martes, 15 de marzo de 2016

TRÁGATE ESTO



UN MICROTEATRO:

TOÑO y ARACELI entran a la habitación camuflados entre el público de la función. En el trayecto de bajada hacia el espacio escénico improvisarán, comportándose como lo haría cualquier pareja normal que acude al Microteatro.

Una vez están todos en la sala, transcurren unos segundos sin que aparezca nadie. ARACELI mira el reloj, mosqueada. TOÑO parece nervioso, como si se sintiese responsable del retraso. Empiezan a hablar, de manera muy coloquial, y bajito, como si no quisiesen hacer partícipes a los demás espectadores.

ARACELI
(a Toño)
¿Es normal que tarde tanto esto?

TOÑO
Yo qué sé. Normalmente no...

(si algún espectador se une a la conversación, improvisarán conversando con él o ignorándole, según el caso)

ARACELI parece cada vez más mosqueada, impaciente.

TOÑO
(con risilla nerviosa)
Habrán tenido una urgencia. Aquí entre que subes al baño y bajas, con la de gente que hay...

ARACELI
¿A qué hora era lo de Josemi?

TOÑO se encoge de hombros. ARACELI vuelve a mirar el reloj.

ARACELI
Ya llegamos tarde... Mira que te lo dije...

TOÑO
Que no ha pasao ni un minuto Araceli, joder...

ARACELI
(interrumpiendo)
¿Te lo dije o no te lo dije?

TOÑO
Tampoco es plan de llegar los primeros. Te digo yo lo que va a pasar si llegamos a la hora: vamos a estar nosotros dos solos con Josemi, como idiotas. Que en todos los cumples pasa lo mismo...


ARACELI
Vale, lo que tú digas.

TOÑO
Aracel...

ARACELI
(interrumpiendo)
No, no... Lo que tú digas.

TOÑO
Si no querías venir a esto, haberlo dicho y...

ARACELI
¡Pero si más claro no te lo he podido decir, Toño! ¡Si tú ya sabes que a mí las moderneces éstas me ponen de los nervios! ¡Que si trago es por lo pesao que te pones!

TOÑO
No me pongo pesao. Si no te apetece, se habla y...

ARACELI
(interrumpiendo)
¡Que sí, Toño! ¡Que te pones pesao! ¡Y cuanto más lo hablamos, pues más pesao!

TOÑO
A ver, dime cuántas veces te he insistido yo pa venir aquí. ¿Dos, como mucho?

ARACELI
Que no es sólo la mierda ésta, Toño... que es todo en general. Si a veces hasta creo que sigo contigo por pesao que te pones.

ARACELI se calla, como si de repente fuese consciente de haber dicho algo inapropiado. TOÑO parece anonadado, y bastante dolido.

TOÑO
Ahí te has pasado tía...

ARACELI
(sin mirarla, casi sin creérselo)
Lo siento.

TOÑO
No digas “lo siento”, joder. Esto hay que hablarlo, no puedes dejarlo así...


ARACELI
Ya lo hablamos en casa, ¿vale?

TOÑO
Ya, y voy a estar todo el cumple con la movida en la cabeza, ¿no? ¡Y que me tire toda la noche hablando con la gente, como si no pasara nada!

ARACELI
Que lo siento, ¿vale?

TOÑO
Pero qué has querido decir, ¿que si por ti fuera me dejabas o qué?

ARACELI
¡Que paso de hablar del tema, joder! Que el problema contigo es eso siempre, que todo hay que hablarlo y argumentarlo... ¡La vida no es un puto debate, Toño!

TOÑO
Pe...

ARACELI
(interrumpiendo)
Que sí, vale, que somos personas maduras, que las cosas hay que razonarlas... pero al final, ¿quién gana? ¡El más pesao!

TOÑO
Que esto no es cosa de ganar o perder, Araceli...

ARACELI
Ya, ¿entonces por qué siempre de “lo hablamos” acabamos yendo al restaurante que tú quieres? ¿Por qué vemos más a tus amigos que a los míos, o, o... acabamos aquí?

ARACELI hace un ademán señalando la habitación.

TOÑO
No seas injusta, cari... Dime UNA sola vez que te haya obligado a hacer algo. ¡Sólo una!

ARACELI
¿Ves?



TOÑO
Lo hacemos siempre de común acuerdo. Todo de común acuerdo.

ARACELI
¿Lo ves? ¡Pesao! Que no sepa defender mi postura o que te dé la razón por puro cansancio, no quiere decir que esté contenta con la desición.

TOÑO
Pues eso se habla y...

