lo que dicen, en mexico se la mira más de frente que aquí: tenéis el mejor día de los muertos del mundo.
Kike: ¡Premio para el caballero! ;)
juanjooooooo
que bien poder leerte de nuevo más violeta que nunca!!!!
yo he decidido disfrutar de la vida sobre todo y ante todo.....esa es la mejor filosofía hacia la muerte
besooooooooooooo
maya
Hola Juanjo:
La de tiempo que hacía que no añadía un comentario en cualquiera de tus blogs.
Me he chupado la serie entera de Los Soprano (la gente sólo aguanta hasta la cuarta temporada) y es muy, muy recomendable.
Eso sí, hay que echarle unas cuantas horitas, que son 86 capítulos.
Y otra serie que te recomiendo es "Carnivale". Comentáselo a tu jefe, que es muy buena.
A ver si hablamos, que no me coges el móvil.
Abrazos.
Continuaremos leyèndole. Ahora, desde aquí. Un saludo!
Este es el tercer comentario que escribo y que trato de colgar.
Estoy hasta la p**** de que el puto blogger no me deje expresarme.
¡Ya está bien!
juanjo: te seguiremos leyendo por aqui
un abrazo
el KEBRAN
¡OH, NO! Marti Mc Fly ha asustado a Sabino Arana y ahora los vascos están orgullosos de ser españoles... ¡Esto ha provocado una paradoja temporal que podría destruir el universo!
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