sábado, 29 de agosto de 2009
PINTXOS Y GUAUS
Se supone que el 1 de septiembre volveré a tener piso en Donosti. Mientras tanto me han metido en una pensión cojonuda. Habitaciones preciosas, relativamente espaciosas. Regentada por gente amabilísima.
Lo que no tengo, obviamente, es cocina. Así que desde que he regresado más de la mitad de mis comidas han sido en la calle. Aunque eso en esta ciudad, si uno se puede permitir el gasto (aunque sea durante unos pocos días) es una delicia.
Tras un año y medio en Donosti no puedo decir que me haya convertido en un experto en el mundo de los pintxos, pero casi. El universo hostelero de esta ciudad es inabarcable. De lo que sí puedo presumir a estas alturas es de conocer (e incluso frecuentar) el 80% de los sitios que realmente merecen la pena.
Hace tiempo que tengo pendiente escribir una especie de guía sobre mis sitios favoritos para ir de pintxos por Donosti. Cuando lo haga la publicaré en este blog, y ese día la mayor parte de vosotros deshechará esa entrada porque no le resultará de ninguna utilidad, aunque recomendaré a todos volver sobre vuestros pasos algún día y rescatarla, cuando vengáis de visita a esta ciudad de juguete medio española, medio francesa, medio vasca.
Mientras tanto sólo quería plasmar aquí una pequeña reflexión. Algo que me encanta de Donosti:
Es una ciudad en la que dejan entrar a los perros en los bares.
Los que tenemos perros valoramos muchísimo esa clase de cosas. La sociedad se ha enemistado con los perros. Desde aquella vez en que los periodistas se quedaron sin temas para sus noticias y empezaron a llenar sus sumarios con casos de perros que mordían a la gente. Es algo que siempre ha ocurrido y siempre ocurrirá, pero se trata de casos aislados.
Estoy convencido de que por cada perro que haga daño a un ser humano, hay mil seres humanos que hacen daño a tres mil seres humanos. Pero la tele es experta en generar psicosis, y hoy día los perros caen mal, y están constreñidos por todo tipo de reglamentos y prohibiciones.
Por eso me encanta que en una ciudad como Donosti, tan pija y tan estirada en muchas otras cosas, puedas entrar en el local más elegante, pedirte el pintxo más "de cualité" y... escuchar cómo dos perros se ladran mútuamente.
Y lo mejor de todo es que rara vez ladran. Rara vez arman follón. Nadie prohíbe entrar con niños en los bares, y sin embargo los niños suelen ser mucho más escandalosos, maleducados e importunos que los perros. Y cuando entran en carritos de bebé, ocupan más espacio que cualquier mastín o gran danés. Es más: No me extrañaría que los niños transmitiesen más enfermedades que los perros y se metiesen en la boca cosas bastante más insanas.
A pesar de ello, ¿qué más da? Cada vez estamos más obsesionados con que todo sea antiséptico. ¡Hay que convivir con los gérmenes, coño! De lo contrario NO aprenderemos a inmunizarnos frente a ciertas cosas, nos convertiremos en blandengues que pillarán un resfriado o una gripe con sólo abrir la ventana. No todas las vacunas se inyectan en las venas. También hay vacunas vivientes que se pueden pasear entre nosotros, convirtiendo la atmósfera en un campo de entrenamiento más que necesario.
Aún no he podido "desembalar" mis nuevos dinosaurios de plástico. Lo haré en cuanto mis maletas toquen tierra firme, y entonces habrá fotos.
Exijo el listado de lugares donde comer pintxos... Y exijo invitación formal para ir a conocerlos personalmente.
ResponderEliminarLo de los perros en los bares me parece magnífico.
Deberías pedir que dejaran entrar, ya no con perros, sino con dinosaurios. Y buscar una fecha para que suba a verte y nos inflemos a pintxos del Etxaniz y otros tantos... ¡Abrazo!
ResponderEliminarCésar: Estás formalmente invitado cuando quieras. Me presto a ser tu Virgilio. Lo que no sé es si podré alojarte o no. Todavía no sé en qué piso me van a meter ni con quién voy a compartir.
ResponderEliminarJosep: Sube cuando quieras! Yo probablemente baje a Madrid el fin de semana que viene. Después de eso, cuando quieras! Yo un par de veces he visto a Montxo Armendariz en bares. Eso es como dejar entrar un dinosaurio al bar, ¿no?
Me conformo con cualquier pensioncilla...
ResponderEliminar¿Qué tal Anticristo?
Anticristo me deja una sensación raruna.
ResponderEliminarRecuerda a las pelis de Fulci en eso de ser fallida y genial al mismo tiempo.
Está rodada de la hostia. Muy buena planificación. Muy buena ambientación. Iluminación bastante buena. Buenos conceptos.
