martes, 30 de junio de 2009
AVERIADO
De un tiempo a esta parte, cada vez que vengo a mi isla pillo un catarro. En esta ocasión parece más alergia que catarro pero a efectos prácticos es la misma mierda.
Es como si mi cuerpo no quisiese respirar la atmósfera de esta isla.
Mocos, mocos, mocos. Estoy hecho de mocos. Creo que ya no queda otra cosa en mi interior. Mocos que obstruyen mis vías respiratorias, mocos que convierten mis fosas nasales en respiraderos de ballena, mocos que accionan mis manos por control remoto y las obligan a teclear estas letras insulsas. Mocos que... aaaahhh...
aaaahhhh.... aaaaahhhhhhh....
Aaaaaahhhhh-chíiiiisssssssssss!!!
Pues va a ser que todavía me quedan unos huesos pudriéndose dentro del mar de mocos. Cada vez que estornudo lo hago con tal violencia que me duelen los huesos a causa de la convulsión.
Quiero escribir, pero no aguanto ni cinco minutos al teclado con tan poco oxígeno. Quiero leer, pero entre tanto moqueo y tanto estornudo no puedo concentrarme.
Vine a esta isla con la intención de zambullirme en mi cabeza para viajar a mil planetas lejanos y de repente descubro que mi nave está averiada y no puede saltar al hiperespacio en estas condiciones.
Tengo a Chewie allí abajo, intentando arreglarlo.
viernes, 26 de junio de 2009
YEYO Y DON CECILIO
Hoy, mientras me dirigía hacia el trabajo, me acordaba de un profesor que tuve en la Universidad. Me acuerdo de él "cada equis meses" porque en una de sus clases nos dio uno de los consejos que más útiles me han resultado en la vida.
Era nuestro profesor de radio de primero de carrera, Eugenio González Ladrón de Guevara, aunque todos le llamábamos Yeyo.
Era una especie de Orson Welles a la española (si es que se puede ser más "a la española" que Orson Welles). No seguía ningún programa en sus clases. Llegaba, se sentaba y empezaba a darnos charlas sobre lo primero que le venía a la cabeza.
En una de esas charlas nos soltó aquel consejo cuya esencia intentaré plasmar aquí con mis propias palabras:
"Lo que tenéis que hacer en la Universidad es descubrir a qué os queréis dedicar; vuestra auténtica vocación; qué es lo que os hace sentir más plenos que ninguna otra cosa. Y cuando tengáis la suerte de descubrirlo, entrenaros en ello como si quisiéseis ser los mejores del país en esa cosa. Lo demás no importa. Las asignaturas de esta carrera las podéis aprobar estudiando la tarde antes del exámen, así que tenéis tiempo de sobra para lo otro. Si queréis ser locutores de radio, hablad frente un a micrófono hasta que se os seque la garganta, si queréis tocar la guitarra practicad hasta que os sangren los dedos, si lo vuestro es la Literatura, leed hasta que se os canse la vista y escribid hasta que os salgan callos en las manos."
Es posible que si no hubiese escuchado aquellas palabras hoy día no estuviese donde estoy. Para bien o para mal.
Y, como os iba diciendo, hoy me dirigí hacia Miramon acordándome de ese profesor y ese consejo. Me suelo acordar de ello unas cinco o diez veces al año, pero hoy pasó algo que nunca había sucedido en las cuatro o nueve veces anteriores:
Estando en Miramon, a punto de marcharme ya de la ETB... me crucé con ese profesor. Él también salía del edificio. Un poco más viejo que la última vez que le vi, con sus andares crepusculares, wellesianos... Acordarte de Yeyo en Donosti y encontrártelo en Miramon a las pocas horas es como acordarte de Kevin Spacey en Teruel y de repente encontrártelo por allí.
Me abordaron unas ganas tremendas de pararle y recordarle que había sido alumno suyo y decirle lo mucho que me había ayudado ese consejo y hacer notar lo mágico que me parecía aquel retazo de sincronicidad, aquel "milagro todo a cien" de despertarme acordándome de él y encontrármelo ese mismo día.
