miércoles, 10 de septiembre de 2008
EL AUTÉNTICO MOTOR DE LA EVOLUCIÓN HUMANA
¿Alguna vez se han preguntado cuál es la energía que motiva al hombre a saltar de su cuna de fango primigenio y fundar civilizaciones en las que no se pone el sol?
Mucho se ha especulado acerca de ese misterioso detonante que antaño nos diferenció de los demás animales del planeta. Los más consevadores opinan que aquello que nos separa del bruto chimpancé (además de algún que otro traspapelado cromosoma) es la presunta dimensión espiritual, o el presunto origen divino que al parecer nos corresponde si tenemos en cuenta que Dios fue lo suficientemente imbécil para crearnos a su imagen y semejanza.
¡¡¡Pues no!!!
Hoy en el trabajo, mi jefe me ha leído una noticia que (recién sacudidas las legañas) me ha desvelado el auténtico sentido de la evolución humana:
Según e biólogo e historiador alemán Josef H. Reichholf, la causa de que el hombre primitivo se vlviese sedentario y desarrollase la agricultura, la ganadería, el concepto de pueblo y la religión, no se debía a una necesidad de alimentarse mejor.
¡No señor!
Lo que motivaba a nuestros ancestros, según el científico germano, no era la intención de proporcionar una dieta equilibrada a nuestro homínido organismo, sino...
¡¡La necesidad de fabricar cerveza!!
Según palabras de Reichholf, "la humanidad siempre ha sentido la necesidad de alcanzar estados de embriaguez con drogas naturales que transmiten la sensación de trascendencia, del abandono del propio cuerpo."
Ahí tienen la respuesta a la gran pregunta. Si el hombre decidió abandonar su paleolítica y errante vida, fue porque estaba impulsado por el deseo de detenerse en algún lugar para pillarse una cogorza como Dios manda.
Lo más bonito del asunto es que Reichholf no habla del alcohol en general, sino (concretamente) de una de sus más brillantes y sublimes manifestaciones: La cerveza.
Alemán tenía que ser. Supongo que si la investigación estuviese dirigida por un científico español, el homo sapiens de turno habría descubierto el Neolítico para beber vino de Rioja en vez de Mahou cinco estrellas.
De un modo u otro, la vida parece más bonita desde que soy consciente de que todos los grandes logros de esta civilización, desde las pirámides de Egipto hasta los garabatos de la Capilla Sixtina; desde la gran muralla china hasta la huella de Neil Armstrong en la luna... tuvieron como detonante esa necesidad de refrescarse la garganta y las neuronas con esta vieja amiga mía...
... LA CERVEZA.
La maravilla, después de conocer la cerveza ya no hay otro alcohol para mí. Puede no ser el más glamuroso, pero es el más respetuoso con el cuerpo y sus necesidades. Es la mejor teoría que he oido hasta ahora.
ResponderEliminarUn saludo
ResponderEliminarHola Regina :)
ResponderEliminarEso lo explica todo...
ResponderEliminarEntonces si hubiera habido bares de carretera, ¿nunca nos hubiésemos hecho sedentarios?
ResponderEliminarTiene toda la lógica, de hecho
ResponderEliminar-La comida sabe mejor si la acompañamos de una caña (y ya puestos a pedir en una terracita y con un sol espléndido)
-Nos relacionamos mejor si lo acompañamos con una cerveza (ya ni te cuento si son tres o cuatro)
Y lo que vosotros no sabeis....
incluso nuestro pelo está mas rubio y brillante si le echamos cerveza por encima.
:p
Amén...
ResponderEliminarJajajjaja
ResponderEliminarAhora lo entiendo todo!!!
Las pirámides... color cerveza
La huella de Armstrong... solo hay foto de una, por qué? estaban desordenadas.
La Capilla Sixtina... si te fijas bien...
http://farm3.static.flickr.com/2183/2464163463_b65ebb24ae.jpg?v=0
Tela marinera, Homer es Dios, siempre lo sospeché...
Me alegro de que os hagáis eco de esta gran noticia.
ResponderEliminarQueda demostrado: La cervezas es el arché, el principio último, el origen y el destino de cualquier cosa que merezca la pena.
Y por si fuera poco, tiene espuma :)