ARACELI
¡Si es que me estás dando la razón, Toño! “Pues se habla”, “pues se habla”... pa que tergiverses mis palabras, ¿no? Así ganó unas elecciones Hitler...

TOÑO
Coño, Araceli, no metas a Hitler en esto...

ARACELI
¡¡Que estoy hasta los ovarios, Toño!! ¡¡Estoy hasta los ovarios de que haya que hacer siempre lo que tú quieres!! ¡Que me da igual tener la razón o no! ¡Estoy – hasta – los – ovarios – de ti!

TOÑO
Cálmate un poquito, ¿no? Que hay gente...

ARACELI
¡Me da igual la gente! La gente ésta no la he elegido yo. Quédate tú aquí con ellos, viendo teatro cutre. ¡Yo me voy a lo de Josemi, y voy a llegar puntual porque me voy a ahorrar esta puta mierda! Ven tú más tarde si te sale de los huevos, pero NO como pareja mía...

TOÑO
Cari...

ARACELI
Tranqui, ya me encargo yo de decirles que hemos roto, que sé que a ti esas cosas te cuestan... Y total, Josemi es más amigo mío que tuyo.

ARACELI se dirige hacia la salida. TOÑO la agarra del brazo. Esto sirve para que la pareja se separe un poco más del resto del público.

ARACELI
¡Suéltame, Toño! Suéltame.

TOÑO
Ok, nos vamos ya, ¿vale? Que le den al Microteatro. ¿Eso es lo que quieres?

ARACELI
No es sólo eso, Toño... Saltándote una obra de teatro no vas a arreglar nada. Mañana estaremos igual...

TOÑO la coge por los hombros.

TOÑO
A ver, Araceli, mírame... Mírame.

Ella le mira, aún enfadada.

TOÑO
Pídeme lo que sea, ¿vale? Dime qué quieres que haga por ti y yo lo hago. Tal cual. Sin hablarlo, sin argumentar nada...

ARACELI
¿Lo que sea?

TOÑO asiente. ARACELI, poco a poco, adopta una expresión ambigua e inquietante.

ARACELI
¿Sin hablar, ni razonar, ni argumentar, ni leches?

TOÑO asiente.

ARACELI
Vale.

ARACELI acerca sus labios al oído de TOÑO y le susurra algo. Conforme lo escucha, TOÑO se queda casi como en estado de shock.

TOÑO
Araceli, joder... que yo hablaba en serio.

ARACELI
Y yo. Lo he estado pensando desde la semana pasada. Vamos, que no se me ha ocurrido ahora...

TOÑO
¿Quién cojones piensa en algo así? Y, y... qué ganas tú con eso, Araceli... ¿Te excitan esas cosas o...



ARACELI
No, Toño. La cuestión no es disfrutar yo. Es un símbolo. Una prueba de que eres capaz de tragarte tu orgullo. Que las palabras luego se las lleva el viento...

TOÑO se lo piensa unos segundos.

TOÑO
Venga, vale... Cuando llegamos a casa, si no se te ha pasado esta locura...

ARACELI
(interrumpiendo)
En casa no. Lo vas a hacer ahora. Aquí.

TOÑO
Pero...

TOÑO señala a la gente del público, y a la puerta, como si en cualquier momento pudiese entrar alguien por ella.

ARACELI
Es un símbolo, Toño. O te humillas como me he estado humillando yo en esta relación desde que...

TOÑO
(interrumpiendo)
¡Araceli! Si te sientes humillada por no llevar la razón, lo hablamos tranquilamente, lo discutimos... Pero sacarme la chorra delante de esta gente y empezar a...

ARACELI
(interrumpiendo)
Que no, tontooo... No hace falta que te la saques aquí. Tampoco soy tan bestia... Te lo he traído yo.

ARACELI empieza a rebuscar en su bolso. TOÑO no da crédito.

TOÑO
Araceli, no me jodas...

ARACELI
(mientras rebusca)
Ya te he dicho que lo llevo preparando toda la semana. Iba pedírtelo en casa de Josemi, cuando tuviésemos intimidad... en el baño, o en las escaleras... Pero ahora te vas a joder, por prepotente. ¡Aquí está!

ARACELI saca del bolso un frasco transparente que está lleno de un fluido que parece semen.

TOÑO
¡Pero cómo me voy a tragar eso! ¿Aquí? ¡Un respeto a toda esta gente, Araceli, por favor!

ARACELI
Esta gente es libre y vive en un país libre. Si no quieren verlo, que se marchen. Y tú, si me respetas, ¡hala! A demostrarlo con hechos.