Pero no quise importunarle, ni dar la nota delante de mis compañeros de trabajo. Así que lo dejé marchar y contemplé esos pasos cansados que parecían dirigirse hacia vete a saber qué cementerio de elefantes del interior de mi cabeza.
Se me quedó un coágulo de frustración atravesado en la garganta. Como aquella otra vez, hace ya unos cuatro años, cuando (en plena preparación del rodaje de Gritos en el Pasillo) Alby y yo nos encontramos con Don Cecilio, nuestro antiguo profesor de Pretecnología del colegio... y dejamos pasar la oportunidad de decirle que todas aquellas torturas a las que nos sometía en sus clases, todo ese recortar y moldear y pegar y soldar y medir y pintar y barnizar, todo aquello que juzgábamos tan inútil y tan absurdo en la vida real, nos resultó lo más útil del mundo y lo más "botiquín de primeros auxilios del mundo" cuando tuvimos que construir los decorados y miniaturas de nuestra peli. Quizá debimos abordar a Don Cecilio y decirle que (después de Raúl, nuestro director artístico) él era la persona de la que más nos habíamos acordado mientras serrábamos y encolábamos y siliconeábamos cien cosas destinadas a aparecer en nuestra primera película. Pero Don Cecilio estaba ocupado vigilando a una horda de colegiales en una exposición de Arte Contemporáneo y, una vez más, no quisimos importunar.
Así que hoy es día de acordarme de Yeyo y Don Cecilio y reflexionar sobre cómo a veces (demasiadas veces) nos callamos cosas que deberíamos de decir y cómo ciertas cosas suceden demasiado deprisa y pasan de largo antes de que espabiles lo suficiente para saludarlas como se merecen.
lunes, 22 de junio de 2009
CABER EN UNA CAJA
El próximo domingo regreso a mi isla. Dos meses de relajarse y recargar las pilas.
No sé si a la vuelta me asignarán el mismo piso, así que tengo que desalojarlo. Hoy he comprado una caja para enviar por correo a Fuerteventura las pertenencias que he ido reuniendo a lo largo de esta temporada.
Y produce una sensación un tanto extraña comprobar que... eso... Que tu último año de vida cabe en una caja de cartón.
Contenido de la caja:
- Un par de abrigos.
- Dos o tres jerseys.
- No sé cuántos dinosaurios de plástico.
- Siete libros.
- La primera temporada de Madmen.
- Una camiseta con la imagen de Bruce Lee y otra con la imagen de Jack Skelleton.
- Tres juegos de la Nintendo DS.
- Una impresión exitosa de una de mis novelas más fallidas.
- Algunos CDs vírgenes y demás morralla que he metido en la caja pa rellenar.
Y más de la mitad de esas cosas ya las tenía de antes o me las han regalado otras personas. Conclusión: Apenas he adquirido posesiones durante esta temporada. Conclusión numero dos: La vida nómada es el mejor entrenamiento para la vida austera.
Mi compañero de piso Alejandro me ha ofrecido su Wii-fit para usarla como báscula y comprobar si la caja pesa menos de los veinte kilos que permiten en Correos.
miércoles, 17 de junio de 2009
LA NUEVA CANCIÓN DEL VERANO VASCO
Hola a todos.
Actualización rápida para colgar aquí la nueva promo del verano de Vaya Semanita.
Eso sí, advierto que para apreciar todos los guiños hay que estar un poco en contacto con la realidad de Euskadi. Me refiero a la cara horrible de Euskadi: Ésa a través de la cuál los vascos hacen sufrir a muchos ciudadanos cada año.
Actualización rápida para colgar aquí la nueva promo del verano de Vaya Semanita.
Eso sí, advierto que para apreciar todos los guiños hay que estar un poco en contacto con la realidad de Euskadi. Me refiero a la cara horrible de Euskadi: Ésa a través de la cuál los vascos hacen sufrir a muchos ciudadanos cada año.
martes, 16 de junio de 2009
LA AUTO-MÁQUINA DE DISECCIÓN ESPIRITUAL
Soy propenso a dos males.
