jueves, 11 de octubre de 2012

ESPAÑA VA MAL, ¡¡PERO QUE VIVA!!




¡Que sí! ¡Que son tiempos difíciles! ¡Y que tenemos el gobiero que nos merecemos! ¡Y que la masa es tonta o lo parece!

Pero me aburre cansa un poco esa actitud tan extendida de: "Es que los españoles somos los peooooor." "Es que hay que largarse de Españaaaaa." "Es que somos el culo de Europa y el norte de Áfricaaaa."

¡Que sí! Que yo también comprendo el origen de esos argumentos, y en parte incluso los comparto.

¡Que sí! Que en ocasiones hago chistes al respecto, amparado por esa norma sagrada de que "yo me considero legitimado para insultar a mi familia, pero si alguien ajeno intenta hacer lo mismo, le arranco los pulmones".

¡Que sí! Que en realidad no se me ocurre un tercer "que sí", pero cuando uno empieza con esto de las repeticiones, se siente obligado a escribir lo que la gente espera de él, y en cierto modo, de esto va a tratar esta entrada (o no).

En serio: Sé que hay mucha gente que se desengaña de España de manera sincera, y lo comprendo, lo respeto - en contadas ocasiones incluso lo experimento en mis mismísimas carnes - pero existen también - en mi opinión - algunos peleles que esgrimen eso de "me avergüenza ser español" porque, de algún modo, eso les hace sentirse más listillos que el común de los mortales.

¿Qué tengo yo que decir al respecto? Probablemente nada.

¿Qué quiero yo decir al respecto? Probablemente mucho.

Tomad respiración.

Porque lo que voy a decir probablemente os joda:

¡¡España no está tan mal, joder!!

Os gusta contemplarla como un jardín de infancia repleto de catetos porque eso, de algún modo, os hace parecer a vosotros más sofisticados.

Es comprensible. Todos hemos querido ser Francisco de Quevedo. (bueno, eso no es cierto. Algunos follábais ya en el instituto, pero cualquier capullo que haya aguantado leyendo hasta este punto, habrá querido ser Quevedo, o algo peor)

¿Qué intento decir con todo esto? ¡¡Ni yo mismo lo sé!! (y en eso sí que me cuesta empatizar con mis compatriotas españoles que, reconozco: es habitual que presuman de saberlo todo)

Por lo pronto, sí me apetece rebatir esa afirmación que he leído atribuída a Jacinto Benavente, a Pío Baroja y que, a este paso, dentro de poco veré atribuída a Pérez Reverte en algún enlace de Facebook:

"El nacionalismo es una enfermedad que se cura viajando."

Pues... ¿Qué queréis que os diga? Yo nunca me he considerado un "españolista" compulsivo, aunque he visitado unos cuántos países. En algunos de ellos incluso me he quedado durante una temporada.

Y os aseguro que en mi caso, cada vez que he salido de España he llegado a la conclusión de que:

"Me quedo con España."

"El amor por España es algo que se cultiva viajando."

Y en parte puede ser porque me he criado en este marco cultural, etc, etc, etc, etc, mierda, mierda, mierda. O en parte puede ser porque me intimida lo desconocido (eso último casi que lo descarto. Me he criado en una isla en la que la multiculturalidad estaba a la orden del día. Y era maravilloso)

El caso es que cada vez que decís:

"España está perdida. Hay que emigrar. Aquí no nos valoran"

me siento como si me dijéseis:

"Tu abuelo está muy mal. No le dan más de tres años de vida. Desconéctalo de la máquina".

Y me considero muy ignorante. ¡En serio!

Los movimientos político-económicos se me antojan tan enigmáticos como los roces de las placas tectónicas. Por cada grupo de gente que me argumenta una cosa, conozco otro grupo de gente que me argumenta lo contrario. Y yo nunca tengo datos suficientes para dilucidar si la razón está de parte de los unos o de los otros.

Ni siquiera tengo la seguridad de que los pocos datos que reciba por parte de los unos o los otros... sean fiables.

¡Putos españoles analfabetos de mierda! ¡Ellos tienen la culpa de todo!

Pues qué queréis que os diga...

"El amor por España es algo que se cultiva viajando."

Aquí no tiro de datos estadísticos de mierda, ni de lo que lea en los periódicos.

Aquí hablo de mi experiencia personal, que no considero 100% fiable, pero sí más fiable que cualquier otras cosa (es decir: vosotros)

Cuando he salido de nuestro país, las cosas nunca han sido tan bonitas como las pintaban. Los franceses pueden tener un sistema educativo más acertado que el nuestro (no pienso negarlo, en todo caso les  suplicaría que nos lo implanten a nosotros) pero he vivido en una ciudad fronteriza de España con Francia y os aseguro que todos los galos que nos visitaban combinaban la grosería con la prepotencia. Suspendieron mi test particular.