ARACELI mira desafiante a TOÑO, mientras le entrega el frasco del semen. TOÑO mira el frasco, mira a ARACELI. Tiene dudas. Parece colapsado.

TOÑO
¿Y qué haces tú con todo este...? Quiero decir, ¿de dónde has sacado...

ARACELI
Desde la semana pasada, cada vez que lo hemos hecho, cada vez que me iba a tirar el condón al cubo de los plásticos... pooorque habíiiiamos argumentado que íbamos a reciclaaaarlos... vaciaba el contenido en este bote. Poquito a poquito, como las hormigas. ¡Y date prisa, que al final llegamos tarde a lo de Josemi y todo!

TOÑO está alucinando. Finalmente intenta destapar el frasco. Le tiemblan las manos. ARACELI sonríe levemente. TOÑO se acerca el frasco a la nariz.

TOÑO
Huele a látex rancio, joder...

ARACELI se encoge de hombros. Lentamente, y haciendo de tripas corazón, TOÑO se lleva el frasco a los labios, tímidamente.

ARACELI
De un trago.

TOÑO se detiene. Cierra los ojos. Toma aire... Y se bebe el contenido de un solo trago. Experimenta una arcada, se convulsiona... y de repente su expresión cambia. Algo le rechina. De repente, su expresión pasa del asco a la sospecha. ARACELI sonríe de manera extraña, leve...

TOÑO
Este semen no es mío.

ARACELI
¿Estás seguro?

TOÑO
¿De qué conoces a Alberto?

ARACELI
(ligeramente divertida, cruel)
No sé, ¿de qué conozco a Alberto?

TOÑO
¿Dónde has conseguido semen de Alberto?

ARACELI
Pues como se consiguen las cosas fuera de nuestra relación: pidiéndolas por favor...

TOÑO
¿Desde cuándo lo sabes?

ARACELI
¿Qué importa eso?

TOÑO
¿Cómo te has enterado?

ARACELI, que ha sacado su smartphone del bolso, está tecleando en la pantalla. Finalmente le muestra lo que hay en esa pantalla a TOÑO, que recibe la información con una resignación fatalista.

ARACELI
(leyendo en la pantalla del móvil)
“Ventiuna Edición del Torneo Nacional de Catadores de Semen.” A ver... dónde estaba... Aquí: “Dinámica del concurso. En una primera fase preliminar, los concursantes probarán el semen de cien hombres distintos. Cada muestra llevará el nombre de su propietario. En una segunda fase, el concursante, con los ojos vendados, será expuesto a una segunda muestra, perteneciente a uno de esos cien hombres...”

TOÑO se muestra cada vez más alterado conforma la escucha. Finalmente, estalla:

TOÑO
(interrumpiendo)
¡Basta! ¡Está bien, lo confieso! ¡Soy campeón nacional de cata de semen! ¿¡Y qué!?
(señala el frasco ya vacío)
¡Y nunca en la vida olvidaré el sabor de Alberto! ¡Nunca! ¡Ni distorsionándolo con el retrogusto del condón!
(evocador)
Porque gracias a acertar ese sabor... gracias a ese matiz como de canela rancia... por primera vez pude sentir que era alguien en la vida...

ARACELI
¿Te das cuenta ahora? Por eso lo maquillas todo con palabras y con discusiones enrevesadas, Toño... ¡para huir de ti mismo! ¡Para vivir en una jodida mentira!

TOÑO
Pero eso se ha terminado, Araceli... ¡Se acabó esconderme! ¡A partir de ahora lo pienso gritar a pleno pulmón! ¡¡Que se entere todo el mundo!!
(al público)
¡¡Me encanta beber semen!! ¡¡Y soy el puto amo haciéndolo!! ¡¡Podría tragarme la lefa de cualquiera de vosotros y dentro de diez años volvería a reconocerla!! ¡¡Porque - soy - un - crack!!

A ARACELI se le humedecen los ojos. Parece a punto de llorar.

ARACELI
¡¡Sigues mintiendo!! ¡¡Mentiroso!! ¡¡¡Mentiroso!!! ¡¡¡¡Mentiroso!!!!

TOÑO contempla a ARACELI, avergonzado, incómodo. ARACELI se sosiega un poco y, aún con lágrimas en los ojos, continúa de manera más calmada:

ARACELI
Porque ocultar también es mentir... Y tú sigues ocultando algo importante...

TOÑO
Dime...

ARACELI vuelve a leer en su móvil.

