miércoles, 2 de febrero de 2011

PUES HABRÁ QUE HABLAR DE LA PUTA LEY SINDE...


Espero que sepáis disculparme por estos días de silencio. He estado enfermo, como la mitad de los habitantes de este país.

Mi idea era regresar con los Conceptos Absurdos, pero llevo varios días seguidos debatiendo con gente sobre la polémica "ley Sinde" y sus aledaños. He tenido que pronunciar tantas veces los mismos argumentos en tan poco tiempo que he decidido escribirlos aquí.

Normalmente me da pereza pronunciarme sobre este tipo de cosas en el blog, pero por alguna extraña razón este asunto en concreto me motiva.

Creo que no voy a decir nada nuevo sobre el tema, pero me apetece decirlo con mis palabras, como se lo he dicho estos días a unos cuantos compañeros de profesión (qué bien suena eso de "compañeros de profesión", ¿eh?)

En primer lugar, quiero aclarar que no voy a hablar de la "Ley Sinde" como tal. No me la he leído, así que cualquier opinión mía sobre ella sería la opinión de un indocumentado. Mi intención es hablar sobre la ineludible problemática que ha motivado dicha ley.

En segundo lugar, quiero resaltar un par de cosas sobre mí, por aquello de esgrimir motivos para considerarme medianamente neutral:

Soy socio de la SGAE desde hace más de un año, pero todavía no he recibido un solo euro de ellos (a pesar de haber estado más de dos años trabajando en un programa que genera derechos de autor). Por otro lado, soy "autor" de dos películas que se han distribuído en España (y en uno de los casos incluso soy "autor" por partida doble) A pesar de ello, aún no he recibido un duro por ninguna de ellas. Y aunque me diesen el porcentaje que me corresponde por cada copia - o entrada - vendida, os aseguro que mi porción del pastel es tan minúscula que no me solucionaría la vida ni siquiera durante un par de días.

Una de esas dos películas es muy fácil de encontrar en internet y, según las cifras que he visto, ha sido descargada "ilegalmente" por bastante gente. Yo estoy encantado con ello. No os podéis imaginar lo agradecido que me siento hacia toda esa gente que se ha descargado nuestra peli a través de algunas de esas páginas que ahora quieren cerrar.

Y a pesar de todo ello, creo que SÍ que deberíamos pagar por las películas, series, libros, etc... que consumimos.

Por una cuestión meramente egoísta. A todos nos gusta que se hagan buenas pelis. A todos nos gusta que nos cuenten buenas historias. Y para hacer esas historias hay que comprar el tiempo y la dedicación de la gente que se dedica a hacerlas (directores, guionistas, maquilladores, atrezzistas, empresas de catering, etc) Esa gente necesita - como todo hijo de vecino - llegar a fin de mes, y si "los de arriba" deciden que no es rentable pagarles para contar historias, tendrán que llegar a fin de mes trabajando en otras cosas.

¿Cuál es, en mi opinión, el error que está cometiendo el Estado con este tema?

¡Convertirlo en un debate moral!

Yo propongo que nos olvidemos de si descargar películas está bien o está mal. Esa moralina va a entorpecer cualquier tipo de entendimiento. Es más: Si le prohibes algo "al pueblo" diciéndole que es malo, el pueblo reaccionará a la contra. ¡Somos humanos! Más grave todavía: ¡Somos españoles! Una vez leí un aforismo que decía: "Si el agua estuviese prohibida, todo el mundo querría beberla."

¡¡Ahí está el error, en mi opinión!!

Están demonizando el asunto. Están acusando y amenazando a la gente. Intentan excusarse diciendo que van sólo contra el que se lucra con la piratería. ¡Pero yo discrepo! La cantinela que flota en el ambiente es que todo aquel que descargue pelis desde su casa es un ladrón. Recordad aquellos anuncios que nos hacían tragarnos cada vez que veíamos un dvd COMPRADO: "¡No robarías un coche! ¡No robarías en el supermercado! ¡Piratear es delito! ¡Ahora la ley va a por ti!"

