miércoles, 26 de septiembre de 2012

PARADOJAS. ENCRUCIJADAS. SINSENTIDOS.





Muchos de vosotros habréis oído hablar de Emilio Duró.

Es un tipo que, además de ser asesor de mogollón de empresas, se ha hecho famoso por sus charlas sobre ilusión, motivación, optimismo, pensamiento positivo, todo eso...

Si os interesan esos temas, os recomiendo que le escuchéis un rato. Y si no os interesan, también os lo recomiendo, porque el señor Duró me parece uno de los comunicadores más enérgicos, amenos y divertidos de nuestro tiempo.

Aquí os enlazo su vídeo más célebre. Dura más de hora y media, pero es muy entretenido:

Emilio Duró - Optimismo e Ilusión from Dani on Vimeo.

La devoción que despierta este hombre es tremenda. Se propaga por internet más rápido que el ébola. Su número de seguidores aumenta como si los convirtiese en ultracuerpos.

Y sin embargo, si prestáis atención a cualquiera de sus discuros (a la charla que os he enlazado más arriba, por ejemplo) os daréis cuenta de que ese hombre lanza dos mensajes contradictorios al mismo tiempo.

Yo definiría esos dos mensajes de la siguiente manera:

Mensaje 1: Tú creas tu propia realidad al visualizarla en tu cabeza. La Física Cuántica y toda esa mierda. Pensar en positivo atrae cosas positivas a tu vida. Tu actitud decide tu destino. No hay más límites que los que tú te pongas a ti mismo. La vida es emoción. La vida no es racional. Etc.

Mensaje 2: Da igual lo que desees. Si te quedas en casa de brazos cruzados deseándolo no lo vas a conseguir. Hay que actuar. Hay que ser racional. Y da igual lo que desees: Tu actitud ya está determinada. Todo lo que te configura como persona lo has adquirido en tus primeros años de edad. Después de eso ya no se aprende nada. No te creas un genio. Acepta tu realidad. De lo contrario te meterás un batacazo.

¡En serio!

Es como si proclamase dos filosofías de vida contrapuestas y las fuese alternando a lo largo de su charla, durante todo el tiempo. ¡El cabrón pasa del "mensaje 1" al "mensaje 2" una y otra vez, pero sus oyentes estamos tan cautivados que nos la mete doblada!

El caso es que yo, siendo plenamente consciente de eso, sigo viéndome la charla de Duró de vez en cuando, y sigo disfrutándola. Y el muy mamón sigue cargándome las pilas.

Es más:  

Yo creo que el hecho de lanzar dos mensajes contradictorios a la vez no le deslegitima en absoluto, sino que lo potencia.

¿Por qué?

Porque la paradoja tiene un poder inmenso.

La razón no está preparada para mirar cara a cara ciertas verdades. Si queremos acceder a dichas verdades, no hay más remedio que acceder a ellas a través de otros "interfases" del conocimiento humano.

Y para ello hay que neutralizar la razón. Hay que cortocircuitarla.

Es como si tuviésemos que provocar un apagón en la ciudad para poder ver las estrellas en el cielo.

Existen varias maneras de conseguir apagar la razón. Algunas de ellas han sido valoradas y empleadas en todas las épocas y en todas las culturas: Ciertas drogas, ciertas maneras de interpretar los sueños...

... ciertas maneras de usar lo paradójico...

Te invito a lo siguiente: Intenta hacer que el cerebro asimile al mismo tiempo dos conceptos opuestos. Verás cómo le saltan los fusibles en un par de habitaciones.

Me viene a la cabeza Chesterton que, además de conquistar la fama con sus novelas de intriga, escribió un ensayo titulado Ortodoxia, en el que explicaba los motivos por los que se convirtió en un católico tardío, pero muy convencido. Una de las cosas que más me llamaron la atención en Ortodoxia fue la defensa encarnizada que Chesterton hacía sobre "la paradoja".

Según él, ese aparente sinsentido que muchos achacaban a la religión cristiana era, en realidad, uno de sus rasgos más poderosos. La concatenación de argumentos contradictorios era una argucia poética gracias a la cuál la mente humana podía vislumbrar, de manera indirecta, verdades para las cuáles no estaba preparada.

A Chesterton le parecía muy significativo que el símbolo de los cristianos acabase siendo la cruz. Para él dicha cruz representaba esa encrucijada imposible, ese misterio, esa confluencia de corrientes con direcciones enfrentadas, casi excluyentes entre sí.