ARACELI
“El ganador recibirá un premio de quinientos mil euros”. ¿Dónde están esos quinientos mil euros, Toño?  ¿¡Me estás diciendo que llevamos todos estos años sin permitirnos un puto capricho, pagando una hipoteca, y tú tienes quinientos mil euros en el banco!? ¿¡¡Me estás diciendo que llevamos cuatro meses en paro y tú tienes quinientos mil euros en el banco!!?

TOÑO
¡¡No!! ¡No los tengo en ningún puto banco!

ARACELI
¿¡Entonces dónde están, Toño!? ¿¡Qué hiciste con ellos!?

TOÑO adopta una expresión evocadora, quizá un poco triste.

TOÑO
Está bien... Voy a hablarte de Sasha...

ARACELI
¿Quién es Sasha?

TOÑO
Un niño... un pequeño ruso de diez años que se moría de hambre a miles de kilómetros de distancia, en los barrios bajos de Taganroc... O al menos era un niño la primera vez que vi su foto, hace algunos años... El día que lo apadriné. Para mí no era tanto sacrificio... Sólo doce euros al mes, nada del otro mundo... Puede que fuera egoísmo. Doce euros mensuales para acallar mi conciencia. Sale barato, ¿verdad? Pero poco a poco... me fui encariñando con el crío...

ARACELI se va conmoviendo más y más conforme le escucha.

TOÑO
Los problemas de ese pequeñín me pesaban más que los míos... Pasaron los años, y cada vez le enviaba más y más dinero. Llegó un momento en que metía casi todo mi sueldo en un sobre rumbo a Rusia... y aun así sentía que no era suficiente. ¡Tenía que sacar al pequeño Sasha de aquel agujero de pobreza!
(se le saltan las lágrimas)
Los inviernos en Rusia son tan fríos... Tenía que buscar el modo de conseguir más dinero... Una cantidad insultante de dinero para el pequeño Sasha... Fue entonces cuando vi el anuncio, Araceli... La oportunidad de ganar quinientos mil euros de golpe, haciendo lo único que he sabido hacer bien en la vida... ¡distinguir el sabor de una corrida entre cien!

ARACELI empieza a llorar. TOÑO quiere abrazarla, pero ella le repele.

TOÑO
Le envié aquellos quinientos mil euros al pequeño Sasha, y tras eso... desapareció de mi vida. Sin un adiós, sin un teléfono al que llamar, sin una dirección a la que escribir, sin dar las gracias...

ARACELI, aún llorando, y sin atreverse a mirarle, comienza a hablar:

ARACELI
Eso me recuerda a otra historia, ¿sabes? También sucedió hace tiempo... La historia de un niño descalzo en las calles más inhóspitas de Rusia. Un niño solo, perdido... Y de repente, un extranjero lejano que ni siquiera le conoce... le ayuda, sin exigir nada a cambio... Eso es amor. Y al amor se responde con amor... Aquel niño se enamoró de su benefactor... empezó a desearle con toda su alma... y con toda su carne... Cierto día, ya de adolescente, aquel pequeño recibió una cantidad enorme de dinero, así que...

TOÑO
Araceli...

ARACELI
¡Así que lo invirtió en una operación de cambio de sexo, en un billete para España, en unas lecciones de español!

TOÑO
¡Araceli!

ARACELI
¡¡En cualquier cosa que fuera necesaria... para entrar en la vida de su amado!!

TOÑO
¡¡Araceli!!

ARACELI
¡¡Yo también he vivido en una mentira!! ¡¡Pero ya no aguanto más, Toño!! ¡¡Necesito estallar!!

TOÑO
¡¡¡Araceli!!!

ARACELI
Yo no me llamo Araceli, amado mío... ¡¡¡Me llamo Sasha!!!

martes, 23 de diciembre de 2014

¿QUIÉN ESTÁ DETRÁS DE LOS TESTS DE FACEBOOK? LA OSCURA VERDAD


Cada vez están más presentes en la red social. Casi todos estaréis familiarizados con ellos, casi todos habréis hecho uno o dos... o cuatrocientos.

Me refiero a esos tests que inundan Facebook en los últimos tiempos. "¿Qué personaje mitológico eres?" "¿Qué raza de perro eres?" "¿Qué personaje de Tim Burton eres?" "¿Qué clase de escritor eres?"

¿Quién está detrás de esos tests? ¿Se trata de una iniciativa espontánea?

Si indagáis un poco os daréis cuenta de que casi todos esos tests están desarrollados por dos o tres empresas. Si seguís indagando, comprobaréis que todas ellas son filiales de una empresa algo más grande llamada Krutchner Inc. ¿Queréis que sigamos indagando? A partir de aquí la cosa se pone un poco más difícil, porque Krutchner Inc. es a su vez de una filial de otra filial que, en última instancia, trabaja para el CNI: El servicio español de inteligencia.

