Soñé que preparaba un té para la mujer de mis sueños. Ella sonreía. Ella dolía. Sonó el despertador. Corrí hacia el mundo de la vigilia. Si cerrar la llave del gas. Sin reparar en cómo el aliento inflamable del fogón se esparcía por todo mi inconsciente. Apagué el despertador. Un solo golpe de botón. Brotó una chispa. Cuando volví a cerrar los ojos, el mundo de mis sueños había estallado en mil pedazos. Ella también. Sus vísceras decoraban las paredes de mi cráneo. Sonreí. Volví a reconstruirlo todo. Monté mi monstruo de Frankenstein particular. Cosí trozos de sueños con trozos de carne. Y como siempre que uno intenta montar algo, me sobraron piezas.
Las tiré a la basura.
7 comentarios:
Bien cantao!!
Ritcho... Tus símiles son sobrecogedores.
Abrazos
Juanjo, ¿qué te tengo dicho de saltarte la medicación?
Lo mejor es que ahora con la crisis,hay cierta tendencia a rebuscar en las basuras, así que a lo mejor con la mujer de tus sueños, tu hiciste la tuya, y otro hizo otra. Dos por una que está tan de moda... oye!
Mola
Besazos
llevaba tiempo esperando que escribieses algo así, pero se hace corto.
Con vísceras y todo me gusta! qué raro tu preparando té...
Me encanta ese juego entre realidades.
Una verdadera preciosidad.
Me recuerda al Juanjo de siempre, lleva toda su esencia.
BSTT
Publicar un comentario