Era algo así como una oda al sinsentido.

Pero los cristianos no son los únicos que se valen de la paradoja para iluminar resquicios vedados a la luz de la Razón.

Centrémonos, por ejemplo, en la filosofía zen, que está más de moda:

En el zen utilizan una especie de proverbios llamados koan.

Un koan zen es, básicamente, una frase que contiene una paradoja difícil de procesar por un intelecto humano.

Quizá el koan más famoso en nuestra cultura occidental es el de:

"Si cae un árbol en medio de un bosque y nadie lo oye, ¿hace ruido?"

Existen otros muchos ejemplos de koan:

"Dos manos que dan una palmada emiten un ruido. ¿Qué parte de ese ruido corresponde a cada mano?” 

"Sólo cuando se lo busca se lo pierde. No se lo puede retener, ni puede uno librarse de él."  

"Si tienen un bastón, les daré uno. Si no tienen un bastón, se los quitaré."

Es posible que esta tendencia proceda de la filosofía china. Según tengo entendido, el propio zen procede de los chinos (que lo llamaban Chan) y ya en el primer proverbio del Tao Te Ching (el libro de referencia de los taoístas) encontramos una exquisita paradoja:


Tao Te Tao Fei Chang Tao

("El camino que puede ser caminado no es el verdadero camino")


Así son la mayor parte de las filosofías ancestrales. Así funcionan la mayoría de las religiones importantes. Por alguna razón místicos, creyentes y científicos valoran por igual los mensajes que recibimos en los sueños (cuando nuestras facultades intelectuales se ausentan para echar una siesta)
 
Para intuir ciertas verdades tenemos que caminar por ellas como si fuesen las geometrías imposibles de un cuadro de Escher. Hay que violar parámetros, colapsar neuronas, olvidar lo enseñado.

Sobrevaloramos nuestra razón. Es preciosa, sí... es súper útil... pero la sobrevaloramos...

La "Edad de la Razón" es un destello fugaz en el metraje de la civilización humana. Si parpadeas te la pierdes.

La Edad de la Razón tiene tan poca edad que cada vez que te la follas, te meten en la cárcel.


sábado, 22 de septiembre de 2012

DIARIO DE UNA CAMISA DE ENTRETIEMPO.



15 de septiembre: No sé ni cuántos meses llevo ya sin currar. El verano es una época muy jodida para una camisa de manga larga. En circunstancias como éstas no hay mucho curro de lo mío. Puto sol. Todos usan la excusa ésta del clima para efectuar recortes en las mangas.

16 de septiembre: El armario se me hace cada vez más pequeño. Puto agobio. Dicen que a partir de mañana ya comenzará a refrescar, que por fin va a remitir la cosa ésta del verano. Por fin llega el otoño. O eso dicen. Claro que también lo decían la semana pasada, y la anterior...

17 de septiembre: ¿Refrescar? ¡Y una mierda! Los expertos no saben un carajo. Nunca aciertan con sus predicciones. Ahí sigue la gente, bebiendo cañas en las terracitas, con sus camisillas de tirantes, sus minifaldas, sus pantaloncitos cortos. Tenía que haber sido pantaloncito corto. O calzoncillo. A ésos nunca les falta trabajo.

18 de septiembre: Vale. No puedo cambiar el puto clima, pero tampoco voy a quedarme quieta. Hay que ir sembrando para cuando llegue el mal tiempo. Dicen que lo importante es estar en la percha adecuada y en el armario adecuado. Estar siempre presente. Que no se olviden de ti. Si te acomodas demasiado, te conviertes en fondo de armario.

19 de septiembre: He estado en una fiesta de ésas guays, con calzoncillos, calcetines... La crémme de la crémme, vamos... Dicen que si se enteran de algo me avisan, aunque llevan diciéndome eso desde hace varios meses. Dicen que la cosa está muy jodida, que está todo muy parado, que el calor está afectando a todos los niveles y bla, bla, bla. Hay que saber venderse, supongo. Igual tendría que inflar mi etiqueta, que no se note tanto que soy del puto H&M... En fin... Dicen que pasado mañana va a llover, que con lluvia habrá más oportunidades para prendas como yo. Pero claro, lo dicen los mismos "expertos" que hace cuatro días vaticinaban que iba a refrescar. Gilipollas... No sé si escribo esta palabra para insultarles a ellos o para definirme a mí misma. Gilipollas...