Si hacéis esta clase de tests en inglés, también descubriréis que están desarrollados por unas pocas empresas que, en última instancia, pertenecen a la CIA.

De esta manera, mientras nosotros intentamos (ingenuamente) averiguar "Cuál sería nuestra ciudad ideal", respondemos a todo tipo de preguntas: Nuestro color favorito, nuestras expectativas sentimentales, nuestro ideal de felicidad, nuestro fin de semana perfecto, nuestra forma de reaccionar ante los problemas.

Toda esa información se almacena en bases de datos y es procesada mediante algoritmos informáticos, creando perfiles psicológicos y predicciones de comportamiento de cada uno de nosotros. Averiguar "qué clase de hamburguesa sois" os hace infinitamente menos libres, por varias razones:

- Pueden usar esa información para conoceros mejor de lo que os conocéis a vosotros mismos, para anticiparse a vuestras decisiones, para haceros sentir vacíos cuando quieren venderos algo que en realidad no necesitáis.

- Pueden usar esa información para elaborar perfiles psicológicos de cada uno de vosotros y conduciros hacia el lugar que quieren que ocupéis, a base de suministrarnos estímulos positivos y negativos: Es como guiar a un coche hacia donde tú quieres controlando qué semáforos le pones en rojo o en verde; qué calles le pones con dirección prohibida y cuáles no.

- Si alguno de nosotros protesta, si alguno de nosotros se vuelve rebelde (con un tipo de rebeldía distinto de la que ellos tienen aceptada y controlada) usarán toda esa información para saber controlarnos, extorsionarnos, humillarnos.

Todo esto que os acabo de contar me lo he inventado. La empresa Krutchner Inc. no existe. A partir de ahora me inventaré conspiraciones de vez en cuando y las escribiré en este blog.  Las llamaré "inspiranoias". Si un día de estos aparezco muerto en una cuneta, a lo mejor resulta que he acertado con alguna por error.

martes, 21 de octubre de 2014

LA LUCHA CONTRA LO INVISIBLE





Últimamente gran parte de la población vive conmocionada por una serie de hechos que se pueden resumir en una sola palabra: Ébola.

El Ébola es un río africano que pocos conocían hasta que prestó su nombre al retrovirus más temido del planeta. No sé cuánto hay de pandemia y cuánto de cortina de humo en este asunto, pero sí tengo claro que hay mucho de ignorancia.

Desde que el hombre es hombre ha temido la amenaza de lo invisible. No me cuesta imaginar a un homínido prehistórico capaz de enfrentarse a un oso en una cacería y que, sin embargo, huye despavorido ante el alarido del viento.

Es fácil deducir que las primeras historias de fantasmas y los primeros demonios surgieron de la mano de tempestades, de epidemias, de enfermedades mentales.

Dentro de este catálogo de “monstruos invisibles” podemos incluir a otros agentes de la Naturaleza que, hoy por hoy, han matado a mucha más gente que el ébola:

Los gases.

Ya fuera por su carácter tóxico, ya fuera por su carácter inflamable, estos demonios de la química se convirtieron en el terror de quienes perforaban donde no debían.

Me viene a la cabeza un ejemplo relativamente cercano: El del temido gras grisú, compuesto principalmente de metano, invisible, inodoro, imposible de detectar con nuestros sentidos... pero capaz de provocar explosiones súbitas.

Este gas se cobró muchas vidas en los dos siglos pasados, dejando una macabra estela de mineros muertos, de niños huérfanos y viudas desconsoladas. El 10 de marzo de 1906, por ejemplo, una explosión arrasó 110 kilómetros de galerías, matando a 1099 personas de un solo golpe. Tuvo lugar en Francia y ha pasado a la historia como la Catástrofe de Courrières.

Como suele suceder en estos casos, la ignorancia dejó el terreno abonado para la superstición. Los mineros percibían el grisú casi como una entidad maligna. Lo llamaban el viento negro. Cavar en las minas equivalía, en un sentido arquetípico, a profanar el Hades, descender a los mismísimos infiernos.