¡¡¡TORPEZAAAA!!!

Dejémonos de asustar y recriminar a la gente de a pie y adoptemos una actitud más pragmática, empresarial incluso.

Concibamos a los ciudadanos casi como clientes. Como gente a la que hay que SEDUCIR.

Seamos comprensivos.

Estamos en un país en el que, si queremos lograr que la gente adopte ciertas conductas, primero tenemos que cambiar su mentalidad y sus (puede que justificadas) ideas preconcebidas.

Siempre que hablo de esto pongo el ejemplo de los impuestos. En España la gente es más dada a eludir sus obligaciones tributarias que en países como Alemania o Dinamarca. Y os aseguro que en una Dinamarca el porcentaje que hay que pagar a Hacienda es muchísimo más alto que el que pagamos en nuestro país. ¿Por qué los "europeos de verdad" pagan esos impuestos sin rechistar? Pues probablemente lo hagan porque tienen la certeza de que esos impuestos van a repercutir directamente en su bienestar. Porque saben que ese dinero que sale de sus bolsillos lo van a disfrutar en forma de parques, carreteras, becas, sanidad, etc, etc, etc, etc, etceterísima.

¿Qué ocurre en España? Pues que la gente cree que una gran parte de ese dinero que Hacienda "le roba" no va a repercutir en el beneficio de la ciudadanía, sino que va a ir directamente a los bolsillos de tres o cuatro listillos de las "altas esferas". Desgraciadamente, no tenemos demasiados argumentos para desmentir esa creencia. Así pues, es lógico que en la mentalidad española pueda llegar incluso a aplaudirse el hecho de que alguien le escatime algún que otro euro a Hacienda. No estamos tan lejos de la España del Lazarillo de Tormes.

¡Y en el audiovisual español sucede algo muy parecido!

La gente tiene la sensación de que los que nos dedicamos a esto somos "los de las subvenciones". Piensan que si piratean una película o una serie no están haciendo daño a nadie. ¡La gente que hace pelis se gasta el dinero de los contribuyentes en orgías con champán y cocaína!

Y lo jodido del asunto es que a día de hoy tampoco podemos desmentir eso con la cabeza bien alta.

Que sí, que al 90% de los "titiriteros" nos cuesta llegar a fin de mes y tenemos que esforzarnos para enlazar un trabajo de mierda con el siguiente. Pero no nos engañemos: Todos conocemos de primera mano más de una historia sobre pelis que ya nacen amortizadas a priori gracias a las subvenciones y los derechos de antena de las televisiones. Todos hemos oído hablar de tal o cual caso en el que un alto porcentaje de tal o cual subvención "se piede en el camino" para lucrar a los que menos lo necesitan.

¡Y mientras eso sea así, los "internautas" pueden dejarnos ruborizados y con la boca cerrada con sus argumentos, por mucho que la mayor parte de los que nos dedicamos al audiovisual suframos esas injusticias tanto como ellos (o incluso más que ellos)!

Hay que sanear la forma de hacer películas en España. Si queremos que el público pague por nuestros contenidos tenemos que predicar con el ejemplo y hacerle ver que, en efecto, hay una relación directa entre cómo ellos invierten su dinero en comprar o alquilar nuestras obras y cómo gracias a eso están apoyando de manera efectiva el tipo de cine que les gusta, y contribuyendo al desarrollo de la industria audiovisual española (si es que llega el día en que podamos considerarla industria)

¿Quién sabe? Puede que para llegar a eso haya que suprimir las subvenciones "a priori" del ministerio, como sugiere mi amigo, socio y productor Alberto López Garrido.

Así mismo, creo que para convencer realmente a nuestro público tenemos que efectuar otra reforma paralela:

FACILITAR EL ACCESO A LOS CONTENIDOS LEGALES.

Creo que no tenemos derecho a exigir a la gente que adquiera obras online de manera legal mientras sea mucho más fácil conseguir esos contenidos ilegalmente.