Dos males que llevaban bastante tiempo sin visitarme con asiduidad. Pensé que les había dado esquinazo cuando me vine a vivir a Euskadi pero los muy cabrones me han vuelto a encontrar.
Me refiero al dolor de cabeza y al insomnio.
Supongo que eso implica que aunque mi vida parezca equilibrada en realidad le falta un "no sé qué". Es la típica historia: Desarmas tu vida y la pones patas arriba para limpiarla de todo tipo de basura. Luego vuelves a ensamblarlo todo y te das cuenta de que te sobran piezas. Un par de tuercas, una arandela y dos tornillos. Pero le quitas importancia. Todo parece funcionar bien sin esas piezas. Las tiras a la basura celebrando que tu vida se haya vuelto más ligera.
Entonces esa vida tuya se pone en marcha de nuevo, los engranajes comienzan a girar y al principio no pasa nada. Todo transcurre igual que antes pero más limpio, más diáfano. Cierto día, sin embargo, las carencias se hacen notar y algo comienza a chirriar ahí dentro. Un persistente ruido de fondo, casi inaudible pero inquietante. Y quizá sea ese chirrido de piezas ausentes el que detona los dolores de cabeza. Quizá sea ese sonido el que le desvela a uno por las noches.
Me echo a la cama y tardo en dormirme porque una parte de mí tiene la sensación de que el día no puede acabar aún. Esa sensación de haberte dejado algo olvidado y temer no recordar qué coño era hasta que ya estás en el aeropuerto a punto de coger el avión hacia el día siguiente.
Entierro la cabeza en la almohada y el día es una sopa de letras en la que me ha faltado por descubrir la última palabra.
Apago la luz con la sensación de que me ha faltado hacer algo, o decirle algo a alguien, o escuchar algo de alguien o lo que sea con tal de no tener una vez más esa sensación de cinta transportadora que me va arrastrando de un día hasta el siguiente negándome el derecho a sentir que participo en mi propia vida.
Creo que debería intentar exprimir más mi escaso tiempo libre. Escribir más, hacer más ejercicio físico, buscar mil y una formas de cansarme y sobre todo... encontrar metas. Noto que me faltan cosas hacia las que aspirar. Quizá lo único que necesite sea aclarar un par de ideas y recobrar un par de miligramos de energía. Nada que no se cure con unas cuantas horas de sueño. Aunque claro... para invocar esas horas de sueño me vendría bien arreglar todo lo anterior.
En estos días no puedo evitar acordarme de aquel poema de Rubén Darío:
Nocturno
Silencio de la noche, doloroso silencio
nocturno... ¿Por qué el alma tiembla de tal manera?
Oigo el zumbido de mi sangre,
dentro de mi cráneo pasa una suave tormenta.
¡Insomnio! No poder dormir, y, sin embargo,
soñar. Ser la auto-pieza
de disección espiritual, ¡el auto-Hamlet!
Diluir mi tristeza
en un vino de noche
en el maravilloso cristal de las tinieblas...
Y me digo: ¿a qué hora vendrá el alba?
Se ha cerrado una puerta...
Ha pasado un transeúnte...
Ha dado el reloj trece horas... ¡Si será Ella!...
sábado, 13 de junio de 2009
VICENTA
SAM sigue imparable. Tras la nominación a los Goya de sus Kriters Asesinos y los 35 premios que ha cosechado su Werepig, este terco valenciano (que se ha curtido trabajando con los mejorcito del stop-motion - Pablo Llorens y Aardman entre otros -) está sudando la gota gorda para sacar adelante el cortometraje que cierra la trilogía: VICENTA.
El proyecto tiene una pinta cojonuda. Si queréis comprobarlo con vuestros propios ojos podéis echarle un vistazo a este mini-reportaje que se emitió en Canal 9.
El proyecto tiene una pinta cojonuda. Si queréis comprobarlo con vuestros propios ojos podéis echarle un vistazo a este mini-reportaje que se emitió en Canal 9.
miércoles, 10 de junio de 2009
DEL ÁLAMO, DE LA TORRE, DEL GOLDSMITH Y DE "MÍ"
Hace más de un año y medio escribí (por nosécuantava vez) un guión de largometraje para César del Álamo.