Incluso sucedía algo muy propio de culturas animistas como las de ciertas tribus indias: Se producía una comunión casi espiritual entre el animal y el hombre. Los mineros veneraban a los ratones. Estos pequeños roedores se colaban en las minas y eran los primeros en sufrir los efectos del gas, ya que el grisú es más pesado que el aire y llega reptando por los suelos. La reacción de los ratones ponía sobre aviso a los mineros que, en señal de gratitud, otorgaba a estos animales un carácter casi sagrado. El minero que mataba a un ratón era repudiado por sus compañeros y en algunos sitios, como la mina chilena de Lota, se celebraba el Día de los Ratones, una fiesta en la que los mineros descansaban y rezaban a los ratones. Según la superstición, si un minero no rezaba, los roedores se lanzaban a por él para mordisquearle las ropas.

En los últimos días hemos visto cómo nuestra ignorancia acerca del ébola ha llevado a las autoridades a sacrificar un perro. También hemos visto cómo, en mi opinión, los medios han aprovechado el asunto para captar la atención – o desviarla – de una manera bastante frívola. Los mineros de antaño no sacrificaban perros, sino canarios. Descendían a la mina con una jaula, y dentro de ella el pobre pájaro que, al igual que los ratones, sufría el efecto del gas mucho antes de que afectase a los humanos. Cuando los mineros veían al canario muerto en su jaula salían corriendo: el viento negro venía a por ellos.

¿Cómo podía hacer el ser humano para enfrentarse al viento negro y a otros gases letales como el monóxido de carbono, el ozono, el dióxido de nitrógeno? La respuesta es evidente: Ciencia, investigación, I + D.

Hoy en día ya no muere ningún canario en las minas, y el número de bajas humanas ha disminuido drásticamente, no sólo en minería, sino en el resto de sectores industriales relacionados con estos demonios invisibles: Obras públicas, petroleras, tratamiento de aguas, soldadores, astilleros, servicios contra incendios...

Los riesgos de esos profesionales son cada vez menores gracias a detectores de gases como éstos de la empresa Industrial Scientific.

Se trata de aparatitos más fáciles de transportar que una jaula de canario, con sensores configurados para detectar uno o más gases.

 
Incluso existe una opción aún más avanzada para operarios no quieran aprender a manejar correctamente estos chismes, o que no confíen plenamente en su capacidad para hacerlo. Un sistema llamado iNet en el que las empresas, en lugar de comprar los aparatos, alquilan los servicios de la empresa, que ofrece la supervisión de expertos e instala sensores en el lugar de trabajo. Estos sensores van detectando y envían automáticamente la información a un software que la almacena y la analiza.

Éstas y otras innovaciones contribuyen a lo que se ha bautizado como movimiento 2100, una iniciativa cuyo objetivo es que para el año 2100 las muertes por gas se hayan reducido a cero.

Como vemos, en el caso del gas hemos tenido la suerte de que, gracias a la investigación y a la tecnología, el conocimiento ha espantado a los demonios, haciéndolos retroceder hacia otras madrigueras. ¿Tendremos algún día esa misma suerte en el campo de los retrovirus?

jueves, 2 de octubre de 2014

EL CORRALITO AFRICANO


En el rincón más sucio del corazón de África: Un establo de maderas torcidas, como hecho con dentaduras de borrachos.

Cuarenta millonarios bien vestidos. Ellos y ellas, encorvados sobre las vallas del corral.


Pero no asisten a una pelea de gallos, ni de perros de presa: Los contendientes son niños.


Dos niños africanos, famélicos, desnutridos, sus pieles negras intentando devorar los huesos del mismo modo en que el hambre intenta devorar sus vidas. Dos niños negros con los vientres hinchados... como con cuatro meses de embarazo.


Los millonarios corean, animan a su niño favorito...


... y los críos pelean sin demasiadas fuerzas. Llevan dos o tres días sin comer, cualquier movimiento brusco los marea.


¡Yo apuesto por el negrito de la izquierda!” “¡Cien euros por el de la derecha!


Manotazos inofensivos, muy patéticos. Sus miradas parecerían hambrientas si no fuesen tan débiles.


Uno de ellos pierde el equilibrio, sus piernas ya no aguantan. El otro aprovecha la ocasión para tirarse encima de él... intenta estrangularle con sus manos huesudas... intenta estampar el cráneo... una y otra vez...


... una y otra vez...


... contra la tierra seca del gallinero.


¡Trescientos al negrito de la izquierda!”  “¡Yo apuesto por el de la derecha!


De pronto alguien decide que esos peleles no tienes fuerzas suficientes para matarse con sus propias manos: Arrojan al ring un hueso, un fémur, una reliquia del niño que falleció hace cinco días en ese mismo establo.