Porque hora mismo las cosas están así.

Si quieres descargarte "Avatar" gratis, sólo tienes que darle a un botón. Si quieres conseguirla legalmente, probablemente tendrás que rellenar un formulario, dar un número de tarjeta de crédito, luego meterte en tu correo electrónico para clickear en un enlace de no sé qué, o descargarte una "licencia" de no sé cuántos...

Cada uno de esos pasos es un escupitajo en la cara de tu comprador potencial; una oportunidad más para que se lo piense y te mande a tomar por saco y termine acudiendo al lugar en el que le ofrecen el mismo contenido de forma gratuíta (y con la misma calidad o mejor, si se sabe buscar la vida)

Os pongo un ejemplo: Nuestra película fue, entre otras cosas, la primera de España que se estrenó en descarga legal. Mucha gente intentó descargársela legalmente para apoyar un proyecto tan pequeño. Pero muchos desistieron tras varios intentos. La web que gestionaba las descargas legales ponía las cosas muy difíciles. Había que rellenar muchas chorradas, pedían el número de la tarjeta (algunos nos escribieron diciéndonos que no podían comprarla online porque eran menores de edad y no tenían tarjeta de crédito), luego tardaba siglos en descargarse, y no la podían sacar del disco duro (sólo podías ver la peli en tu ordenador) y si eras usuario de Mac, pues resulta que habías pagado inútilmente, porque ese archivo legal NO funcionaba en Mac.

Supongo que muchas de esas limitaciones las habrán ido arreglando con el paso del tiempo, pero según me cuentan, sigue siendo mucho más laboriosa y enrevesada la vía legal que la ilegal.

Yo mismo, hace no mucho, quise descargarme una novela para mi e-book. Tenía interés en pagar por ella. Era un autor español actual al que me apetecía apoyar. Os aseguro que me recorrí todo internet y no encontré la manera de conseguir ese libro legalmente.

¿¡Qué coño nos pasa!?

Nos dedicamos a una labor empresarial. Vendemos contenidos. Cualquier otra empresa de cualquier otro sector se esfuerza por hacer llegar el producto a su cliente. Seducirle. Facilitarle el acceso. Si Cola Cao quiere que la gente compre Cola Cao, pondrá sus tarritos amarillos en el estante más visible del supermercado. Lo que no hará Cola Cao es pedirle a la gente que en lugar de conseguir el Cola Cao gratis en la parroquia de la esquina, suba una montaña a cuatro patas, espere seis horas y pague un dineral por los dichosos polvitos de cacao. Lo que no hace Cola Cao es llamarte ladrón a la cara si no haces esos esfuerzos inadmisibles para comprar su producto.

Pongamos el ejemplo del bar:

Imaginad que estáis en vuestra casa con unos amigos. Tenéis cervezas en la nevera, pero a pesar de ello decidís salir a la calle a tomaros unas cañas en un bar. Porque el bar os reporta una serie de satisfacciones que os compensan pagar un poco más por esa cerveza: Salir al aire libre, ver a otra gente, el ambiente, la decoración del local, la amabilidad del camarero o lo buena que está la camarera... Entonces llegáis al bar en cuestión y resulta que ni siquiera se han esforzado por lograr una decoración agradable. Por si fuera poco, tardan diez minutos en atenderte, y el camarero que te sirve es un borde que te trata como si tuvieses que darle las gracias por haber entrado a su local; y encima te sirve las cañas mal tiradas, y la tapa que te pone no es nada del otro mundo, y por si fuera poco, te cobra las cañas a un precio abusivo. ¡Coño! Resulta lógico que tú y tus amigos lleguéis a la conclusión de que para recibir ese trato, mejor os quedáis en casa y os tomáis las cervezas de la nevera, que os han salido muchísimo más baratas (lo que os cuesta vuestra conexión a internet, el canon de vuestro disco duro, etc)