20 de septiembre: Me han ofrecido algo. Un curro puntual. El tío va a ir al cine y como ponen fuerte el aire acondicionado, está buscando algo de manga larga. No es el trabajo de mi vida, y dicen que ahora mismo está la cosa muy mal, que no se pueden permitir darme suavizante, pero que si el tipo consigue follar y tal, pues ya hablaríamos. Total, que creo que voy a aceptarlo, como una gilipollas. No me va a llevar mucho tiempo, y estoy harta de este puto armario. Se supone que mañana iba a llover. Se suponen demasiadas cosas...

21 de septiembre: Estuve toda la tarde esperando que me llamaran pa lo de ir al cine, pero nada. Al final me enteré por un colega de la percha de al lado: habían pillado a otra. Qué falta de educación. ¿Tan difícil es decirle a una camisa que al final no le han dado el trabajo? Para que deje de estar a la espera y pueda dedicarse a sus cosas... Yo creo que es lo que cualquiera haría en esa situación: "Lo siento, camisa. Hoy no te voy a llevar puesta." Puta informalidad...

30 mins más tarde: ¡Estoy de suerte! ¡La vida es maravillosa! No, no soy una camisa bipolar. Lo que ocurre es que... ¡Ha empezado a llover! ¡Era verdad! ¡Ya llega la lluvia! Ese repiqueteo de gotitas de agua en el cristal de la ventana es música para mis botones. Se acabaron las vacas flacas. Hoy mismo me sacan a currar, ¡seguro! O mañana, a más tardar. Joder, adoro la lluvia...

22 de septiembre: Hijo de puta. Me ha dejado aquí, colgando de la percha como un trapo. Se ha llevado una camiseta de manga corta y una chaqueta. Dicen que "es más versátil", que es una fórmula que se adapta mejor "a todos los posibles escenarios". Me dicen que no soy competitiva, que soy demasiado "de entretiempo", que para tener éxito hay que estar especializada. ¿Qué culpa tengo yo de que me hayan cosido así?

Estoy hasta la polla del verano. A ver si llega ya el otoño de una vez...

viernes, 14 de septiembre de 2012

EL CERDITO DE WILLOW


Hay algo que siempre me ha fascinado en Willow, la peli de Ron Howard. Desde que era pequeñito.

Se trata de algo que suelo usar como metáfora. Algo a lo que recurro para explicar qué es lo que más me gusta del cine, y por qué el arte de contar historias me parece tan útil, tan valioso.

Imagino que todos habréis visto Willow varias veces, pero os refrescaré la memoria:

Willow tiene aspiraciones más grandes que su cuerpecito de enano, más grandes que su vida de granjero. Quiere ser mago. Ilusionista. Aprovecha las fiestas y mercadillos de su aldea para hacer sus pinitos como tal.

Al principio de la peli, vemos cómo intenta hacer un truco de magia: Coloca un cerdito sobre una mesa y anuncia que lo va a hacer desaparecer. Tapa al cerdito con una sábana... retira la sábana... ¡el cerdito ha desaparecido! Pero no... Finalmente, Willow queda en ridículo, porque el cerdo sale correteando de debajo de la mesa, poniendo en evidencia el "truco barato" del granjero, dejando claro que aquéllo no era verdadera magia.

Peeeeeero...

... como bien recordaréis, en el clímax de la peli Willow tiene que proteger a una niña (que es algo así como "la elegida") y para ello ha de enfrentarse a la bruja más poderosa del reino.

Se ha quedado solo.

Todos los demás han fallado.

Y ahí están cara a cara: Él (un granjero de poca monta, y enano para más inri) y ella (que no sólo hace magia "de la de verdad", sino que es la mejor haciéndola)

Y entonces...

... el enano se arma de valor y decide engañar a la bruja, con el mismo truco de magia del cerdito. Le dice a su malvada antagonista que él es un gran mago, y que va a hacer desaparecer a la niña, que la va a teletransportar a un lugar donde la bruja jamás podrá encontrarla. Y ese pequeño subterfugio, ese engaño barato de mercadillo, salva la vida de la cría.

¿¡Sóis conscientes de lo que os acabo de contar!? ¡Un granjero derrota al ser más poderoso del mundo escondiéndo a una niña debajo de una mesa, y mintiendo!

Yo soy de la opinión de que hacer cine (o cualquier otro arte narrativo) consiste en algo similar a eso. Los narradores somos ese granjero enano que engaña con sus trucos baratos a la gran bruja, ya sea ésta la Muerte, la Imposición Política o la mismísima Realidad de las cosas.

