domingo, 6 de diciembre de 2009

EL EQUIPO "MÍ"


El otro día os hablaba de ellos, y ahora los cuelgo en foto, para robarles el alma. De izquierda a derecha, como en las revistas del corazón: El tipo al que dejaron entrar con una gorra de pana es Raúl López Serrano, director artístico. La chica de verde es Maya Reyes, actriz protagonista. El señor de negro que hay justo encima de ella es Raúl del Álamo, productor, dueño de gatos e intérprete de cadáveres. En cuclillas y con camisa celeste, Andrés de la Torre, compositor. Con camiseta roja, el actor Chema Coloma. Junto a él, con una barba digna de salir en La Cosa de Carpenter, Nacho Soler, productor. Con chaleco negro y camisa gris cerrada (para ocultar que bajo ella hay una camiseta de "El Castigador") César del Álamo, director, productor, montador y Condemor en general. Asomándose tras César como si le hubiese compuesto Ingmar Bergman, Mario Parra, en este caso ayudante de dirección. A continuación, un guionista que pasaba por ahí. El peruano de la camiseta color salmón es Gonzalo Alvarado, director de fotografía y hacedor de títulos de crédito. La chica que no mira a la cámara para que no le robemos el alma es Aída Romero, maquilladora. Y a la derecha del todo, muy sonriente, David Nafría, técnico de sonido.

En esta foto faltan cinco o seis personas, pero aun así, ya veis qué poquita gente hace falta para hacer una peli, si se trata de la gente adecuada.

Y poco más. Acabo de regresar al mundo tras casi doce horas de sueño que me han ayudado a recuperarme de un gran fin de semana. Un "finde" de asistir a concierto de Sabina y descubrir que sigue tan en forma y tan puto amo como siempre y de volver a tararear esos versos que "trepan por (mil) recuerdos como una enredadera" y cosquillean rincones dormidos de la memoria y ordenan a cien Lázaros que se levanten y anden. Un "finde" con visita relámpago a Pamplona y descubrir que me encanta esa ciudad y que pretendo volver a visitarla en breve. Un "finde" de comer, por primera vez, en el Fosters Hollywood de Donosti y comprobar que a veces tiene su gracia ponerle los cuernos a mis queridos pintxos donostiarras.

Y ahora tengo todo un domingo por delante para descansar, así que... ¡agur!

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