viernes, 26 de septiembre de 2008

DÍGALO CON EMOTICONOS


Me apetece hablar de los emoticonos, esas entrañables garrapatas que han proliferado en los textos post-post-requete-post-modernos, que se adhieren a los textos, parasitándolos, o quizá conviviendo con ellos en una suerte de simbiosis. A veces son rudimentarias combinaciones de puntos, guiones, asteriscos, paréntesis. Otras veces son dibujos poderosamente simples, casi icónicos. Los más bizarros recurren incluso a aberraciones animadas, ora simpaticonas, ora horteras, ora según del cristal con que se miren.

Existe una tendencia lógica a menospreciar el emoticono como complemento de cualquier texto. Ningún escrito serio puede contener emoticonos. Es vulgar, infantilón incluso.

Pero no nos engañemos: Es muy posible que estas graciosillas garrapatas signicas acaben imponiéndose por una mera cuestión de utilidad. Es muy posible que los Josés Saramagos y los Gabrieles Garcías Márquez de dentro de veinte años, incorporen emoticonos en sus novelas ganadoras de premios nóbeles.

Como sostiene el gran Umberto Eco, el lenguaje se comporta de una manera similar a los organismos vivos. Tal es la complejidad del tejido sígnico que nos une. Y los organismos vivos siempre mutan de forma darwinista (o incluso lamarckista), adaptándose a su entorno de la manera más eficiente, capacitándose para sobrevivir.

Esas mutaciones pueden derivar en garras y dientes afilados, en cuellos largos, en técnicas de camuflaje, glándulas venenosas...

El homo sapiens, a lo largo de su inabarcable y cortísima historia, ha ido adaptándose a su entorno (e incluso transformándolo) gracias a mutaciones de ese tipo. Desde el famoso pulgar oponible, pasando por un mayor volumen encefácilco, capacidad de abstracción, capacidad de generar lenguajes doblemente articulados, sociedades, y mil cosas más.

¿En qué punto de nuestra evolución nos encontramos ahora?

Pues resulta que ha entrado un par de nuevos factores en nuestro entorno: El cyberespacio y la telefonía móvil.

Esos factores se complementan entre sí y se combinan con otros factores, cambiando nuestras pautas de comportamiento, nuestras costumbres... Es una realidad, no sé si triste, o simplemente real: Cada vez podemos resolver más asuntos a distancia, prescindiendo de la comunicación humana directa, cara a cara, sin intermediarios tecnológicos.

Más de la mitad de la información que se transmite en una conversación se obtiene de la comunicación no verbal (gestos, sonrisas, miradas, tono de voz, posición de las manos y los pies, orientación del torso...). Por eso, en muchas ocasiones, huímos de esas conversaciones directas, y preferimos refugiarnos en el mundo (bastante más ambiguo) de la comunicación escrita. Uno se siente bastante menos vulnerable escribiendo. La escritura hace que todo pase por un filtro racional, más susceptible a manipulaciones, elaboraciones, procesamientos. Y así no se tiene que invertir energía en disimular los auténticos sentimientos, puntos débiles y subtextos que podrían haberse escapado por las grietas de la comunicación no-verbal.

Ahora bien, la comunicación escrita, como todos sabemos, tiene una capacidad espeluznante a la hora de generar malentendidos. Y ahí es donde surge, de manera espontánea, este código de los emoticonos, una acotación rápida que define el tono de cada frase, un simbolito en la esquina de la partitura, que nos indica en qué clave debemos leerla.

Con sólo dos caracteres al final de una frase :) :( :D :P invitamos al receptor del mensaje a interpretar la información en un sentido determinado que, si intentásemos establecer usando palabras, necesitaríamos escribir otra frase entera.

De ese modo, no es lo mismo leer

Me he quedado solito en casa :-(

que leer
Me he quedado solito en casa :-)

Por eso, si de alguna manera hemos decidido convertirnos en seres-insula, aislados de los demás individuos de nuestra especie para no correr riesgos, avocados a la comunicación escrita, el emoticono significa ahorro de tiempo y de energía, ergo herramienta muy útil para la supervivencia de nuestra especie.