Se titulaba "Mí".
Y con ese largometraje ocurrió una cosa muy extraña que rara vez suele suceder: Que... ¡¡se pre-produjo!! ¡¡Se rodó!! ¡¡Se editó!! ¡¡Incluso se está etalonando!! Todo gracias a César del Álamo, su director, y su productor, y su veinte cosas más.
Y no sólo eso...
También se le ha compuesto una banda sonora de la que aún no he escuchado una sola nota musical, aunque ganas no me falten... porque se ha encargado de ella el gran Andrés de la Torre, ese genio que compuso la banda sonora de nuestro Gritos en el Pasillo (junto a Javier López Vila) y que esta vez, según me cuentan, ha vuelto a dar el do de pecho (acompañado en esta ocasión por Matías Nadal)
Lo que me impulsa a escribir aquí sobre el tema es que la banda sonora de "Mí" ha sido nominda a mejor banda sonora de proyecto de largometraje en los PREMIOS GOLDSMITH del V Festival Internacional de Música de Cine "ciudad de Úbeda".
Un festival internacional de bandas sonoras con muchísimo prestigio, visitado cada año por algunos de los compositores cinematográficos más prestigiosos del panorama internacional. Y sí... habéis oído bien: PREMIOS GOLDSMITH.
Porque, con la colaboración de la viuda del gran Jerry Goldsmith, estos premios llevan el nombre de ese enorme compositor. El que nos deleitó con bandas sonoras como Gremlins, Chinatown, La profecía, El chip prodigioso, Rambo I, Alien, Desafío total y otras muchísimas que no caben aquí.
Por otra parte, este año Andrés también está nominado en esos premios Goldsmith a mejor banda sonora de cortometraje por "Bajo el sol" (obra dirigida por el propio Andrés de la Torre).
Si tenemos en cuenta que en su día también estuvo nominado al Goldsmith a mejor banda sonora de película terminada con Gritos en el Pasillo, llegaremos a la conclusión de que dentro de poco los premios Goldsmith se convertirán en el coto privado de caza de Andrés.
Espero que en esta ocasión se lleve el premio. Porque Andrés es un compositor acojonante y va siendo hora de que se le reconozca como tal, y también por el bien de la película de César del Álamo, a quien también le sobra talento y no solo eso. También es de los pocos que sigue luchando por sacar adelante algo de esta envergadura. Cuando los demás, a estas alturas, estamos a menos de dos pasos de rendirnos.
domingo, 7 de junio de 2009
CORALINE (O EL RETORNO DE LA MAGIA)
En ocasiones el mundo parece marchitársete dentro del pecho. El corazón se te convierte en una maraca que late y que se agita y que al hacerlo produce un ruido triste y apagado como de alas de cucarachas, lluvia de cosas muertas lloviendo sobre otras cosas muertas.
Y en ocasiones, cuando eso ocurre, el mejor remedio es sentarse en una sala de cine y ver una de esas pelis que te recuerdan que la magia existe, y que se puede enlatar. Pero esa clase de películas que tanto abundaban en la década de los ochenta (quizá por el simple hecho de que fue la época en la que me tocó ser niño) son cada vez más difíciles de encontrar en el panorama actual.
Normalmente son pelis bastante imperfectas, incluso fallidas. Pero irradian tanta magia que lo curan todo. Provocan erecciones en nuestra máquina de soñar. Te renuevan las energías y te inoculan unas inexplicables ganas de hacer cosas. Te repintan el mundo con textura de lápices de cera.
Creo que podría contar con los dedos de la mano las películas que me han producido ese cosquilleo en los últimos años (El secreto de los hermanos Grimm, La joven del agua, Hellboy 2...)
El caso es que hoy he visto otra de esas pelis.
CORALINE, de Henry Sellick. Basada en la novelita de Neil Gaiman.
Hace unos años me leí la novela de Gaiman y a pesar de sus oscuridades y su coherencia simbólica, la historia me dejó un poco frío. Me producía la sensación de estar leyendo la enésima reinterpretación de Alicia en el País de las Maravillas, aunque (por enésima vez) desprovista de la genialidad de Lewis Carroll.