Pero, lamentablemente, puedo enumerar más cosas que no funcionan en la peli que cosas que funcionan. Por eso no he escrito crítica para el blog. Intento no escribir sobre pelis de las que tengo más cosas malas que buenas que decir.
No sé a ciencia cierta qué hace que un compendio de ingredientes tan brillantes (que en un Fulci me haría correrme) aquí me deje un poco frío.
Quizá sea esa frialdad escandinava que tú toleras bastante bien, pero que a mí me impide empatizar con los personajes.
Quizá sea ese rollito cámara en mano que me funcionaba bien en Rompiendo las olas o en Dancer in the dark, pero que en una peli como ésta lo único que hace es recordarte que no estás dentro de ese mundo, sino viéndola al otro lado de una pantalla (y en cada plano tienes la sensación de que al fondo hay un espejo en el que ves reflejado a Lars Von Triers sosteniendo la cámara y saludándote)
Quizá tenga que ver con eso de coincidir en el tiempo con el realizador danés que firma la peli (ya sabes... Napoleón tiende a caernos mejor que Hitler, y Alejandro Magno tiende a caernos mejor que Napoleón :P)
Vete a saber...
En definitiva: Una peli bastante bien rodada, con buena factura, momentazos esquisitos... pero caprichosa, plagada de "porque sí´s". Llena de tiempos muertos, de secuencias que, aunque más tarde encajen en la trama, mientras las ves se te antojan innecesarias y aburridas.
Y con respecto a lo visual, uno de los dos storyboardistas de la peli es un tipo de increíble talento con el que trabajé en Zombie Western. Viendo los planos de Anticristo, casi me pregunto si las cosas que más me han gustado de la peli le deberán a él tanto como a Von Triers.
Okeis... Pues la veré.
ResponderEliminarYa pensaba ir, pero necesitaba una crítica que no fuera simplemente "¡Aaaaaarg! ¡Huuuuye!".
Lars Von Trier es un manta que se cree sábana.
ResponderEliminarKike: Cuando hagas una peli tan buena como Dancer in the dark o como el trozo que he visto de Rompiendo las olas, tomaré medianamente en serio tu opinión. Mientras tanto, seguiré considerándote un entrañable e inofensivo incendiario ;P (cosa que, por otra parte, es muy necesaria - e inofensiva - en nuestros días)
ResponderEliminarJuanjo, te recomiendo que veas "The Kingdom", una serie de cinco capítulos que hizo Von Trier a mediados de los 90, sobre un hospital encantado (o similar), que guarda no pocos parecidos (y esta sí que sí) con el Fulci de "El más allá".
ResponderEliminarOjo: hay que ver la versión danesa original, no el remake USA, con guión de Stephen King, que resulta tremendamente descafeinado y poco inquietante (sí, a pesar de semejante guionista).
aunque a lo mejor te pesa..... brillas!
ResponderEliminarYo doy fe de que conoces sitios de pintxos realmente estupendos!
Besazo
incendiario, ria.
ResponderEliminar(Del lat. incendiarĭus).
1. adj. Que incendia con premeditación, por afán de lucro o por maldad. U. t. c. s.
2. adj. Destinado a incendiar o que puede causar incendio.
3. adj. Escandaloso, subversivo. Artículo, discurso, libro incendiario.
Francamente, me cuesta identificarme con ninguna de estas opciones. Yo no digo las cosas por joder. "Anticristo" es, en mi opinión, una peli mala normal. Como hay miles. Pero como el director es cierto señor, pues hay que sacarle significados profundos y proezas visuales.
César: Me han hablado bastante de Kindong. Sí que tengo interés en verla...
ResponderEliminarCata: A ver cuándo compartimos pintxos de nuevo!
Kike: Si el caso es que no me gustó demasiado la peli, pero creo que algún que otro hallazgo sí que tiene.
Hola Jaro,
ResponderEliminarMe he vuelto a pasar por aquí porque tengo un compi que es un personaje sacado de Delicatessen, nariz regordeta, rostro rosado y pachorrón, rictus de amargura en la boca; camisa de manga corta, pantalones pesqueros, y zapatos que chirrian a cada paso, creando una sinfonía de gruñidos muy curiosa. (el cao es que gruñe mucho a todos, y a mi me adora.. debe verme de su condición...de gruñona)
Me alegra verte de vuelta, recargado y tonificado.
El mundo pincheril es una delicia, a ver si me enseñas Donosti a través de tus ojos.
Con respecto a lo antiseptico, soy una Mónica de friends de la vida, pero si reconozco que es básico convivir con ciertos gérmenes y entornos para no convertirnos en lechugos de invernadero.
No soy muy amiga de los perros, me dan miedito, yo tan lanzada e ilimitada... me cago con un chiuaua :)
En fin, bellote, buen martes.
Océanos de amor.
En Frida se deja entrar con perros, lo que peor llevo es dejar entrar a los niños y a algunos adultos "humanos"
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