viernes, 21 de enero de 2011
LA TORTUGA NO OLVIDA
El concepto absurdo de hoy:
Las tortugas son animales extraordinariamente longevos. Creo que la más vieja conocida hasta la fecha murió con 250 años. ¡Eso quiere decir que nació en el siglo XVIII!
Recuerdo que precisamente en el siglo XVIII el capitán Cook regaló una tortuga gigante a cierto monarca. La tortuga en cuestión acompañó a la familia real durante casi dos siglos.
Ahora es cuando os pido que imaginéis: Una reina de esa dinastía. Es una sádica reprimida. Cuando nadie la mira, le gusta torturar a la tortuga. La pincha con alfileres. La quema con velas encendidas. La tortuga es demasiado lenta para huir. Recluirse en su caparazón tampoco le sirve de gran cosa.
Nadie sospecha ese comportamiento en la reina, que a los noventa años fallece plácidamente en su cama, de muerte natural. Y pasa a la posteridad como una buena señora.
Transcurren décadas, o incluso más de un siglo...
... y esa reina se reencarna en una humilde niñita.
Cierto día, la niñita visita los jardines del palacio real. Cuando la tortuga ve a la niña, reconoce en ella a la sádica hija de puta que antaño le jodió la vida. Las tortugas tienen instinto para eso.
Ahora su antigua ama no es una señora robusta, no... Ahora es una criaturita bastante más pequeña que la propia tortuga. Las tortugas gigantes hacen honor a su nombre. ¡Pueden llegar a pesar 200 kilos!
El testudo se dirige hacia la niña, que sonríe inocentemente. La pobre cría no entiende lo que está ocurriendo hasta que ya es demasiado tarde. El animal alarga el cuello y le muerde el tobillo. La niña grita. La tortuga tira con fuerza de la pierna infantil, haciendo que la niña caiga al suelo. Antes de que la pequeña tenga tiempo de levantarse, su mascota de las vidas pasadas empieza a pisotearla, rompiéndole huesos con sus doscientos kilos de peso.
Y le muerde la cara. Varias veces.
Cuando los jardineros del palacio logran apartar a la tortuga, la niña ha recibido una buena paliza. Tardará meses en recuperarse, su cara quedará desfigurada para siempre. Pero eso no es lo peor.
Lo peor es que mientras es agredida, la niña lee mucha verdad en los ojos de la tortuga. Hay una conexión en esa mirada. De alguna manera, la niña sabe que se merece lo que le está pasando. No sabe qué ha hecho para merecerlo, pero sabe que se lo ha ganado a pulso.
Y así crecerá esa niña, con la sensación de merecerse lo peor en esta vida, pero sin saber qué coño ha hecho para merecerlo.
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4 comentarios:
si, a mi me paso una vez. :P
La tortuga de una amiga ataca a todos los humanos, es muy graciosa :) Pero no es gigante ni nada, se te lanza contra el pie (guardando la cabeza) y da un poco de yuyu
Bravo Juanjo, eres el puto amo! Y... la tortuga también, claro, no me la vaya a encontrar.
Jack: ¿Y a quién no?
Patch: Yo he tenido muchas tortugas en mi infancia y sí que son agresivas cuando quieren.
Drunky: Gracias! Y cuidado con las tortugas!
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