Pero, ¿sabéis cuál es la otra característica que me hace pensar en el emoticono como código sofisticado y con visos de triunfar en nuestra sociedad? Su utilidad a la hora de mentir.

Si examinamos la historia de nuestra civilización, nos daremos cuenta de que la mentira es una pieza fundamental a la hora de mantener cohesionada a nuestra especie, y engrasar la maquinaria que nos hace funcionar como colectivo.

Mentirle a alguien a la cara, es posible, pero también arriesgado. Si alguien te dice una mentira a la cara, lo más probable es que una parte de ti se dé cuenta, al interpretar de forma automática todo ese compendio de gestos, lenguaje corporal y tonos de voz del que hablábamos más arriba. En esos casos, si uno se traga una mentira, es porque no está "escuchando", o porque a veces una parte de nosotros prefiere creerse ciertas mentiras, y llega a la conversación con predisposición a aceptarlas.

Los emoticonos son capaces de "mentir" corriendo la mitad de riesgos.

¿Quién de nosotros no le ha escrito a alguien, alguna vez, algunas palabras de rechazo, algún reproche, alguna queja encubierta y luego, para suavizar el contenido de la frase no la ha rematado con el clásico emoticón de :-P (o su homólogo amarillo, el acid house que saca la lengua) para avisar (aunque no sea cierto) de que estás hablando de coña?

¿No se puede escribir un :-) mientras las lágrimas caen a borbotones por tus ojos, porque no quieres preocupar en exceso a tu interlocutor?

¿Llegará el día en que el presidente de los Estados Unidos mande un mensaje al mandatario de cualquier país islámico, diciendo que "Piensa tomar represalias", y añadiendo al final un guiño de ojo de los que intentan quitar un poco de hierro al asunto y apelar a la complicidad de la otra persona? ;-)

Como ven, se trata de las mismas mentiras que se han usado toda la vida, tanto en conversaciones verbales como en cartas, o bailes. Pero simplificado y, por lo tanto, poderoso. Apelando y engañando a los mecanismos más primitivos (y por lo tanto ingenuos) de nuestro cerebro.

Podemos pensar que los emoticonos son, al igual que las abreviaturas de los sms, un paso más hacia la neo-lingua que proponía Orwell en 1984. Que, al igual que en el mundo de Orwell, la simplificación del lenguaje, al estar tan íntimamente ligada a nuestra manera de pensar, provocará en última instancia la simplificación de nuestros propios mecanismos mentales, haciéndonos así más rebaño, más munipulables...

Podemos pensar que escribir una obra literaria usando emoticonos tendría menos mérito, porque el auténtico escritor, tendría que se capaz de combinar las palabras para que, por sí solas, expresen y evoquen cualquier tipo de sentimiento o emoción. Que recurrir a complementos adicionales es caer muy bajo. Y siempre nos quedará la duda de si los que afirmen eso no serán tan radicales y tan fósiles como los que dicen que el auténtico cine debería apoyarse sólo en la imagen, prescindiendo de diálogos, monólogos internos...

Habrá quien argumente que añadir acotaciones icónicas a una obra literaria fumigaría la ambigüedad y, con ella, el misterio, la poesía, la complejidad, el mismísimo alma del texto. Y posiblemente ese misterio y esa poesía desaparezcan poco a poco de nuestra vida, en general. De nuestra propia condición humana.

Y tal vez sea cierto. Y tal vez no lo sea. O tal vez no importa demasiado. Y puede que la poesía y el misterio sean mercenarios que han venido sólo a acompañarnos durante unos cuantos miles de años, porque mordimos una manzana prohibida que nos nubló la visión, y nos impidió vivir con la autenticidad de los demás animales. Quizá la poesía, la magia, el arte en general... son una prótesis que nos hemos prestado a nosotros mismos, un bastón en el que apoyarnos mientras estemos demasiado cojos e incompletos para poder prescindir de ello.