Los nórdicos son quizá los únicos que han llegado a demostrar que el socialismo bien entendido (doctrina que yo defiendo muchísimo) puede funcionar... pero tienen una de las tasas de suicidio más elevadas del mundo, y no ponen cortinas en las duchas... ni ponen cortinas en las ventanas (y hablamos de un país en el que amanece a las cinco de la mañana - no - saben - vivir - )

No soy - os lo aseguro - un viajero consumado, pero me he recorrido la mitad de Europa, y - sin considerarme nacionalista en modo alguno - creo que, aunque podríamos aprender mucho de cualquiera de esos países vikingos, todos ellos podrían - a su vez - aprender mucho de nosotros.

No creo que le hagamos ningún bien a nuestro país insultándolo y tratándolo como si fuera basura.

Porque nuestro país somos nosotros.

Tenemos aún tan arraigada (incluso quienes no la vivimos) la lacra del franquismo que no nos damos cuenta de que cuando insultamos a nuestra nación nos estamos insultando a nosotros mismos.

¡Hasta ese punto nos han denigrado! ¡Hasta ese punto nos han desposeído!

Y es peligroso no sentirte parte de tu país, porque los que "ocasionalmente manejan las riendas de tu país" aprovechan esas "crisis de identidad" para metértela doblada.

Aprovechan esa incongruencia: Tú no eres España.

De repente te viene el Rajoy de turno y te dice:

"España no tiene dinero, así que tú vas a pagar por ella. Vas a desembolsar buena parte de tu propio dinero para ayudar a España. Vas a pagar más IVA, y vas a pagar más por el metro, etc, etc, etc"

¿¡Qué cojones!?

¡¡Tú formas parte de España!!

¡¡Si España no tiene dinero, tú tampoco!!

¿¡Por qué cojones tienes tú que pagarle las deudas a España cuando se supone que tú formas parte de la susodicha España!?

¡¡Pues porque han conseguido que tú no te consideres parte de tu propio país!!

Han aprovechado una serie de circunstancias anómalas, gracias a las cuáles somos muchos los españoles que no nos sentimos identificados con nuestra propia bandera, con nuestro propio himno...

Han conseguido que parezcáis más inteligentes y más modernitos si renegáis de las hectáreas del territorio en las que estáis inscritos, y del sistema legal al que estáis sometidos.

Yo me imagino a un boxeador intentando darlo todo en un combate de boxeo muy jodido, luchando a duras penas contra un rival que ha tenido medios para prepararse mejor que él, en un combate amañado... en el que le han echado arena en los ojos... en el que han permitido doparse al contrincante... en el que muchos mafiosos han apostado una fortuna y quieren asegurarse de que nuestro chico muerda la lona.

España es ese boxeador jodido, en un ring europeo en el que las reglas quizá están amañadas, en el que hay demasiados intereses turbios moviéndose en forma de apuestas...

Lo último que necesita ese boxeador apaleado es que su entrenador, en lugar de decirle "Animo, tú puedes, venga, sal ahí y machaca a ese hijoputa" le insulte y le increpe y le suelte un: "Te están dando la paliza que te mereces, me has decepcionado, ríndete, no tienes ninguna posibilidad, ni siquiera eres digno de que te entrene con todo mi interés, da igual lo que te esfuerces: me has decepcionado".

A veces tengo la impresión de que somos prisioneros de "los rollitos que molan del pasado". Mola emigrar. Mola renegar de tu país. ¡Todos nuestros ídolos lo hicieron en su día! ¡No eres profeta en tu tierra! ¡Eres exótico! ¡No te olvides de coger tu moleskine!

¡Y ojo! ¡Que lo entiendo! Porque nuestro país no nos lo pone fácil. Y porque ahora hay otros sitios donde les va mejor, donde son más receptivos, más abiertos...

Y yo soy el primero (a veces pienso que el único) que firmaría con los ojos cerrados un: "No hay fronteras. A partir de ahora, que todo el mundo sea libre de ir a aposentarse en donde quiera."

Pero eso no significa que firme un cheque en blanco en pro de: "la culpa es de España porque aquí son todos unos paletos"... sinceramente: Creo que ese argumento es injusto con España, y es injusto con vosotros, porque en un 90% de los casos os disminuirá el nivel de autocrítica y os hará pensar que la culpa de que las cosas no os salgan bien no se debe a vuestra falta de empeño, sino a que "no sóis profetas en vuestra puta tierra".

Mis socios y yo intentamos sacar adelante un largometraje en una isla remota que está a 100 kilómetros de África. Fue un puto infierno. No había allí logística para rodar lo que queríamos rodar, ni había comprensión, ni había empatía...

