Ya está. Dentro de una horas regreso a Donosti. Aún tengo un pie metido dentro de mi enfermedad, y el otro fuera. En cuanto termine de escribir esto, me tocará ducharme, y vestirme de ser humano, para que no me detengan preventivamente en el control del aeropuerto.
Me he pasado todas las Navidades encerrado en casa, con un viejo jersey que a estas alturas debe tener más virus que la mona de "Estallido". Un jersey un poco cutre, digno del Nota del "Gran Lebowsky", infalible prenda de abrigo que fue mi compañera de fatigas hace tiempo, cuando me tuve que ir a Bosnia a ayudar a reconstruir el tejado de la capilla de un cementerio de un pueblo croata ocupado por los servios. El jersey aún conserva manchas de aquellas jornadas de trabajo. Manchas imposibles de borrar, tal vez de resina, o de barníz, o del material con que fabriquen las caras de Bélmez. Miro estas manchas, me acuerdo de aquellos días... y me sobrecoge toda esa mierda del tempus fugit, y de todo lo que ha cambiado en mi vida, la cantidad de etapas que se han ido sucediendo una tras otra, con un afán de capas de cebolla, la cantidad de puertas que se han abierto, y las que se han cerrado... e incluso las que aguardaron abiertas hasta el instante preciso, para estamparme un portazo en las narices.
Las enfermedades son como crisálidad. De alguna manera, te envuelves a ti mismo en un capullo hecho de mantas, y mocos, papel higiénico, dolores y anestesias. Y piensas en mil cosas, con más velocidad que sentido, porque la fiebre pone la caldera de la locomotora al rojo vivo.
Si algo saco en claro, una vez más, es que tengo que volver a escribir con frecuencia. Mi salud depende de ello. No me refiero a escribir en el trabajo. Eso es bonito, grato, pero no es ESCRIBIR con mayúsculas.
Me refiero a remover todo lo que tienes dentro. Que nada se estanque, que nada se detenga el tiempo suficiente para poder pudrirse.
Es una declaración de intenciones que me hago cada mes, incluso cada día. Pero sigo dándome de bruces contra algo. ¿Desidia? ¿Cansancio? ¿Demasiado poco tiempo libre para centrar la mente? ¿Falta de fe? ¿Mi corazón seco, escurrido como una fregona? ¿La cada vez más ineludible certeza de que no hay nada realmente trascendente en este mundo? ¿De que cualquier cosa que hagamos o encontremos va a ser igual de vacua o ilusoria que todo lo demás? ¿O acaso estoy enfadado con el mundo, como un niño pequeño? ¿O tal vez me he vuelto demasiado exigente con lo que escribo?
Cada vez uso más la tecla de borrar. Una tecla que se suele pulsar con el dedo anular.
ANULAR.
De un tiempo a esta parte, cada vez que quiero colocar una frase en una novela, me siento como si tuviese en la cabeza una sala de congresos llena de políticos, críticos literarios y charcuteros que tienen que deliberar durante horas para decidir si dicha frase es adecuada o no.
Mierda, ya he contado esto veinte veces por aquí. Me estoy convirtiendo en un pesado. Es sólo que hace algunos años, escribía con la sensación de estar moviéndome más rápido que el mundo. Últimamente tengo la impresión de que el mundo camina más rápido que yo. De que dentro de poco va a doblar una esquina, y lo perderé de vista, y me quedaré vagando a ciegas por callejones vacíos.
Afortunadamente, existe un remedio para distraer a la mente de esas estupideces: Ver pelis.
Cuando uno enferma en vacaciones, ve muuuchas pelis. Mi recetario de esta gripe ha sido:
"Shot em up": Exquisitamente cafre, como si el Correcaminos y el Coyote (o Bugs Bunny porque el prota, de manera intencionada, se dedica a comer zanahorias!!!) se liasen a tiros. Adoro a Clive Owen.
"El ultimátum Bourne": Me ha parecido mejor que la segunda, pero no tan buena como la primera. De un modo u otro, a mí una peli de espías me contenta más que a un tonto un lápiz.
"Shooter: El tirador": Las pelis de Antoine Fucqua me suelen gustar siempre. Y ésta no ha sido una excepción. Bastante bien rodada, con un guión digno de peli de Tony Scott, entretenida... No me parece una obra maestra, pero sí una peli que merece la pena ver.
"La jungla 4.0": Como véis, casi todo lo que me he echado a la retina es de acción!!! Ésta la había visto en el cine, pero no tuve más remedio que verla en inglés con subtítulos al danés. En su día me gustó, aunque se me escaparon un montón de matices. La peli mejora cuando cambias las grafías danesas por la voz de Ramón Langa pero, aunque no sea una mala peli de acción, sigue sin ser una peli de la Jungla. No está rodada como una peli de la Jungla, ni los diálogos de McClaine, por mucho que se hayan esforzado, son diálogos dignos de McClaine, ni el malo tiene la clase suficiente para ser malo de la Jungla.
"Hanna y sus hermanas": Ya la había visto, pero es que nunca me canso de ver a Woody Allen. Lo que más me gusta de esta película es su optimismo dentro de situaciones bien jodidas. Hace poco salió un estudio según el cuál las personas aficionadas a las películas románticas tendían a fracasar en sus relaciones del mundo real, por tener tantos pájaros en la cabeza. Yo a esas personas les recetaría verse una peli de Woody por cada pastelada de Meg Ryan que hayan consumido.
"XXX": Con el puto Ving Diesel ahí, tó ciclao. Nunca había visto esta peli, y he de reconocer que me lo pasé pipa viéndola. Una vez más, no la puedo tildar de obra maestra, pero me ha sorprendido con secuencias de acción interesantes, un guión más talentoso de lo que esperaba, y un Rob Cohen en la dirección que me ha conquistado más de lo que suele.
"300": Ya la vi en los cines, en su día. Creo que nunca seré capaz de conectar del todo con esta peli, y de hecho, me parece una mala adaptación del comic, pero la verdad es que me lo paso pipa viéndola. Y aunque no comparta todas las decisiones narrativas y artísticas, la peli tiene un meritazo (al César lo que es del César). Lo mejor de 300 es poder verla grabada, como yo. De esa manera, puedes darle al FF casa vez que te dan la brasa con la subtrama de la reina y el consejo de los cojones.
"Harry Potter y la órden del Fénix": También me tocó verla en inglés subtitulada al danés cuando se estrenó. Me sigue pareciendo una peli fallida, pero uno le tiene cariño al mundillo de Harry Potter y, ¿qué mejor que estar malito y meterse debajo de un edredón y meterte en Hogwarts durante tres horas?