Creo que Willow nos demuestra que una ilusión, si la llevamos bien a cabo, puede ser más poderosa que cualquier otro hechizo.

De todas las cosas que he escrito, creo que mis favoritas suelen ser las más inconsistentes, las más "cogidas con pinzas". Son castillos de naipes. El espectador, mientras está expuesto a ellas, las asume, acepta lo inaceptable. Más adelante, si se para a reflexionar sobre lo que ha visto (o ha leído) se da cuenta de lo frágil que era todo. De repente, si introducimos la razón en la ecuación, hay cosas que no cuadran.

Como en los sueños. Nos parecen completamente coherentes mientras los soñamos y luego, a la luz de la vigilia, se nos antojan absurdos, incluso inaprehensibles.

Como en las borracheras. En estado de embriaguez, las ideas nos parecen brillantes. Si las revisitamos sobrios, en cambio, nos provocan hasta vergüenza ajena.

No es mi intención desacreditar ese otro tipo de narraciones: las coherentes, sólidas como un furgón blindado. ¡Todo lo contrario! Las admiro muchísimo.

Pero no puedo dejar de romper lanzas a favor de lo otro. No puedo dejar de sentir esa fascinación por las historias que le roban la cartera al espectador, que lo desarman, lo sugestionan, lo sumen en un estado de hipnosis... Que lo engañan.

Me encanta imaginarme como un ilusionista. Me encanta pensar que (metafóricamente) soy capaz de engañar al Diablo escondiendo a un bebé debajo de una mesa. Me encanta planear mis narraciones como si fueran estafas, como si fuera Paul Neuman en El Golpe. Como si fuera George Clooney en Oceans Eleven.

Solo que un poco más feucho, más guionista.

martes, 11 de septiembre de 2012

SAQUEADORES DE IDENTIDAD



Corrió el rumor de que Andrés Iniesta iba a donar su premio futbolístico de la Eurocopa para ayudar a las víctimas de los incendios de Valencia. Era mentira.

Se dijo en un periódico que Penélope Cruz iba a producir dos películas al año en España, para dar trabajo a los españoles. Era mentira.

Figuras mediáticas o referentes culturales como Forges y Pérez Reverte se convierten en autores de artículos de opinión que no han escrito. Otros ponen en sus bocas opiniones que ellos no han emitido. Es tan sencillo como colgar un texto contundente de alguien desconocido y cambiar el nombre del autor. Nadie hace preguntas.

En otros tiempos - o en otros contextos - cuando las cosas se ponían feas llegaban los saqueos. Los hambrientos entraban por la fuerza en casas, tiendas... se apoderaban de alimentos y de objetos que no les pertenecían. Se consideraban con ese derecho. Era la ley de la selva.

Nuestro país está en crisis, sí, pero las cosas no han llegado a tal extremo, por mucho que se esfuercen los fans de Gordillo en convencernos de lo contrario.

Porque la mayor parte de la gente de este país, aún no está pasando hambre física.

No obstante, creo que sí estamos pasando otro tipo de hambre.

Estamos hambrientos de esperanza.

Por eso en lugar de saquear lugares físicos, saqueamos las identidades de nuestros ídolos.

Por eso en lugar de robar objetos físicos, robamos respuestas que nadie nos ha querido dar, o promesas que nadie está dispuesto a hacernos.

Puede que el hambre física nos llegue también, tarde o temprano. Mientras tanto, nuestro auténtico drama es de índole espiritual, incluso metafísica. De momento lo más duro es el aparente sinsentido de todo, la pesadilla kafkiana en la que vivimos inmersos.

Por eso comienzan los saqueos. Rompemos las ventanas de Iniesta a ver qué encontramos en su interior, nos colamos a través del escote de Pe a ver si robamos un poco de luz en esa oscuridad, forzamos la cerradura de Reverte.

Hay una especie de demanda implícita en ese acto de vandalismo. "Nosotros os hemos hecho famosos a base de adoraros. Os hemos convertido en símbolos. Ahora nos vais a devolver el favor. Vais a dejar que tomemos prestadas vuestras identidades. Hablaremos con vuestras bocas, como si vosotros fuéseis peleles y nosotros vuestros ventrílocuos. Diremos por vosotros - y a través de vosotros - todo lo que necesitamos que digáis."

Creo que hay algo muy poético en todo eso.

Creo que hay algo incluso mitológico.