 Me juré a mí mismo que jamás volvería a intentar rodar una peli en mi isla. Y sin embargo... creo que si mañana mismo me ofreciesen intentar rodar otra peli en Fuerteventura, aceptaría.

Porque es mi isla.

Porque allí están mis padres. Porque la gente piensa y habla de una forma que comprendo.

Porque la anterior peli - por coincidencias mágicas - la rodamos en el mismo edificio en el que vimos nuestras primeras pelis cuando éramos niños.

Porque aunque yo no he nacido en Fuerteventura, ni tengo ningún antepasado en esa isla... ese trozo de tierra en medio del Atlántico significa más para mí que cualquier otro sitio, y no me apetece renegar de él a la primera de cambio,

del mismo modo en que supongo que no me apetecería desconectar a la primera de cambio a un abuelo enchufado a una máquina de respiración asistida.

Y por si queda alguna duda tras tanto alegato "pro-España", quiero especificar que me la suda Rajoy, que me la suda el PP...

... pero me niego a dar a España por perdida, porque en ella he crecido, y en ella he aprendido "a vivir"... y me jode que una facción política con la que en absoluto comulgo pretenda apropiarse de ese "concepto España".

¡¡¡No!!!

Es como si quisiesen quedarse con toda la tarta y depositasen sobre ella un mojón de mierda para que los demás, por puro asco, renunciemos a la tarta.

¡No tragamos con eso!

Que se queden ellos con la porción del pastel en la que decidieron posar su mojón... y nos dejen el resto a los demás. No tienen derecho a contaminar todos los nombres, todos los símbolos, todas las banderas...

España no son ellos. España somos todos. Lo queramos o no. Incluso los que se quieren independizar. Y si se independizan, no serán enemigos. Serán hermanos. (pero eso es otro post)


jueves, 4 de octubre de 2012

LA VERDADERA CRISIS DEL AUDIOVISUAL ESPAÑOL


Septiembre ha sido un mes de movimiento para mí.

Da la impresión de que los engranajes del mundillo audiovisual, aunque oxidados, chirriantes, se vuelven a poner en movimiento, poco a poco.

Tras varios meses estériles en los que nadie me llamaba para nada, en los que tenía que inventarme yo mismo excusas - o asociarme con otros don quijotes - para mantenerme ocupado... para seguir considerándome escritor...

¡zas!

... me llaman el mismo día para dos posibles curros.

Y a los pocos días me surge otra oportunidad.

Y eso no es todo: De repente parecen retomarse otro par de proyectos que yo ya suponía muertos y enterrados.

No sé si debo hablar mucho sobre todos esos proyectos, porque de momento ninguno ha dado sus frutos, de momento no es seguro que salgan adelante, de momento ni siquiera es seguro que cuenten conmigo para ellos. Ya se sabe que todo son quimeras, y que los vientos cambian de dirección constantemente.

De hecho, la mayoría de esos proyectos, o curros, o promesas parecen sometidos a un mismo ciclo. De repente, todos ellos dan la impresión de detenerse a la vez. Dejan de llegarte noticias, dejan de pedirte cosas. Y justo cuando empiezas a "cambiar de chip" para regresar a proyectos más personales...

¡zas!

... vuelven a llamarme. Casi a la vez. Todos esos "asuntos" vuelven a arrancar casi al unísono.

Así ha sido mi vida durante el último mes: Pasar dos o tres días sin parar, escribiendo para otros, respondiendo a llamadas, intercambiando mails... y acto seguido un "ya te llamaremos si sale adelante", "la cosa tiene muy buena pinta seguro que sale y bla, bla, bla..."

Tras esos dos o tres días de haber estado ocupado, motivado, ilusionado... llega el bajón de los siguientes cuatro o cinco días de silencio, de espera. Entonces intentas volver a concentrarte en tus apuestas más personales... y es justo entonces cuando te vuelven a llamar.

Como el mosquito que aguarda a que estés a punto de dormirte para zumbar en tu oreja.

Todo me recuerda sospechosamente a lo que me sucedía hace años, cuando empezaba en esto y me dejaba timar.

No obstante, para mí lo más jodido del asunto no es esa sensación de coitus interruptus constante.

Para mí la auténtica crisis de nuestro sector audiovisual es:

LA MALA EDUCACIÓN DE LA GENTE.

De un tiempo a esta parte, ése es el rasgo más significativo que detecto en muchos de los integrantes de ésta, mi "profesión de putas".

Es algo que me desmoraliza mucho más que la incertidumbre en sí. La incertidumbre es endémica, inevitable. La actitud de la gente, sin embargo, me embajona, y hace que me plantee muchas cosas.

