Quiero compartir con vosotros un truquillo que utilizo para escribir guiones. A mí me sirve, a vosotros no sé.
Cada historia es muy suya, cada una demanda un proceso de escritura propio. Nunca me cansaré de decirlo.
Existen historias que suplican ser vomitadas del tirón. De manera espontánea, irreflexiva.
Y existen otras que requieren más calma, más análisis.
Existen historias que surgen de nuestro interior más profundo (o acaso el inconsciente colectivo nos elige como puerta para hacerlas llegar al mundo a través de nuestro filtro)
Y existen otras que nos vienen de encargo con la doble tarea de: a) Hacerlas "tuyas" y b) Contentar a quienes te las han pedido.
En ese segundo tipo de historias raras vez podemos irrumpir a la aventura, atravesando el puente levadizo a galope tendido. Estos casos nos invitan más bien a un receloso tanteo, un rodear el castillo contemplándolo desde todos los ángulos en busca de una grieta, una ventana poco vigilada por la cuál empezar nuestro ataque.
Y eso es muy jodido.
Porque cuanto más examinamos el castillo, cuanto más nos enfriamos... más imponente nos parece. De repente no tenemos tan claro si somos capaces de atacar la dichosa fortaleza.
¿Por dónde empezar?
¿Una escaleta? Joder, vale... pero si todavía no sé ni cómo van a ser los personajes.
¿Fichas de personajes? ¡Buufff! Qué pereza, ¿no?
¿Sigo viendo pelis similares a ver si se me ocurre algo? ¡Síii! ¡Bieeen! ¡Sigamos procrastinando!
¿Sinopsis, tratamiento? Los odio. Si quieres humillarme a ese nivel, mejor ponme una correa y llévame a cagar a un parque.
¿Escribir el tema central de tu peli en un post-it? ¿Colgarlo en la pared y quedarte mirándolo durante horas como un gilipollas? La mitad de las veces eso sólo sirve para darte cuenta de que ni siquiera tienes claro cuál es el puto tema de la peli.
De pronto hay dos o tres temas compitiendo entre sí como cachorros hambrientos. Todos interesantes. Puede que todos compatibles. Quizá (incluso) todos ellos diferentes caras de un mismo tema, más tácito, más subterráneo, más amplio, más inaprehensible.
Voy a contar lo que hago yo en estos casos, por si resulta que a alguien más le sirve. Es probable que muchos de vosotros utilicéis técnicas MUY parecidas a la mía, y también es probable que muchos de vosotros os sintáis más cómodos con los procedimientos habituales. Me parece genial. Si veis que me meto un poco con los métodos más ortodoxos, no es porque los desprecie. Es porque a mí, personalmente, no me ayudan a trabajar cómodo. Así pues, no os toméis demasiado en serio mis improperios. No pretenden ir a misa.
Voy a hablaros de LA MARMITA.
"La marmita" es un documento de Word que tengo en mi ordenador. Al principio se llamaba mesa_trabajo.doc Ahora se llama marmita.
Uso ese documento para escribir en él notas, apuntes... cosas que no tienen intención de durar. Mi marmita.doc es como el río de Heráclito. Nada dura eternamente ahí dentro. El documento siempre es el mismo, pero lo que ebulle en su interior cambia de un proyecto a otro. Por ahí han pasado trozos de pelis, de series, de sketches, abortos de escaleta, ideas sueltas, decaraciones de intenciones inconexas.
¿Por qué me resulta útil la marmita?
Porque me permite proyectar mi trabajo en un documento que SÉ QUE NO SERÁ DEFINITIVO.
Eso te quita mucha presión de encima, y te ayuda a afrontar el proceso creativo perdiéndole el respeto, dejando al margen - de momento - algunos fantasmas que no riman demasiado bien con la Creatividad. Fantasmas como: solemnidad, rigidez, orden, superego...
Por mucho que nos digamos a nosotros mismos que la primera versión no va a ser la definitiva, una parte de nosotros no se lo cree. Escribimos en el CELTX o el Final Draft el título del guión y nos tiemblan los dedos como si no hubiese mil peldaños y mil vueltas entre la tecla que pulsas y la versión que se
Por mucho que queramos ser abiertos a la hora de esbozar la escaleta, nos bloqueamos, empezamos a asignar un número a cada punto y eso vuelve nuestra mente igual de rígida. Un andamio muy sólido, muy bien atornillado, tanto en el papel como en nuestra cabeza. De repente nos da pereza - o terror irracional - alterar el orden de esos pulsos numerados. ¡Imagina que al hacerlo se te viene abajo toda la estructura!
Por mucho "control Z" que nos cubra las espaldas, nos da miedo retocar un diálogo en el propio documento de guión. ¿Y si lo empeoramos? ¿Y si hacemos un desbarajuste en la maquetación? Que sí, que puedes tener la versión anterior en otro documento, pero los terrores más atávicos no atienden a razones. Guionista = Neurótico.
Ese tipo de cosas no suceden en marmita.doc porque ahí dentro no hay reglas, y porque lo que existe ahí dentro no lo va a leer nadie más que tú. Si usas bien la marmita, el ojo ajeno sólo percibiría ahí dentro frases inconexas, tonterías sin sentido. Ingredientes crudos cociéndose en el agua, a fuego lento.
De hecho, es bastante importante decidir que nadie más lea ese documento, porque ello te permitirá escribir sin inhibiciones de ningún tipo.
Os muestro un ejemplo (INVENTADO PARA LA OCASIÓN) de lo que podría encontrarse en mi marmita:
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Presentación de PROTA en el tiroteo. Que sea más bonito que violento. Poético tipo italiano?
Igual alguna secuencia entre el principio y presentar a la CHICA. Por ritmo. ¿Cuál?