¿Es el emoticón un camino hacia la perfección del ser humano, o una antesala de su decadencia?

Lo cierto es que yo al menos no lo sé, y creo que este texto no les desvelará a ustedes, ni a mí mismo, mi posicionamiento con respecto al tema.

Quién sabe, tal vez si lo hubiese escrito salpicado de emoticonos...

9 comentarios:

Tay dijo...

Genial! :D

XD <-- Hace unos años no sabes cuánto tiempo tarde en descifrar que quería decir esta horrible cosa

:.

Anónimo dijo...

A mí me pasó lo mismo... me costó un triunfo ASIMILAR que dos puntos y un paréntesis podían crear una cara alegre o triste.

Ahora hago todo lo posible para remarcar mi estado de ánimo con estos simbolitos en mails y sms's varios (y es que la comunicación escrita puede acabar con muchas amistades).

Kike dijo...

¡¡Cuidado!! Puede que, con el tiempo, te acabes conviriendo en una de esas personas que se comunican SÓLO mediante emoticonos

:(

XD

;)

:P

Mierda, es adcitivo.

Anónimo dijo...

Que no Juanjo, que no se ha muerto Harvey Keitel. Que es por un vecino mítico del Verdi. No sufrir. Bueno, sufrir por mi vecino si quieres.

IIIgggggghhh!!!!


(eso sí que es un emoticono)

Anónimo dijo...

Muy bueno el post. A mí el emoticono me encanta, es un elemento creativo que permite más diversión en la conversación y, como dices, más posibilidades para interferir en la percepción del otro sobre lo que escribes.
El emoticono es un avance desde todo punto de vista.


Mi emoticono favorito siempre ha sido y será esteitu


O_o

Sustitutivo natural de "¿"

Anónimo dijo...

No se si estoy en contra o a favor...al principio me parecían una horterada, y ahora tiro de ellos como todo el mundo.
Claro que me ha dado por sonreir, al pensar que si con el tiempo se extienden termine usándolos incluso en mi curro...
imaginate:
-de una parte: el vendedor :)
-de otra: el comprador :)
o en una declaración de herederos, tendría que poner :D o :¨ (ese existe??)
soy macabra...
y empiezo a degenerar...

Juanjo Ramírez dijo...

Tay: ;)

César: :O :)

Kike: :D

Xavi: Iiiiiihhhhhggg


Gonzi:
O
)
o

Cata: :| :) :D

Ando chungo de tiempo libre. A ver si mañana puedo actualizar!!

Abrazos

ShOrTy dijo...

Lamento poder entrar de vez en cuando, me he perdido grandes temas como este.

Primero, me gustaría comentar un juego llamado Mass Effect, donde en la trama, existe una raza alienigena, que para poder complementar sus ideas, antes de decirlas, explican su estado de animo y el sentido de su frase.

asi por ejemplo si van a dar una noticia triste dicen:

"Noticia con un profundo dolor en el corazón, esperando poder apasiguar el inminente dolor que causará en el receptor: tu señor padre ha muerto, siento informar lo"

su explicación, es básciamente que las palabras son solo una herramienta para expresar ideas, pero para expresar emosionas se quedan cortas, ellos las usan para expresar emociones por igual, debido a que son gorditos y tiesos, no tienen mucho lenguaje corporal que digamos.

"Quizá la poesía, la magia, el arte en general... son una prótesis que nos hemos prestado a nosotros mismos, un bastón en el que apoyarnos mientras estemos demasiado cojos e incompletos para poder prescindir de ello"

...eso ha sido brutal, se lo he mostrado a un amigo que studia arte y se ha quedando pensando un ratote. :D

Juanjo Ramírez dijo...

Hi again, little Shorty!! :D

Me han hablado muy bien de Mass Effect. Deduzco que este juego te ha compensado la decepción que te produjo el Assasins Creed ;)

Un abrazo!