El negrito de la izquierda empuña el fémur... lo hunde en las costillas de su contrincante, hace palanca.... no es difícil (las costillas de ambos tan marcadas, tan visibles)


Y con las pocas fuerzas que le quedan, el niño empuja el fémur hasta hundirlo en el corazón del otro.


Dos miradas hambrientas comparten un espasmo, un estertor... Dos miradas perdidas en una cuencas hundidas, cadavéricas...


Y un corazón que deja de latir... y unos buitres con ganas de rebañar los huesos...


Hombres adinerados que intercambian billetes, que trapichean con joyas de mujeres.


Al principio, cuando secuestraban a esos niños, les amenazaban con matarlos si no peleaban en el corralito. No funcionaba. La muerte les parecía un mal menor.


No tardaron en darse cuenta de que la mejor manera de convencerles para luchar era una única frase: “Si matas al otro niño, te lo podrás comer.”

martes, 16 de septiembre de 2014

EL AIKIDO APLICADO A LA NARRATIVA



Creo que mi vida no podría entenderse sin las artes marciales. De niño hice Judo, de ahí pasé al Aikido, luego al Ninjutsu... también practiqué un poco de Tai Chi (no ese Tai Chi edulcorado para señoras mayores, sino el Tai Chi como estilo - muy efectivo - de kung fu)

Pero si hay un arte marcial con el que he sintonizado... un estilo al que he regresado una y otra vez... ES EL AIKIDO.

Practicar un arte marcial te cambia la vida. Hace que tu actitud hacia todo en general esté modulada por esa forma en la que te han enseñado a afrontar los escollos.

A veces para bien... y veces para mal...

Creo que si tienes la suerte de que tu disciplina sea el Aikido, va a ser PARA BIEN.

He mencionado la palabra "disciplina" y ése es mi punto débil. La disciplina y yo no somos muy buenos amigos. Si lo fuésemos, ahora mismo sería cinturón negro noséqué-dan de Aikido, pero en lugar de eso soy algo mucho más acojonante...

... soy escritor.

Si queréis en otra ocasión escribo un post más largo y minucioso sobre ese misterio, sobre esa maravilla que es el Aikido, tema que me apasiona. Hoy tecleo con otra intención: La de establecer una analogía entre la filosofía aikidoka... y la manera que tenemos de contar historias.

Una de las principales máximas del Aikido consiste en lo siguiente:

Si quieres manipular a tu atacante, tienes que desviarlo de SU centro de equilibrio y trasladarlo al tuyo. Una vez que has desestabilizado a una persona y la has desplazado hasta tu "centro de gravedad", esa persona te pertenece.  Si la empujas con un dedo hacia el suelo, se cae. Si la empujas con un dedo hacia la izquierda, caerá hacia la izquierda.

Yo creo que un buen narrador aplica ese aikido sin saberlo. Cuando consigues que un espectador se interese en lo que le pasa a un personaje ideológicamente opuesto, estás haciendo Aikido. Estás desequilibrando a una persona, estás haciendo que tropiece, que se sienta insegura porque nota que se cae al suelo y no puede agarrarse a las convenciones que le han inculcado.

Creo que ésa es la gran labor del "escritor aikidoka": Desequilibrar a la gente, transportarla de una manera muy seductora, muy sutil a terrenos en los que advierte que de repente no hace pie.

Creo que muchos "fachas" recalcitrantes jamás renegarán de su extremismo si no los desequilibramos... si no los conducimos a vivir en una ficción en la que, al margen de ideologías, el personaje/espectador tiene la oportunidad de vivir los senderos emocionales de su contrario. Ésa es una catarsis que nos ofrece la ficción, porque la ficción es aikidoka.

Del mismo modo existen pelis que hacen justo lo contrario de lo que comentaba en el párrafo anterior: Ayudan a que alguien "de izquierdas" pueda empatizar con alguien "de derechas". Un ejemplo de ello lo hallamos en una peli en la que he estado muy implicado, una peli de mi primo Fernando Osuna Mascaró. Una peli que nos invita a entender a un facha, a amar a un señor educado con una ideología de derechas: https://twitter.com/elsrmanolofilm

En serio: Me parece importantísimo - incluso peligroso - este poder aikidoka que tenemos. Este poder de desequilibrar al espectador y hacerlo comulgar con lo que a nosotros nos da la gana. Es el caso de "Los Soprano", por ejemplo. Hacen tan bien su Aikido que de repente todos amamos a un mafioso psicópata despreciable.

¿Es peligroso este Aikido narrativo? ¿Puede usarse en contra de la raza humana? Yo respondería que sí a ambas preguntas. Por un lado, creo que eso de la raza humana es una chorrada pretenciosa. Intentamos encontrar legitimidad para nuestra existencia en instancias superiores, y yo me inclino a pensar que a las instancias superiores les importamos un carajo.