Presentación CHICA. En principio en el bar. Molaría aprovechar la misma secuencia pa presentar también al ANTAGONISTA (no definitivo, igual demasiada info junta)
CHICA descubre a qué se dedica el prota. ¿Cómo? ¿Ve el arma? ¿Se lo dice el camarero? Igual demasiado explícito... Pulir
Más o menos por aquí, presentar carencia del prota. ¿Qué carencia? Algo que él crea que se suple con CHICA y aceptar el encargo. Enfermizo.
Necesidad de redención. Crisálida dolorosa.
O arquetipo Prometeo?
CHICA le hace encargo al PROTA. ¿Surge chispa?
PROTA acepta. ¿Necesita la pasta? ¿Chica le mola desde el principio? ¿Sabe que le mola, le mola pero no lo sabe? Igual pasta y atracción a la vez. Mejor que sea ambiguo, sucio. Riqueza.
Posibles nombres:
Guillermo (nombre de kaiser)
Bernabé?
Marta para ella? (Matar y Marta se parecen. Mismas letras)
Hace falta otro personaje femenino, contrapunto de ella. Revisar Patricia Arquette en Amor a Quemarropa? (así hacemos homenaje a Gandolfini)
Muerte de CHICA a mitad de película. Un par de secuencias previas de ellos disfrutando y tal, para que impacte más. Más contraste y tal. No pasarse tampoco de "bonico" que el giro tiene que ser inesperado!
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Como decía, esto que acabo de escribir no son notas sobre ningún proyecto real. Son una simulación más o menos aproximada de cómo suelo trabajar en ese documento "sólo para mis ojos".
Normalmente mis apuntes intentan seguir un mínimo orden secuencial, pero se trata de un orden muy poco estricto. De hecho, cada vez que anoto algo nuevo lo intercalo en un lugar u otro según lo que mejor me parezca en ese momento concreto.
Y no sólo apunto lo que se me ocurre para la historia, sino también las dudas que tengo. Si hay un agujero, no me paralizo intentando llenarlo con cosas que aún no tengo: Me digo a mí mismo que ahí hay un agujero y sigo p'alante.
Incluso lo de seguir p'alante es un decir. Caminar por la marmita no es como recorrer una calle lineal que parte de un principio para llegar a un fin. Se trata más bien de un plaza por la que pasear en círculos, o en línea recta, o haciendo eses o como te salga de los cojones.
Si la simulación me ha salido bien, notaréis que el potaje que se cuece en la marmita no discrimina, ni separa ingredientes. Tan pronto hago anotaciones de estructura, como apuntes sobre el personaje, posibles temas, referentes de otras obras...
Es otro aspecto que me parece TREMENDAMENTE IMPORTANTE en la marmita: Nada de separaciones, nada de jerarquías, nada de segregación.
En mi opinión, los elementos de cualquier narración, si están bien elegidos, son indisociables los unos de los otros. Es casi imposible definir a un protagonista sin hablar de su antagonista, o pensar en un secundario sin tener en cuenta su función con respecto al prota. Trabajar el tema enriquece al personaje, y el personaje puede crecer tanto, cobrar tanta vida propia... que de pronto descubres que te pide un tema diferente para vertebrar tu historia.
Por ello, en estas primeras fases del proceso, me gusta abrir las puertas de las jaulas y dejar que todo se mezcle. Que los leones flirteen con las gacelas, que los arquetipos follen con la estructura, que las piezas se dejen llevar por la brisa a la deriva y choquen como tengan que chocar, y encajen como tengan que encajar.
La creatividad no entiende de tabiques, a no ser que se divierta jugando a derribarlos.
Si queremos que las historias estén vivas, tal vez diseccionarlas antes del parto no sea la mejor de las ideas.
Cuando ya he terminado con esa fase del proyecto, borro todo lo que hay escrito en la marmita, sin siquiera salvarlo, y empiezo a escribir ingredientes para una nueva historia.
Otra de las ventajas de la marmita es que siempre está ahí. Abrir el archivo en el que escribimos la versión de guión puede imponer un poco. Hoy sólo tienes veinte minutos libres, y en esos veinte minutos no te sientes capaz de enfrentarte a la bestia. Te desinflas nada más ver el icono del documento.
Con este método, sin embargo... ¡pues qué queréis que os diga! Mientras he escrito este post, he ido varias veces a la marmita para anotar ideas sueltas. Sin solemnidad, sin tener que descalzarme antes de entrar ni realizar rituales raros (rituales de los cuáles, para otras partes del proceso, soy bastante fan)
Si os gusta este método y os apetece probarlo, ¡os animo a ello! Podéis llamar al documento "marmita" o podéis llamarlo como os salga de los huevos. Creo que personalizar estas cosas ayuda muchísimo.
A lo mejor preferís tener una marmita para cada proyecto. Yo, de momento, tengo una única marmita. Así resisto la tentación de inmortalizar lo que escribo en ella, y la mantengo con ese sabor de lo transitorio, como de fluidez de mandala.
Aunque confieso que tengo muchas "mini marmitas" secundarias en las notas del móvil.
Si resulta que no os sirve este método, o no os apetece, ¡pues nada! Lo más bonito de estas cosas es que cada uno pueda encontrar el suyo propio.
3 comentarios:
Siempre viene bien descubrir nuevos métodos, tanto si son útiles para uno como si no.
La verdad es que yo hago algo parecido en la novela que estoy desarrollando: en un documento .txt escribo apuntes de todo, que luego me sirven cuando escribo la novela propiamente dicha en el archivo .doc.
Un saludo.
Las fichas de personajes son más divertidas si usas las reglas de algún juego de rol :)
JAJAJAJAJA +5 Miguel Ángel!
Y suerte con la novela, Román!
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