Yo creo que al público, cuando se lo pones fácil, no le importa tanto pagar por consumir. La gente es muy dada a comprar de manera compulsiva. Pensad en los adolescentes que se gastan tres euros en bajarse un politono del móvil, o en enviar un sms a "Sálvame" (¿por qué? Porque es casi tan fácil como apretar un botón. No tienen tiempo para pensárselo mucho) Pensad en ese grupo de amigos que pide otra ronda de cañas, y otra y otra sin preocuparse de cuánto les están costando esas cervezas (¿por qué? Porque el camarero se las sirve de inmediato, sin darles tiempo a pensárselo dos veces, sin romper la magia del momento. Seguro que si el camarero tardase un cuarto de hora en atenderles y les pidiese rellenar un formulario para pedir las cañas y hacerles ir a una ventanilla al fondo de la barra a recogerlas, serían muchos menos los que pedirían otra ronda) Pensad en esa gente que paga un plus de no sé cuántos euros por un 25% más de Coca Cola en el McDonald, o un seguro de robo en el billete de tren. Se lo ponen tan fácil que muchas veces lo pagan sin pararse a reflexionar sobre si realmente lo necesitan o no.

Si la gente paga con tanta facilidad por cosas que en ocasiones incluso se podrían considerar un timo, ¿por qué no íbamos a poder educarla para que pague por cosas que realmente merecen la pena?

Yo no sé cuál es la fórmula más adecuada para rentabilizar las obras culturales en esta era del internet y el home cinema. ¿Descarga legal rápida y efectiva, un spotify del audiovisual con publicidad, un canon VOLUNTARIO?

Quizá todo ello a la vez.

Lo único que creo tener claro es eso: Que si queremos exigir a nuestros CLIENTES que paguen por nuestros productos, tenemos que a) predicar con el ejemplo y b) facilitarles el acceso.

5 comentarios:

Álvaro Loman dijo...

Sólo dos cosas:

1) ¡Olé!

2) El Spotify audiovisual existe. Se llama Netflix (también existe Voddler, pero Netflix es tarifa plana) y no funciona en España por lo caro que son los pagos por las licencias :-S

PD: Que conste que yo intenté comprar Gritos en el Pasillo online, pero desistí porque la había ganado en un concurso... Todavía la espero :-P

Jack Shadow dijo...

¡Si señor, yo pienso lo mismo!

Yo si pude bajarme gritos en el pasillo de pago, el mismo día que vi el trailer por la tele no sé donde, pero para verla me tire una mañana en la cola del banco para que me activasen noseque que me pedía de la tarjeta para comprar online, (siempre pago por paypal sin problemas, pero ahí no dejaba) luego se tardo en bajar un cojon, finalmente (si, uso mac) la vi en un portatil viejuno enchufado a la tele, con una calidad deprimente.

Por cierto, tengo que comprar otro DVD, que el mio lo tiene el señor Argento :P

Estoy esperando alguna redicion molona... puede que un pack con una segunda parte... o una trilogia quizás... ¿He? ¿EH?

Juanjo Ramírez dijo...

ÁLVARO: Te juro que el otro día estuve en la Fnac (me habían dicho que habían repuesto Gritos) buscando el dvd para comprar una copia y enviártela. Ya no quedaban copias...

JACK: ¡Joder! ¡Sí que te lo curraste para ver la peli! ¡De repente me siento hasta mal! ;P Lo de Argento fue un puntazo. Pues nada: Ya tengo un segundo dvd de Gritos que comprar, y cuando lo consiga te lo envío. (a mí me cuesta mucho encontrarlo. Además, me lo he comprado ya tres veces, porque siempre que lo compro se lo presto a alguien y al final ese alguien no me lo devuelve...)

Jack Shadow dijo...

No no no, yo me espero al pack, gracias, no te vas a escapar tú.

No te preocupes, tengo paciencia.

Porcierto, Maya es la hostia de buena, que potra encontrarla para mí, cuadra redonda.

Kike dijo...

FACILITAR EL ACCESO A LOS CONTENIDOS LEGALES.

Seis años llevo diciéndolo. Ahí la has clavao, macho.