Muchos de vosotros habréis oído hablar de Emilio Duró.
Es un tipo que, además de ser asesor de mogollón de empresas, se ha hecho famoso por sus charlas sobre ilusión, motivación, optimismo, pensamiento positivo, todo eso...
Si os interesan esos temas, os recomiendo que le escuchéis un rato. Y si no os interesan, también os lo recomiendo, porque el señor Duró me parece uno de los comunicadores más enérgicos, amenos y divertidos de nuestro tiempo.
Aquí os enlazo su vídeo más célebre. Dura más de hora y media, pero es muy entretenido:
Emilio Duró - Optimismo e Ilusión from Dani on Vimeo.
La devoción que despierta este hombre es tremenda. Se propaga por internet más rápido que el ébola. Su número de seguidores aumenta como si los convirtiese en ultracuerpos.
Y sin embargo, si prestáis atención a cualquiera de sus discuros (a la charla que os he enlazado más arriba, por ejemplo) os daréis cuenta de que ese hombre lanza dos mensajes contradictorios al mismo tiempo.
Yo definiría esos dos mensajes de la siguiente manera:
Mensaje 1: Tú creas tu propia realidad al visualizarla en tu cabeza. La Física Cuántica y toda esa mierda. Pensar en positivo atrae cosas positivas a tu vida. Tu actitud decide tu destino. No hay más límites que los que tú te pongas a ti mismo. La vida es emoción. La vida no es racional. Etc.
Mensaje 2: Da igual lo que desees. Si te quedas en casa de brazos cruzados deseándolo no lo vas a conseguir. Hay que actuar. Hay que ser racional. Y da igual lo que desees: Tu actitud ya está determinada. Todo lo que te configura como persona lo has adquirido en tus primeros años de edad. Después de eso ya no se aprende nada. No te creas un genio. Acepta tu realidad. De lo contrario te meterás un batacazo.
¡En serio!
Es como si proclamase dos filosofías de vida contrapuestas y las fuese alternando a lo largo de su charla, durante todo el tiempo. ¡El cabrón pasa del "mensaje 1" al "mensaje 2" una y otra vez, pero sus oyentes estamos tan cautivados que nos la mete doblada!
El caso es que yo, siendo plenamente consciente de eso, sigo viéndome la charla de Duró de vez en cuando, y sigo disfrutándola. Y el muy mamón sigue cargándome las pilas.
Es más:
Yo creo que el hecho de lanzar dos mensajes contradictorios a la vez no le deslegitima en absoluto, sino que lo potencia.
¿Por qué?
Porque la paradoja tiene un poder inmenso.
La razón no está preparada para mirar cara a cara ciertas verdades. Si queremos acceder a dichas verdades, no hay más remedio que acceder a ellas a través de otros "interfases" del conocimiento humano.
Y para ello hay que neutralizar la razón. Hay que cortocircuitarla.
Es como si tuviésemos que provocar un apagón en la ciudad para poder ver las estrellas en el cielo.
Existen varias maneras de conseguir apagar la razón. Algunas de ellas han sido valoradas y empleadas en todas las épocas y en todas las culturas: Ciertas drogas, ciertas maneras de interpretar los sueños...
... ciertas maneras de usar lo paradójico...
Te invito a lo siguiente: Intenta hacer que el cerebro asimile al mismo tiempo dos conceptos opuestos. Verás cómo le saltan los fusibles en un par de habitaciones.
Me viene a la cabeza Chesterton que, además de conquistar la fama con sus novelas de intriga, escribió un ensayo titulado Ortodoxia, en el que explicaba los motivos por los que se convirtió en un católico tardío, pero muy convencido. Una de las cosas que más me llamaron la atención en Ortodoxia fue la defensa encarnizada que Chesterton hacía sobre "la paradoja".
Según él, ese aparente sinsentido que muchos achacaban a la religión cristiana era, en realidad, uno de sus rasgos más poderosos. La concatenación de argumentos contradictorios era una argucia poética gracias a la cuál la mente humana podía vislumbrar, de manera indirecta, verdades para las cuáles no estaba preparada.
A Chesterton le parecía muy significativo que el símbolo de los cristianos acabase siendo la cruz. Para él dicha cruz representaba esa encrucijada imposible, ese misterio, esa confluencia de corrientes con direcciones enfrentadas, casi excluyentes entre sí.
Era algo así como una oda al sinsentido.
Pero los cristianos no son los únicos que se valen de la paradoja para iluminar resquicios vedados a la luz de la Razón.
Centrémonos, por ejemplo, en la filosofía zen, que está más de moda:
En el zen utilizan una especie de proverbios llamados koan.
Un koan zen es, básicamente, una frase que contiene una paradoja difícil de procesar por un intelecto humano.
Quizá el koan más famoso en nuestra cultura occidental es el de:
"Si cae un árbol en medio de un bosque y nadie lo oye, ¿hace ruido?"
Existen otros muchos ejemplos de koan:
"Dos manos que dan una palmada emiten un ruido. ¿Qué parte de ese ruido corresponde a cada mano?”
"Sólo cuando se lo busca se lo pierde. No se lo puede retener, ni puede uno librarse de él."
"Si tienen un bastón, les daré uno. Si no tienen un bastón, se los quitaré."
Es posible que esta tendencia proceda de la filosofía china. Según tengo entendido, el propio zen procede de los chinos (que lo llamaban Chan) y ya en el primer proverbio del Tao Te Ching (el libro de referencia de los taoístas) encontramos una exquisita paradoja:
Tao Te Tao Fei Chang Tao
("El camino que puede ser caminado no es el verdadero camino")
Así son la mayor parte de las filosofías ancestrales. Así funcionan la mayoría de las religiones importantes. Por alguna razón místicos, creyentes y científicos valoran por igual los mensajes que recibimos en los sueños (cuando nuestras facultades intelectuales se ausentan para echar una siesta)
Para intuir ciertas verdades tenemos que caminar por ellas como si fuesen las geometrías imposibles de un cuadro de Escher. Hay que violar parámetros, colapsar neuronas, olvidar lo enseñado.
Sobrevaloramos nuestra razón. Es preciosa, sí... es súper útil... pero la sobrevaloramos...
La "Edad de la Razón" es un destello fugaz en el metraje de la civilización humana. Si parpadeas te la pierdes.
La Edad de la Razón tiene tan poca edad que cada vez que te la follas, te meten en la cárcel.