No sé si sabéis a qué me refiero:

Gente que dice que te llamará al día siguiente para una reunión y luego no te llama. Ni al día siguiente, ni al otro, ni al otro, ni nunca. Ni siquiera para dar explicaciones.

Gente a la que entregas el trabajo que te ha pedido - por el que ni siquiera estás cobrando todavía - y no es sólo que no se molesten en darte las gracias... ¡es que ni siquiera se molestan en darte acuso de recibo! Sólo vuelven a escribirte cuando necesitan que les escribas otra cosa o les soluciones no sé qué.

Gente que, cuando un proyecto supuestamente imparable sufre un parón, no tiene la consideración de llamarte o escribirte para tenerte al tanto. Lo tienes que deducir tú por tu cuenta.

Tampoco quiero ser injusto. No todos son así. También encuentro de cuando en cuando - menos mal - gente agradecida y educada. Gente que sí se molesta en informarte cada cierto tiempo, que se disculpa si, por algún motivo, tarda en contestarte. Gente que es excepción que confirma una regla.

Pero la tónica general, al menos a mi alrededor, es lo otro: Mala educación, malas maneras, desconsideración.

Eso, en alguien como yo, tiene un efecto muy nocivo.

Porque, en contra de lo que se cree, los escritores no queremos escribir para nosotros mismos. Queremos escribir para la gente. Queremos entretenerles, conmoverles, ayudarles... o cualquier otro infinitivo que sugiera algo útil.

En ese caso... si en tu día a día apareces rodeado de ingratos, de desconsiderados, de impresentables, de egoístas que te piden todo sin darte nada a cambio... ¿qué concepción del mundo cristalizará en el rincón más subliminal de tu mente? ¿Qué concepto de la Humanidad prevalecerá en tu cabeza? ¿Te seguirá apeteciendo ayudar a otros seres humanos, o acaso te nacerá más bien el impulso de escribirles cosas nocivas, cosas que les insulten, que les abofeteen, que les jodan la vida?

Soy consciente de que las malas formas de toda esa gentuza no son del todo malintencionadas. No son malas personas. Son algo todavía más jodido y más decepcionante: Quizá imbéciles, quizá niñatos irresponsables (independientemente de su edad), acaso títeres vacíos sin empatía y sin principios.

Así mismo, soy consciente de que la irrupción de tantas redes sociales ha cambiado la forma de comunicarnos, ha descojonado los protocolos. Acaso existe una tendencia automática a frenar con desplantes unas posibilidades de feedback tan inmediatas, tan vertiginosas que se nos escaparían de las manos. Quizá nuestros cerebros echarían humo si intentasen procesar las interrelaciones a la velocidad que permiten las nuevas tecnologías. Yo qué sé. Analizar este punto concreto requeriría un post aparte.

De un modo u otro, internetlandia y smartphonelandia son territorios recién descubiertos, aún inexplorados. Son el Salvaje Oeste. Y en el Wild West la educación brillaba por su ausencia. La gente escupía en el suelo de los bares y se mataba en las calles.

O tal vez sea cosa de "la otra crisis". Tal vez todas las crisis vengan juntas, cogidas de la mano, haciendo el 69 como el huevo y la gallina. La población se embrutece. Si degradas a alguien en lo material, acabarás degradándolo también en lo espiritual y en lo moral. O viceversa: Igual es la degradación moral y espiritual la que nos conduce a situaciones materiales degradantes.

En cualquier caso, yo he tomado un par de desiciones para intentar sobrevivir a este Salvaje Oeste sin perder la fe:

Decisión 1:

No ser como ellos. No acabar convenciéndome a mí mismo de que "si todo el mundo lo hace, debe ser normal". No ceder a la tentación de ser ineducado, ni ceder a esa filosofía de "15 minutos tarde no se considera retraso". Esforzarme por ser agradecido y considerado con cualquiera que trabaje conmigo o para mí. Saber cuándo he de decir un "gracias" y cuándo he de escribir un "lo siento". Cuando no pueda avanzar en un proyecto - incluso si lo hago "de gratis" - tener al tanto de ello a los implicados. Si no estoy interesado en algo o no puedo asumirlo, decirlo sin tapujos, en vez de marear a otros teniéndolos a la espera, en stand-by. Si estoy interesado, transmitir mi interés con mails, con whatsapp, con señales de humo, con lo que sea, constantemente.

Decisión 2:

Valorar como se merece a esos pocos que, dentro de este Salvaje Oeste, siguen manteniendo las formas. Dar prioridad a esa minoría de personas íntegras que te tratan con educación y con respeto. Prefiero trabajar con gente así (aunque los proyectos sean menos tentadores) que con los otros: Los miserables, los gilipollas, los payasos. A ésos hay que ir arrancándolos poco a poco del jardín, como a las malas hierbas.