Por otra parte, yo creo en la bondad del ser humano. Creo que incluso cuando el ser humano es hijoputa no puede evitar ser bueno al mismo tiempo. Porque somos duales. Porque Dios no nos habría permitido bailar con el Diablo si no estuviese tan seguro de que somo buenos bailarines.


viernes, 29 de agosto de 2014

BASADO EN UNA NOVELA DE



Un consejo que os doy: No os dediquéis a escribir libros. No tiene futuro. La Literatura está muerta.

Lo que realmente lo peta son las pelis y las series como, por ejemplo:

Dexter, Sherlock, El Señor de los Anillos, Harry Potter, House of Cards, La Red Social, Juego de Tronos, Boardwalk Empire, La Cúpula, Los Pilares de la Tierra, Crepúsculo, A Tres Metros sobre el Cielo, El Tiempo entre Costuras, Víctor Ros, Celda 211, Los Hombres que no Amaban a las Mujeres, Los Juegos del Hambre, 50 Sombras de Grey...

Todas esas obras tienen algo en común: Están basadas en novelas.

Y ésos son sólo algunos ejemplos entre muchos.

No, amigos: La Literatura está más viva que nunca. La Literatura es el campo de pruebas donde se gestan y se testan las historias más solventes, o al menos un gran porcentaje de ellas.

Porque el escritor de novelas puede dar rienda suelta a su imaginación sin pensar en lo baratas o caras que van a ser las cosas que imagina.

Porque el escritor de novelas tiene todas las páginas del mundo para desarrollar a sus personajes.

Porque escribir novelas es barato, y eso implica que el novelista tendrá menos gente censurándole por encima del hombro, inoculándole miedos, apelando a su profesionalidad, a su responsabilidad...

Porque las novelas son cajas de Pandora en las que el lector se introduce por voluntad propia en vez de ser pantallas que disparan luces y sonidos. Eso hace que el escritor de novelas se sienta más legitimado a la hora de exponer ideas incómodas, rompedoras; ideas que cuestionen los límites de nuestra sociedad, de nuestro aguante, de nuestra ideología.

Porque la Literatura se puede escribir incluso en servilletas, y eso permite que incluso los más infortunados, los más pobres, los más desesperados... griten su dolor sin intermediarios ni eufemismos.

Porque en una novela puedes contar las cosas como merecen ser contadas, sin condicionantes externos... y esas raras avis llamadas "lectores" desgustarán tu mundo interior como se merece, y si hay suerte - o talento - el boca a boca legitimará tu trabajo, y alguien pensará: "¡Ey! Si toda esta gente habla tan bien de esto, a lo mejor aquí hay una historia. A lo mejor podríamos adaptarla a la pantalla e incluso respetar su esencia. El primer test de mercado ya está hecho."

Con los guiones audiovisuales rara vez ocurre eso. Puedo afirmar con conocimiento de causa que a veces, si quieres "vender" un guión, tienes que redactarlo lo más corto y escueto posible... porque los "señores de los despachos" están muy ocupados y no tienen tiempo para - o no quieren - leer demasiado.

Puede que la Literatura ya no esté en lo alto de la cadena alimenticia pero sigue siendo necesaria en el ecosistema creativo. Las obras audiovisuales se alimentan de ella, y no sólo en el caso de las adaptaciones directas: La mitad del cine de terror sería imposible de entender sin Poe y Lovecraft; creo que Lost no habría sido posible si no hubiese existido antes un Stephen King y si la SGAE viajase en el tiempo, Penny Dreadful tendría que repartir la mitad de sus dividendos entre la mitad de los literatos del siglo XIX.

Y si empezamos a hablar del mundo de los cómics, podríamos escribir un post aparte.

Los errores salen más baratos cuando se testan en novelas y relatos: A las mentes rara vez se las paga a priori. El papel es barato; talar árboles sale más a cuenta que contentar a sindicatos. Los elefantes son más fáciles de imaginar que de transportar, amaestrar, alimentar...

Quizá algún día - puede que cercano - las tecnologías nos permitirán confeccionar productos audiovisuales tan baratos como la escritura de un libro.

Mientras tanto, el novelista irá diez pasos por delante y los cineastas se incorporarán más tarde para consolidar y (en algunos casos) engrandecer ese trabajo.

Mientras tanto, Julio Verne seguirá imaginando el submarino años antes de que alguien tenga los medios y el valor necesarios para fabricarlo.