Pero seguía siendo Neil Gaiman, y eso significa "buenos ingredientes".
Y si dichos ingredientes los pones en manos de un cocinero experimentado como Sellick, el hechizo borbotea en la marmita.
Coraline no me ha parecido una película perfecta. He encontrado en ella los mismos fallos ya acusaba en la novela: Un ritmo irregular, titubeante; una historia a la que le cuesta arrancar, una estructura de trama un tanto arbitraria, caprichosa.
Pero da igual. Porque todo está ahí. El universo simbólico de Neil Gaiman, y todas las imágenes que sugería la novela no sólo son respetadas, sino mejoradas, multiplicadas, elevadas a la millonésima potencia.
Porque Coraline es pura imaginación y pura estética. Con mil conceptazos visuales y mil alegorías en cada plano. Con unos diseños de personajes que (no nos engañemos) no llegan al nivel de Jack Skelleton pero soportan la comparación muy dignamente. Una deliciosa ensalada de colores, de texturas, de referentes pervertidos y perversos. Una factura técnica tan impresionante como cabía esperar. Una música exquisita.
La pregunta inevitable: ¿Es mejor o peor que Pesadilla antes de navidad? Pues mira... yo diría que es injusto compararlas. Porque aunque ambas tengan stop-motion y estén dirigidas por la misma persona, tampoco tienen mucho que ver la una con la otra. Sí es cierto que en esta nueva peli se perciben influencias y retazos de brillantez estética que (lo quiera Sellick reconocer o no) son muy deudoras de todo lo que Tim Burton aportó a Pesadilla antes de Navidad. Aunque por otro lado se confirma lo que en realidad no necesitaba ser confirmado: Que en lo que a técnica se refiere, Henry Sellick es un realizador más hábil de lo que Burton podrá ser en su vida.
Otra de las cosas que hacen más especial esta película estaba ya implícita en la novela de Gaiman: Se trata de una película muy oscura, muy turbia, perversa, retorcida... Y creo que conseguirá traumatizar a una generación entera de niños. Pero yo siempre he defendido que una infancia como Dios manda necesita cuentos traumatizantes, ogros, brujas. Es requisito indispensable para que la magia germine en nuestras mentes.
Un niño que crezca sin cuentos oscuros crecerá mutilado. Como estos pobres niños de ahora, que juegan en parques con columpios relucientes que nunca se oxidan, y que cuando caen al suelo les espera una superficie acolchada de colorines en lugar de la arena, la tierra o la gravilla que nos endurecían antaño, y nos enseñaban a saborear el mundo.
Mientras esperaba para entrar a la sala me entretuve leyendo unos proverbios que había escritos en las paredes del centro comercial. Un proverbio japonés un tanto snob, sofisticado... Un proverbio chino entrañable. Una cita del puto Ché Guevara (que no me jode tanto él como los payasos que van por ahí recitando como loros cualquier cosa que cague) y un cuarto proverbio (anónimo, por lo que pude deducir) en el que alguien había borrado la mitad de las letras, para obligar al lector a leer de una manera menos automática de lo habitual:
viernes, 5 de junio de 2009
ÁLEX Y RONQUETE
Se llaman Álex Goikoetxea (también conocido como Axel Casas) y Gorka Ronquete. Dos tipos entrañables, descacharrantes e ingeniosos.
Mucha gente no sabe que son ellos los que manejan y doblan a Jota y Ke, nuestras marionetas abertzales de los Batasunis.
Y tampoco sabe mucha gente que estos dos individuos, en sus ratos libres, se dedican a perpetrar, grabar y protagonizar sketches acojonantemente genuinos, divertidos y... no quiero decirlo... f... ¡No! ¡no! Fr... ¡¡Que noooo!! Frik... ¡¡Que no, jodeeeer!! F... ffff.... Frikis!!! Son unos frikis de mierda!!!
Y hoy me ha nacido compartir con vosotros algunos de sus sketches más célebres, como:
TERMINATRON:
TERMINATRON 2:
RAP VADER:
ROBOPRIMO:
TIME VIAJERS:
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